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Baloncesto en las venas

Alejado del mundanal ruido urbano, en su Marzagán natal, Roberto Guerra Santana comenzó a escribir su particular trayectoria deportiva. Allí, junto a su hermano mayor Rafael, encestó sus primeros puntos en la canasta que sus padres habían colgado para el entretenimiento de sus hijos. Bendita idea la suya.

Domingo, 5 de agosto 2012, 22:30

Solo unos meses después los hermanos Guerra ya eran uno más del Clinic de Tamaraceite. «Viendo la NBA de madrugada fue cuando empezamos a engancharnos al baloncesto. A mi hermano le dio por apuntarse en el clinic y yo fui detrás de él, claro», recuerda Roberto. La decisión de Rafa sería clave. Un año después ya formaban parte de la familia del Salesianos Tiburones. «Recuerdo que era el más pequeño, siempre jugaba con compañeros dos o tres años mayores. Cuando realmente empecé a destacar es cuando ya empecé a ir con los de mi edad, en minibasket», relata.

Con la unión de los clubes Salesianos y Claret, Roberto se enfunda por primera vez la camiseta claretiana. «Tuve la suerte de encontrarme con un entrenador como Santi López, que me ayudó a mejorar muchísimo. Creo que ese fue un punto de inflexión en mi formación», asevera.

Su proyección fue meteórica desde ese mismo momento. Tanta, que en su edad junior, Hussein e Himar Ojeda le dan la oportunidad de entrenar con el primer equipo. «Jugaba más bien poquito y en la posición de base. Siempre estaré agradecido de la oportunidad que me dieron».

Consolidación.

Con la llegada de Pedro Martínez al banquillo amarillo, el grancanario se ganó su primera presencia en la galaxia ACB. «Jugué 13 segundos ante el Alicante de Calderón, y la verdad es que no me dio tiempo para nada», recuerda. «Con Martínez me consolido en la ACB», afirma. Y así es. El Gran Canaria se codea con los grandes por entonces. Sus presencias en la Copa, Playoff y competición europea se hacen habituales y el canterano disfruta de minutos y protagonismo. Además, Guerra destaca con las selecciones: plata europea con la selección Sub 20 (en 2002) y un bronce en los Juegos del Mediterráneo con España B (2005).

Pero tras siete temporadas de éxitos con la camiseta amarilla, Guerra decide abandonar la Isla. «Con Maldonado, al que respeto y considero un gran entrenador, no coincidía en su planteamiento del juego. Se me presentó la oportunidad de ir a Zaragoza, y creo que tomé una decisión arriesgada pero valiente», afirma tajante.

En la ciudad maña vivió momentos agridulces. Tras una buena primera temporada, el club desciende a la LEB y en mitad de la temporada sufre una rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha. «A partir de ahí todo cambia, y además no me sentí nada apoyado por el club, con el que rescindo finalmente», recuerda.

Tras superar la lesión y volver a sentirse jugador de elite en Granada, primero, y Palencia, después, Roberto Guerra está de vuelta. Atrás queda ya aquel niño que empezó a lanzar sus primeras canastas en Marzagán; su etapa de eterno canterano de amarillo y, sobre todo, su lesión de rodilla. A sus solo 29 años, aún no ha dicho ni mucho menos su última palabra. «Ahora me siento más maduro y preparado que antes», avisa.

«El esfuerzo que hicieron mis padres es impagable»

No olvida Guerra quiénes le han dado la oportunidad de cumplir un sueño. «Mis padres [Ana María y Rafael] fueron claves para que hoy en día sea jugador. Viviendo en un pueblo alejado de la ciudad, y ellos trabajando todas las mañanas, siempre uno u otro iban a buscarnos al colegio para llevarnos al entrenamiento. Hicieron un esfuerzo impagable», destaca.

Futuro en el aire.

Tras cumplir su etapa la pasada campaña en el Palencia de LEB, el escolta isleño espera empezar la próxima campaña desde cero en un equipo que crea en su calidad. «Me sigo considerando un buen jugador para jugar a nivel ACB, LEB Oro o para salir fuera. Veremos qué pasa, he vivido las épocas de vacas gordas del baloncesto, y ahora toca sufrir una situación difícil, con menos equipos y más jugadores extranjeros... Es todo muy complicado. Veremos cuál es la mejor opción que puedo escoger. Mi primera alternativa siempre es España, pero ante todo lo que quiero es jugar en un sitio donde me sienta importante, así que no me cierro ninguna puerta, ni aquí ni en el extranjero», asevera mientras confirma que pronto se sabrá su futuro.

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