El PP de Canarias inicia su guerra interna
"El presidente del PP de Canarias da, ahora, otro paso al intentar que el Gobierno releve a Hernández Bento al frente de la Delegación del Gobierno para colocar a alguien de su confianza, y eliminar de una importante institución a un serio adversario de sus pretensiones".
Martes, 8 de noviembre 2016, 00:00
Será en alguno de los próximo consejos de ministros de los que se deducirá la fuerza o la debilidad del presidente accidental del PP en Canarias, Asier Antona, en Madrid. Antona ha pedido en varias ocasiones el relevo del delegado del Gobierno en Canarias para poner en la Plaza de la Feria a un hombre de su confianza, al mismo tiempo que neutralizar a Enrique Hernández Bento y a su hermana María del Carmen, líderes de una silenciosa oposición que se prepara concienzudamente para impedirle que se haga definitivamente con la presidencia del PP en las islas. El Gobierno de Mariano Rajoy tiene previsto hacer ajustes en su representación en las comunidades autónomas, una iniciativa que corresponde, ahora a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, encargada de administraciones públicas y responsable directa del nombramiento de los delegados del gobierno y de las políticas del mismo en las comunidades autónomas. En Canarias, fue el ex ministro de Industria, José Manuel Soria, el que colocó a los Hernández Bento al frente de la Delegación del Gobierno y en una operación, que nunca se ha aclarado del todo, pero que tiene su origen en fuertes discrepancias personales en la gestión de Bento al frente de la subsecretaría del ministerio de Industria, los descabalgó y recolocó. Lo cierto es que los Bentos cayeron en desgracia en el universo soriano y que se constituyeron en oposición moral y en claves de renovación del partido. Un papel que trataron de ejercer tras la dimisión de Soria de todos sus cargos después del escándalo de los papeles de Panamá, incluido el de la presidencia del PP en las Islas. Los hermanos Bento se vieron arropados por una parte importante del partido que se colocó en contra de que Asier Antona asumiera, de forma provisional, la presidencia del partido, sabiendo que tal hecho lo consolidaría en el cargo una vez se abriera el proceso de renovación en los congresos regionales. Asier Antona, cuya definición dentro del partido ha sido muy ambigua, no suscita grandes adhesiones en los primeros niveles. Nunca se ha sabido con certeza con quién está exactamente, ni siquiera en la etapa de Soria. Intuyó que para el líder del PP canario él era un mero instrumento que se quitaría de encima en el momento que no le conviniese y forzó una serie de lealtades en torno a los opositores al ex ministro. A pesar de este papel mantenía limpias las comunicaciones con los afines al ex ministro, lo que le valió la desconfianza de muchos de los peones que ya se movían en la convicción, o la intuición, de que el ciclo soriano llegaba a su fin y que no veían en el palmero el relevo que necesitaba el partido. Antona abrió así un espacio de desconfianza que aglutinó a varios líderes insulares y a algunos prohombres del partido en las islas y logró crear el espacio de apoyo a Enrique Hernández Bento y a su hermana. Apoyaron, y apoyan, a Enrique Hernández Bento, el PP de Lanzarote, con Astrid Pérez a la cabeza, y el de Fuerteventura, capitaneado por Agueda Montelongo. En Gran Canaria el sustento fue más difuso, pero los Bento recabaron importantes apoyos que neutralizó Asier Antona proponiendo a María Australia Navarro como número dos del partido. En Tenerife también contaron con importantes seguidores, pero que no se terminaron de definir. La cuestión acabó en una trifulca interna al solicitar este sector una gestora hasta la celebración del congreso regional, una propuesta que Génova no aceptó, entre otras cosas porque el PP evitaba así cualquier crisis innecesaria, y no tanto por los apoyos que suscita Antona en Madrid. De hecho, desde que Antona accedió a la presidencia interina del PP en Canarias, ha procurado frenar el apoyo a los Bento. En una operación interna logró que María del Carmen Hernández fuese la candidata del PP por Las Palmas al Congreso, desactivando así sus cargos orgánicos en el partido. En aquel momento Antona dijo que estaba consensuada la salida de la diputada, pero la realidad es que discutió duramente su futuro. Es más, en esta última etapa, a pesar de la escasa actividad parlamentaria, la voz de Bento ha sido apagada en Madrid a favor de la número dos en la lista, Matilde Asián. Antona prosiguió con su política para blindarse en el cargo nombrando en la Ejecutiva Regional, a miembros afines y de bajo perfil político, con un claro desequilibrio hacia Gran Canaria. En la misma línea ha tanteado en múltiples ocasiones la posibilidad de entrar en el Gobierno regional de la mano de Fernando Clavijo, un salto que le permitiría controlar casi la mitad del presupuesto autonómico y nombrar ciento cincuenta altos cargos que consolidarían su liderazgo en el próximo congreso regional, en el que, como anunció ayer el PP, no votará la militancia, sino los delegados. La operación la paralizó Génova, después de que los socialistas canarios lograran meter en la agenda de acuerdos con el PP, a nivel nacional, el pacto canario con los nacionalistas. El presidente del PP de Canarias, da ahora otro paso al intentar que el Gobierno releve a Enrique Hernández Bento al frente de la Delegación del Gobierno para colocar a alguien de su confianza, y eliminar de una importante institución a un serio adversario de sus pretensiones. Ya lo hizo en la subdelegación del Gobierno de Tenerife, donde logró colocar a Rosario Cabrera, una funcionaria palmera de su absoluta confianza. Antona sabe que Hernández Bento ya ha iniciado contactos discretos con miembros del partido y de la sociedad canaria para presentar una candidatura alternativa en el próximo congreso y que el cargo que ocupa le otorga todo el poder para moverse libremente, además de los apoyos que recabó en Madrid en su etapa como subsecretario de Industria y de los que carece Antona, mucho más aislado, aunque protegido por los contactos de Mercedes Roldós en el núcleo duro de La Moncloa.