Espantar el miedo y recuperar la normalidad
Aún con la angustia en el cuerpo, los canarios residentes en Bruselas que han compartido su testimonio con CANARIAS7 se sienten afortunados porque los atentados no han afectado directamente a sus familias ni amigos cercanos, aunque a la espera de conocer la lista oficial aún temen que algún compañero de trabajo pueda estar entre los heridos.
Buena parte de la colonia canaria trabaja en las instituciones europeas, por lo que muchos estaban ya en sus oficinas cuando, mientras seguían incrédulos las noticias que llegaban sobre lo que había pasado en el aeropuerto, sintieron la explosión que tuvo lugar en la estación del metro, apenas a 200 metros de los edificios de los organismos comunitarios.
Los términos con los que califican la experiencia vivida son coincidentes: consternación, caos, incertidumbre, desconcierto, inquietud por las personas a las que tardaron en localizar. Un día después de los atentados afrontan la difícil tarea de intentar recuperar poco a poco la normalidad. Desde su domicilio, donde se ha tenido que quedar a trabajar por vía telemática ante las dificultades de llegar al centro por falta de transporte, el tinerfeño Eduardo de Armas destaca como en lugar de recluirse en sus casas, mucha gente ha optado por vencer el miedo y reunirse en el centro para expresar su solidaridad con las víctimas y demostrar su unión frente al terror. «Si nos vence el miedo los terroristas habrán ganado», señala. Kristel Moreno, de origen grancanario, adelanta que piensa acudir a la protesta contra la barbarie convocada para el domingo en la Plaza de la Bolsa, donde ayer ya pudo verse una bandera canaria con un escudo de Bélgica superpuesto.
Serenidad. Lo más difícil ha sido crear un clima de serenidad para evitar el trauma a los niños. Una tinerfeña que trabaja en una organización no gubernamental (ONG) internacional cuenta que ayer puso huevos de pascua a sus tres hijos en la mochila hubo colegio aunque sin actividades externas- para «dar un poco de dulzura» a los chiquillos, que no entienden muy bien qué está pasando. Lo principal para todos ahora es volver al ritmo de sus vidas cotidianas como antes de los atentados, pero coinciden en que nada en Bruselas volverá a ser igual.