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El gofio de antes triunfa en el estante

El gofio de antes triunfa en el estante

El que antaño fuera alimento básico de los majoreros ya tiene su museo en la villa de Tetir. Los procesos de producción con leña o por tostadora de combustión, así como los sistemas previos para la molienda del grano, viajan desde el pasado hasta la actualidad para quedar expuestos a la vista de todos en el Museo Activo del Gofio.

Jueves, 1 de enero 1970

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Ha abierto sus puertas en la villa de Tetir el Museo Activo del Gofio, que tiene como sede el inmueble que hasta 1978 fuera una industria del gofio. Al mando está Francisco Román Cabrera, el molinero de La Asomada, que cerró un acuerdo con el propietario de las instalaciones, Casto Martínez, para restaurar el viejo tostador de combustión, el edificio en que se halla y crear un centro de referencia sobre la historia del gofio.

La antigua tostadora de combustión, que se usó hasta 1978, era el puntal de la fábrica del gofio de Tetir, «una de las primeras censadas por Industria en Canarias», según Francisco Román. La fábrica de gofio se puso en marcha en torno a 1948 de la mano de Jaime Napoleón Martínez. De aquella tostadora salió el gofio que alimentaría a los majoreros durante varias décadas. Para arreglar la máquina, deteriorada por los años y las humedades, se contó con la ayuda del maestro Juan Pedro y sus hijos, de La Laguna (Tenerife). Hoy se usa para hacer gofio a partir de grano importado de Argentina.

En el museo, en la carretera de Tetir, también se hace gofio de leña, que era el modo artesano de producirlo antes de que hubiesen tostadoras de combustión. Para el de leña usa grano de millo, trigo y cebada, así como la mezcla de los tres, que Francisco Román compra a cultivadores de Tenerife, Lanzarote, Gran Canaria y Fuerteventura. «Para ver cómo se hacía el gofio canario antiguamente, el tostado a leña y molido por piedras molineras, tanto de viento como de motor, pueden venir aquí. Pueden verlo y, si quieren, moler su propio gofio con un molino de mano», dice el molinero.

El inmueble cuenta además con pesas antiguas, una sala de empaquetado y cernido, viejas herramientas de labranza, dibujos a lápiz de Juan Medina de molinos y molinas, pergaminos en español e inglés sobre el proceso de producción y hasta gofieras y otras herramientas fabricadas por el abuelo Yeyo, que es un reconocido latonero de Teror.

Fancisco Román recuerda que el gofio «se hace de cereales, no de legumbres», si bien es cierto que, «antiguamente, cuando no habían suficientes cereales, en ocasiones se tostaban legumbres que estaban picadas para que durasen más tiempo y se pudiese alimentar a las familias». Hoy, para ver cómo se hace el gofio, se ha de visitar el museo: «Para el de leña se usa tierra blanca, que se pica y cierne hasta quedar finita. Luego se añade sobre el tostador caliente una tercera parte de tierra por medio kilo de grano, que, como está crudo, al coger calor, suelta el vapor que tiene dentro, la tierra se abraza al grano y se va cocinando lentamente desde dentro hacia fuera, eliminando el almidón y las grasas».

Asegura que sus gofios son bajos en almidón y que él, pese a su enfermedad, puede tomarlos: «Soy diabético desde los 8 años y me quitaron el gofio, tenía la ilusión de ser molinero de mayor y hacer un gofio para diabéticos». Estos gofios se venden en la molina de La Asomada, en el Museo Activo del Gofio, en la tienda Fuerte Original y en la Tienda de Artesanía del Cabildo. Y sus sabores se degustan ya en tres heladerías italianas de Corralejo: El Gusto, El Sur y El Pollo Loco.

En casa de Francisco Román eran once hermanos «criados con el grano tostado a leña, como antiguamente». Hace unos años, el Gobierno canario restauró la molina de la familia en La Asomada bajo el compromiso de que diesen a conocer el proceso del gofio al público. El molinero se puso al frente y empezó a producir. Hoy suma numerosos clientes y cada día más gente se interesa por su producto. «El gofio de leña es totalmente natural, sin química. No tiene almidón ni grasas malas, no te da acidez ni sube la glucosa. Y tiene carbón natural, que ayuda contra la pesadez de estómago», añade.

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