Cerdán asume el Comisionado de Transparencia 'pisando callos'
El comisionado de Transparencia, Daniel Cerdán tomó posesión de su cargo en un acto al que despojó de toda solemnidad tras desnudarse emocionalmente e incitar así a las Administraciones a que hagan lo propio cumpliendo con la Ley de Transparencia para lo cual, advirtió, va a pisar callos, aunque nunca con acritud ni parcialidad».
Consciente del alejamiento y la desconfianza del ciudadano con los responsables políticos y también de las reticencias de estos a transparentar la actividad pública, Cerdán constató que «estamos en el inicio de un camino» y que la ley de transparencia «no cae beatíficamente del cielo. Por delante hay trabajo, sudor y lágrimas, pero lágrimas de alegría por el conocimiento crecientemente compartido».
Y alegría y alguna lágrima hubo en la toma de posesión que se alejó de formalidades y rigideces previsibles para cargarse de emotividad y nostalgia de quien fue su alter ego: el expresidente del Gobierno, Adán Martín.
En eso, Daniel Cerdán invirtió al menos la mitad de su intervención, en la que brilló por su ausencia cualquier referencia al presidente del Gobierno, Paulino Rivero, que ha sido el firmante del decreto de su nombramiento. En cambio, expresó su reconocimiento hacia el consejero de Presidencia, Justicia e Igualdad, Francisco Hernández Spínola, máximo impulsor de que «la ley coloque a Canarias en vanguardia».
También recordó Cerdán el proceso participativo con que se elaboró la norma -y en el que él mismo participó en uno de los encuentros con la ciudadanía realizados en la sede de Presidencia de Santa Cruz de Tenerife-. Así que «es una ley pegada al suelo, que amplía las obligaciones informativas de la ley estatal», apuntó.
Entre las primeras tareas que se propone hacer, el comisionado señaló la de poner en marcha los portales de transparencia de las distintas administraciones públicas. No obstante, advirtió que «si en los próximos seis meses no se acierta a construir un armazón coherente de los portales y de los procedimientos de reclamación informativa del sistema de transparencia, será muy difícil reconducir el descontrol de noventa y siete reinos de taifas». Daniel Cerdán dijo que su nombramiento constituye un «punto de inflexión que completa un ciclo vital y profesional». Veintiocho años de actividad pública en la que «aprendí que los políticos y los funcionarios son humanos, no supermanes». Y después de esa experiencia «enriquecedora y brutal» afirmó que «la transparencia comienza por tener más tolerancia hacia las razones de los demás».
En cualquier caso, su actitud transparente la puso de manifiesto Cerdán con el «desnudo emocional» que imprimió a todo el acto, no sólo evocando y mitificando la figura de Adán Martín, sino con la mención expresa de sus «amigos» presentes: Ana Oramas, Francisco Pomares, Pedro Pacheco y Pilar Parejo.
