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Algas con fortín en Bañaderos

Lunes, 29 de agosto 2016, 01:00

Bañaderos es el último fortín de un alga roja, la gracilaria cornuda. Los charcos de este pueblo del norte de Gran Canaria son el único lugar de todo el Archipiélago donde ha conseguido sobrevivir, pero apenas quedan unas pocas poblaciones que en verano se ven más amenazadas por el pisoteo de los bañistas, pescadores y mariscadores.

La gracilaria cornuda (Gracilaria cervicornis) es un alga roja de tallos gruesos que tiene su hábitat en charcos amplios y pocos profundos de zonas rocosas y muy expuestas a la dinámica del oleaje. A nivel mundial no está amenazada, pero en Canarias se encuentra en peligro de extinción. Hasta hace una década había poblaciones de gracilaria cornuda en varios puntos del sur y el norte de Gran Canaria, pero en los últimos años ya sólo se localiza en los charcos de Bañaderos, en Arucas, donde único persiste. Este retroceso y su situación próxima a la extinción, según consta en el Catálogo de Especies Protegidas de Canarias, ha llevado a la Consejería de Política Territorial, Sostenibilidad y Seguridad a elaborar un plan de recuperación para evitar su desaparición. El documento, que afronta ahora su última etapa (exposición pública) antes de la aprobación definitiva, no sólo identifica los factores que han llevado a la desaparición de esta especie, sino que plantea cómo minimizarlos. Al tratarse de una especie que vive en el intermareal está sometida no sólo al pisoteo de bañistas, pescadores y mariscadores, sino también a los vertidos ocasionales. Estos factores hacen «muy difícil su recuperación porque es complicado establecer medidas compatibles con los usos de la costa», explica Olga Ayza, técnico del Servicio de Biodiversidad de la Viceconsejería de Medio Ambiente. «Bañaderos es el último repositorio de gracilaria cornuda que se conozca en el Archipiélago, por eso la afluencia de bañistas, mariscadores y pescadores, sobre todo en verano, hace aun mas sensible la zona para su recuperación», explica Ayza, de ahí que, a su juicio, lo más importante sea llevar a cabo «una buena labor de concienciación social que informe de la importancia sobre la presencia de estas algas y de su conservación». «La educación -asegura- es más efectiva que cualquier medida de control». Junto a la labor divulgativa, el plan también plantea mejorar la calidad del agua de la zona y del norte de Gran Canaria. Ayza asegura que parar el deterioro del hábitat de esta alga es prioritario dado el importante papel que juega en estos ecosistemas, pues tapiza todo el fondo rocoso y fomenta la vida asociada a ella. «Si se deteriora su hábitat, los charcos se quedarán sin nada, la vida desaparecerá en ellos», asegura.

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