El flamboyán enano de Madagascar echa raíces en Fuerteventura

Cinco años después de la llegada de las semillas a Fuerteventura, el Oasis Park ha conseguido que florezca por primera vez en la isla un flamboyán enano (Demolix pumila), un árbol catalogado en peligro de extinción cuyos últimos reductos se encuentran en el sur de Madagascar. El zoológico de La Lajita lleva años trabajando para convertirse en una de las reservas de flora más importantes de España, además de participar activamente en la conservación de especies amenazadas. Sus responsables ven cerca ese sueño después de que el centro haya creado tres grandes espacios: uno dedicado a las plantas tropicales y subtropicales, otro a especies autóctonas, repartidas en cinco hectáreas de terreno, además de un jardín de cactus donde cobran protagonismo las más de una treintena de especies suculentas procedentes del sur de Madagascar. Stephan Scholz es el responsable del Jardín Botánico del centro y uno de los impulsores de este proyecto, que ya lucha por convertirse en el lugar de Europa donde puede observarse el mayor número posible de plantas procedentes del sur de Madagascar, una isla con más de 12.000 especies, de las que unas 5.000 son endémicas. En una entrevista con Efe, este experto en plantas asegura que Fuerteventura tiene los ingredientes idóneos para convertirse en un reducto de la flora de Madagascar gracias a "el clima seco y a las altas temperaturas". Entre los inquilinos procedentes de Madagascar que han ido ganando terreno en los últimos años en La Lajita se encuentran varias especies de baobabs, además de seis de las once variedades de flamboyán que hay en el mundo, de las que nueve se documentan en Madagascar y las otras dos en África Oriental. Stephan patea a diario la reserva del Oasis Park en busca de buenas noticias. La última llegó hace unos días después de que el flamboyán enano se despertara con flores de color blanco en sus ramas y sin ser consciente de que su florecimiento se suma a la lista de logros conseguidos por el zoológico en los últimos años. Este tipo de flamboyán viajó a Fuerteventura en forma de semillas después de que estas fueran adquiridas a través de internet. Cinco años después, Stephan toca la flor como si de un hijo se tratara mientras explica: "Este es el más pequeño de todos los tipos de flamboyán, no llega a superar los tres metros, y tiene un tronco que, con el tiempo, va engrosándose hasta concentrar toda la fuerza". Esta planta atrae bacterias a sus raíces que fijan el nitrógeno y cuenta con flores, con cinco pétalos blancos y grandes estambres, suelen ser polinizadas por aves nectaríferas, además de con el aliciente de ser una especie muy codiciada por los coleccionistas. El flamboyán enano está catalogado en peligro de extinción internacional y solo se localiza en uno o dos sitios del sur Madagascar donde se enfrenta a su utilización como combustible, a la agricultura de subsistencia que corta y quema grandes extensiones de bosque para la plantación de millo o ñaque, además de un pasado no muy agradable de recordar en el que fueron arrasados para plantar piteras y henequenes con los que obtener fibras. Stephan Scholz insiste en la motivación que supone para el Jardín Botánico majorero y para él mismo que el flamboyán enano haya conseguido florecer y, aunque aclara que su extinción no se va a producir rápidamente, "sí es bueno que se halle en zonas donde se puede dar bien gracias a las condiciones climáticas". En unos momentos en los que los termómetros superan los 35 grados en Fuerteventura, el flamboyán enano parece encantado con los fuertes rayos de sol; también lo están Stephan y el resto del equipo que ya sueñan con tener algún día en el centro los once tipos de flamboyán que hay en estos momentos en el mundo.