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Alejandro Hernández se gana un hueco en Primera

Alejandro Hernández se gana un hueco en Primera

«Aún estoy temblando», reconoce Alejandro Hernández Hernández (Arrecife, Lanzarote, 1982). Y no es para menos su afirmación cuando solo unas horas antes le habían comunicado que será la próxima temporada árbitro de la Primera División, de la considerada mejor liga del mundo. Un éxito al alcance de pocos mortales.

Jueves, 1 de enero 1970

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Disfrutando unas merecidas vacaciones con su familia tras arbitrar la que ha sido su quinta temporada en Segunda, Alejandro Hernández recibía la llamada del vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros, Enríquez Negreira: «Me quedé temblando literalmente, y aún lo estoy. Automáticamente se lo comenté a mi novia, y luego al resto de mi familia y a la gente más cercana. En menos de cinco minutos estaba el móvil echando humo», afirmaba aún emocionado el conejero.

«Es algo que sueñas, pero esperarlo como una realidad la verdad es que no», reconoce un lanzaroteño que ha tenido mucho protagonismo esta temporada en la división de plata. «En el comité habían confiado en nosotros [alude además a su asistente Manuel Aboy] con partidos importantes como el Valladolid-Alcorcón donde se jugaban el ascenso. Sabíamos que la temporada había ido muy bien, pero también teníamos claro que había, y sigue habiendo, una competencia tremenda, porque los compañeros están muy bien preparados. Por eso, uno tiene la ilusión de que pudiera ser pero está claro que no te lo esperas», comenta.

Encara el reto de ser el único canario en la máxima categoría con mucha valentía. «Estoy preparadísimo. Tengo muchas ganas, he estado cinco años en Segunda curtiéndome, cogiendo experiencia», afirma tajante además de reconocer que su última campaña ha sido la culminación de su preparación: «Este es el primer año, de esos cinco, en el que he tenido la sensación de que si daba el salto iba a estar capacitado para afrontarlo. Antes creo que me faltaba experiencia. Sé que es un reto complicado, que hay mucha responsabilidad y muchas presión mediática porque hablamos de pitar a equipos muy importantes, pero voy con todo, no por eso voy a echarme atrás. Voy a seguir trabajando bien y a esperar que todo salga de la mejor manera», narra.

Puliendo detalles

Considera Alejandro que «en estos últimos años he ido corrigiendo determinados aspectos que fallaba en el arbitraje y que han hecho que sienta que estoy preparado para dar el salto. Antes enseñaba muchas tarjetas, era todo un pistolero», reconoce entre risas. «Tenía una media demasiado alta y ahora la he ajustado y sé regular mucho mejor ese aspecto controlando el partido pero sin tirar tanto de tarjetas», señala un canario que, con solo nueve años, y tras reconocer que «era muy malo como jugador» decidió vestirse de negro y colgarse un silbato. «Mi padre me engañó, y bendito engaño, para ir a las clases de árbitro. A los once años empecé a pitar, en noviembre hará 19 años de mi primer partido», recuerda. Ha llovido mucho desde entonces, todo lo que le ha valido para llegar hasta la Primera División. Casi nada.

Su asistente Manuel Aboy, el otro ascenso

Alejando Hernández compartirá su presencia en la Primera División junto al también lanzaroteño Manuel Aboy Rivas, su asistente en la banda desde hace ya dos años. «Cuanto más partidos llevas con alguien en la banda mejor adaptación hay. Los dos tenemos la misma filosofía en ese sentido. Llevamos tiempo juntos, así que con una simple mirada ya sabemos lo que nos estamos queriendo decir. Eso facilita mucho el trabajo», afirma el propio Hernández.

Son muchos de los que se acuerda Alejandro en un día tan feliz. «Me gustaría agradecer a toda esa gente que en los momentos difíciles no han perdido la confianza en mí, que han seguido ahí luchando conmigo. Esto se lo debo a todos ellos. Mis padres (Gerardo y María Elena), a mis hermanos y sobre todo a mi novia Tamayra, la que ha sufrido todo conmigo», asevera.

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