En Tanzania, era feliz con lo mínimo para vivir, dice una cooperante

EFE

Ruth Llàcer es una experta en finanzas internacionales que trabaja en La Caixa en Madrid y que en unas vacaciones solidarias en Tanzania descubrió que podía ser feliz con lo mínimo para vivir. Su relato es el de uno de los cuarenta trabajadores de la entidad catalana que este año participan durante sus vacaciones en proyectos de cooperación en la India, Marruecos, Gambia, Camboya, Mozambique, Senegal, Tanzania, Ecuador, Bolivia, Colombia, Perú, Nicaragua, El Salvador, Guatemala y República Dominicana. En una entrevista con Efe, Ruth, de origen valenciano, explica que ya había tenido una experiencia internacional y que cuando comenzó a trabajar en La Caixa se interesó por su programa de cooperación en países en vías de desarrollo. Durante el proceso de selección de los voluntarios, en el que se tiene en cuenta el perfil, la experiencia y las expectativas, Ruth precisa que le ofrecieron la posibilidad de ir a varios países, pero se decantó por Tanzania porque el proyecto estaba relacionado con el jengibre. "Me apetecía muchísimo irme a varios países. En un principio, no me importaba el país mientras fuera de habla inglesa, pero elegí Tanzania porque me apasiona el jengibre. Tenía muchísima curiosidad por ver cómo se producía, cómo se comercializaba y cómo se podía desarrollar en un país africano", asegura. Así, pasó tres semanas del mes de junio, junto a otra compañera de la entidad, en el distrito de Same, situado en la región del Kilimanjaro, donde se dedicó a recorrer las áreas en las que trabajan los pequeños grupos agrícolas que cultivan el jengibre. Su tarea consistió en conocer sus necesidades de financiación, intercambiar ideas con ellos para ayudarles a mejorar su situación y observar dónde se estaban aplicando los fondos que aporta la Obra Social. "Fue fascinante, maravilloso, muy gratificante. Me lo pasé muy bien. Disfruté. Me encontré con gente encantadora, abierta, amigable y generosa, que nos abría las puertas de su casa", asegura Ruth con entusiasmo. La vida en los pueblos de montaña de Tanzania es "totalmente diferente a la nuestra", según esta cooperante, quien afirma que esta experiencia le ha abierto la mente y que ha aprendido a valorar la comida y el agua. "Yo vivía con lo mínimo", detalla. Una vez en España, reconoce la fortuna de poder abrir el grifo y tener agua caliente, lo que echaba en falta en Tanzania, y de poder acceder a una gran variedad de comida, que en el país africano era limitada, aunque "muy buena". "A pesar que de tenemos mucho más, allí son más felices. Yo era muy feliz sin tener casi nada", confiesa. Ruth estaba alojada en una casa de la ONG Ongawa -que impulsa el proyecto de apoyo al cultivo del jengibre subvencionado por La Caixa- con el propósito de vivir, comer y hacer lo mismo que los tanzanos. "Fue una inmersión total en el medio para comprender qué es lo que sienten y qué necesidades tienen. Si quería tomar un café, yo iba a un bar donde solo había tanzanos. No tenía contacto con los blancos", apunta. Se muestra dispuesta a repetir en el futuro una actividad de voluntariado en Tanzania o en otro país y recomienda la experiencia por considerarla "muy enriquecedora". "La gente me aportó mucho más de lo que puedan pensar. Nosotros les ofrecimos conocimientos y les mostramos que hay gente de otro país que está interesada en ellos, que les está potenciando y que les está ayudando", resalta.