El viaje más doloroso de Sergio Lobera

Una semana después de su comparecencia pública de despedida, Sergio Lobera, exentrenador de la UD, abandonó ayer Gran Canaria. Cargado de equipaje y, también, de emociones porque, como ya dijo en su día, no esperaba este desenlace doloroso. Lobera llegó al aeropuerto a primera hora de la tarde acompañado por su pareja y un empleado del club y, aunque intentó pasar desapercibido, fue inevitable que le pararan, camino de los mostradores de salida, varios aficionados que le reconocieron.

Aceptó gustoso la petición de fotografías y escuchó complacido los buenos deseos que le transmitieron a punto de tomar su vuelo para Barcelona. Atrás quedan días de agrio ajetreo con esa mudanza que nunca deseó hacer y, también, de continuas muestras de cariño y afecto por parte de la hinchada. «Me voy con mi gente, a estar con la familia y a descansar mientras pueda aparecer algo. Ya veremos qué trae el futuro», se limitó a comentar conteniendo los sentimientos que le invadían.

Con su destino profesional todavía por definir, Lobera no quiere vacaciones y dedicará las próximas fechas a evaluar las propuestas que le hagan llegar, toda vez que no pierde la esperanza de poder iniciar la próxima temporada ejerciendo su profesión. Confía en que su condición de demandante de empleo sea lo más efímera posible. «Mirando hacia delante sin olvidar lo que dejo atrás ¡Gracias!», dejó escrito en su cuenta personal de twitter antes de irse de la tierra que ha sido su casa.

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