El público juzgará los crímenes del ‘Ciudadano Yago’ en el Guiniguada
No hace falta conocer a los personajes de Otelo, de Shakespeare, para hacerse cargo de los desmanes de Yago, cuyo juicio se celebrará este fin de semana sobre las tablas del teatro Guiniguada, con el público en el papel de jurado popular. En esta obra, de Nacho Cabrera, el instigador de este drama generado por los celos purgará su culpa.
Nacho Cabrera se ha aventurado a deconstruir una de las grandes tragedias teatrales, Otelo, una historia donde celos y ambición van regando de sangre el escenario con un villano evidente, Yago.
Ahora, el dramaturgo ha dado al personaje la posibilidad de defenderse a través de un juicio popular que se celebrará este fin de semana el viernes y el sábado, 21 y 22 de marzo sobre las tablas del Guiniguada de la capital grancanaria.
Miguel Ángel Maciel dará vida al presunto criminal confeso, y Rubén Sánchez Araña aportará la música de su violín y la réplica a un personaje que también sacará a la luz la personalidad y los tejemanejes del resto de los protagonistas del drama trazado por Shakespeare.
«No es un Otelo al uso, sino que se cuenta la historia desde la visión de Yago. Es una contemporanización del mito», explica el autor de esta pieza teatral editada por Mercurio bajo la coordinación de Victoriano Santana Sanjurjo. «Es un riesgo editar teatro porque es oral y, además, este es un texto complejo», señaló el responsable del volumen que incluye el texto en inglés y en italiano, en una traducción de Ángela de Siena.
En la obra, Yago aprovecha la palabra para defenderse de tres asesinatos ante un gran tribunal: el público, que al término de la obra deberá dar a conocer su veredicto. «El texto es de un prodigio enorme porque permite a un solo actor extenderse para dar a conocer la voluntad de los demás personajes», explica el encargado de dar vida al inculpado por Shakespeare.
«Yago, en su defensa alega que no pretendía esas muertes pero odia a Otelo porque, desde su óptica, merecía su puesto», comenta Cabrera sobre los argumentos que esgrimirá el acusado en el escenario. Según el autor del texto y director de la obra, no es necesario conocer la pieza de Shakespeare para votar sobre la culpabilidad o inocencia de Yago, pero quien conozca la obra probablemente «disfrutará más».
«No es un teatro exquisito. Está hecho para que la gente lo entienda. Los teatros en tiempos de Shakespeare estaban llenos de gente. No creo que seamos más tontos», apunta Cabrera.
ARGUMENTO. Según la versión del viejo inglés errante, el negro berberisco Otelo, general del ejército de la república de Venecia, y Desdémona, hija del senador Brabancio, se enamoran y se casan en secreto.
Yago, uno de los alféreces del moro, movido por el odio que siente hacia él, trata de provocar los celos de Otelo haciéndole creer que su esposa le es infiel con Casio, su más leal teniente. Víctima de sus terribles celos, Otelo acaba asesinando a Desdémona y después, al descubrir que todo ha sido un engaño del malvado Yago, se suicida.
Según el autor, Yago, trasladado a nuestros días, sería la aplicación del pragmatismo frente a la justicia y la verdad. «Yago es permanecer impasible ante un desahucio, ante el robo del erario público pensando que es un mal menor, ante el acomodo de una justicia a la carta para que los de siempre y sus hijos se vayan de rositas. Yago es una marca simbólica donde se refleja el desmonte de lo público bajo el pretexto de un mejor funcionamiento desde lo privado; es la contemplación pusilánime del infame trasvase de dinero desde la caja de unos pocos», sostiene Cabrera en la edición del guión.
