CC y el agotamiento
Antes de capitular como aspirante a presidir el Partido Popular en las Islas, Juan José Cardona hizo en una entrevista a este periódico su particular diagnosis de por qué el ciclo de Coalición Canaria como entidad política de relevancia estaba agotado. Cardona establecía en la incorporación de Pedro Ortega y José Manuel Baltar, consejeros independientes y con naturaleza de origen en la empresa privada, al Ejecutivo de Fernando Clavijo una muestra de la poca confianza que dentro de la jerarquía nacionalista se tiene en sus bases y cuadros medios para ocupar esos puestos.
La factura de Cardona quizá no esté del todo alejada de la realidad, si se hace una mirada analítica a la previa del VI congreso de CC, que se celebrará en Las Palmas de Gran Canaria el próximo mes de marzo. Por el momento no se arroja luz sobre los candidatos que ambicionan a ser la nueva luz del nacionalismo oficialista del Archipiélago.
Y una vez más el aire sopla hacia donde se encuentra José Miguel Barragán, el estajonavista superviviente que procede de la argamasa de Asamblea Majorera. Esta visión refrendaría la poca capacidad para regenerarse de un partido político que hoy todavía tiene las llaves del palacio solo porque se acomoda en el poder gracias a las poco representativas reglas del juego electoral en Canarias, y la confortable permeabilidad mediática que le da su menester de adjudicador de concursos.
Coalición Canaria camina hacia su próximo cónclave entre documentos teóricos que deben recuperar la identidad que, quizá, nunca tuvo. A CC siempre se le ha entendido como una insuperable amalgama de insularismo, con el faro de ATI como foco de larga distancia en su dominio político de las Islas. Esa idea ya es indisociable, repartiendo cuotas y amarrando lealtades a golpe de reparto de fondos, sin nuevas voces en el foro.
