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Chávez pierde carisma

La agitada y peculiar toma de posesión del nuevo presidente de México, Felipe Calderón, o la celebración del 80 cumpleaños del líder cubano, Fidel Castro, han restado protagonismo al presidente venezolano, Hugo Chávez, con su reelección pendiente.

Javier Fernández Arribas

Jueves, 1 de enero 1970

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Ni siquiera su intención de reformar la Constitución para que el presidente sea elegido de manera indefinida ha causado sorpresa. Siempre se espera que Chávez utilice todo tipo de argucias para ganar notoriedad. Como su desatado vocabulario antinorteramericano, sobre todo sus calificativos hirientes contra el presidente Bush al que ha llegado a llamar 'asesino genocida'. Entre los grandes medios de comunicación internacionales, sólo el New York Times recogía en su portada este sábado la cita electoral del domingo en Venezuela, para resaltar que el crimen se ha disparado con un Chávez que aspira a la reelección. El régimen bolivariano se defiende de estas informaciones con argumentos tenues y en seguida destacan la decisiva labor social en los ámbitos rurales que está llevando a cabo el gobierno Chávez con planes para la educación y la sanidad de los menos favorecidos. La diferencia con la que sea reelegido será el mejor test para comprobar la pérdida de carisma y de apoyo popular de un teniente coronel que se postulaba como azote contra la corrupción histórica, que ha barrido a los partidos políticos tradicionales, pero ahora la practican miembros de su gobierno y del ejército. Lo admiten sus propios colaboradores que aseguran que esa corrupción será depurada en el siguiente mandato, que será el último pero indefinido si Chávez consigue su mesiánico objetivo. Los petrodólares representan la mejor herramienta para el sueño de un dictador que utiliza el sistema democrático para sus fines. Los observadores internacionales no han denunciado irregularidades. La oposición, sí. Pero, precisamente, sean los opositores y su trayectoria lo que representa un problema por su escasa credibilidad entre los menos favorecidos que son la mayoría de los venezolanos. Hay muy poca clase media, es el mal endémico de América Latina, que necesita, entre otras medidas, un buen sistema de impuestos como medio para repartir mejor la riqueza, pero sólo Chile se ha atrevido a implantarlo. Los políticos buscan resultados inmediatos con promesas populistas que les permitan ganar elecciones. Chávez ha gastado buena parte de esas promesas pero son los venezolanos los que tienen la palabra.

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