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Alan Brandi, un campeón del mundo de la UD

Alan Brandi, un campeón del mundo de la UD

Jueves, 1 de enero 1970

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Alan Brandi, estrella de la selección argentina de fútbol sala que se proclamó campeona del mundo, nació en Gran Canaria y comenzó a jugar al fútbol en los campos de la capital. Orgulloso de sus raíces isleñas a pesar de defender la albiceleste, se declara fiel seguidor de la UD desde que animaba al Turu Flores o Robaina en el Insular.

Brandi nació en Las Palmas de Gran Canaria (24/11/1987) después de que su abuelo, el doctor Jorge Cuasnicú, tuviera que emigrar de Argentina en busca de mayor prosperidad para su familia. Y aunque sus padres, Marcelo y Roxana, abandonaron la Isla cuando tenía 10 años, recuerda con cariño sus primeros pasos en el fútbol en los campos de la capital grancanaria. Encumbrado a sus 28 años como la estrella de la albiceleste que consiguió hacer historia hace una semana alzándose con su primera copa del mundo de fútbol sala, recuerda con nostalgia cuando soñaba con jugar en Las Palmas de camino al Estadio Insular. «Mi abuelo era odontólogo y tenía una clínica en la que atendía a varios jugadores de la UD. Cuando iban a la consulta, mi abuelo me avisaba porque yo era un loco del equipo y me acercaba para verlos. Mi familia, además es amiga de Daniel Carnevali, y encima Las Palmas siempre tuvo a grandes jugadores argentinos, por lo que me sentía identificado con el club por mis orígenes. Me gustaba mucho Turu Flores o Walter Pico, pero también me acuerdo de Vinny Samways, que lo daba todo en el campo, o la garra de Paqui. También era muy seguidor de Robaina, del que aún tengo la camiseta», admite Alan. El jugador más determinante del Mundial de fútbol sala (jugó 7 partidos y marcó 4 goles, 2 de ellos en la final), comenzó jugando al fútbol en las categorías de base del Acodetti, Unión Viera y la escuela de fútbol Daniel Carnevali. «Tanto yo como mi hermana Gisella, que también ha sido futbolista profesional, no parábamos de jugar a la pelota en las canchas que había en Las Canteras. También en los campos de tierra de La Ballena. Recuerdo que mi padre intentó que hiciera las pruebas para entrar en la cantera de Las Palmas, pero entonces no había equipos de mi edad en la base. Nunca olvidaré el ambiente del Insular», afirma el campeón, que mantiene aún lazos con la Isla -«mi abuela Nené Schimanovich vive allí, y tengo muchos tíos, primos y amigos»-, y sigue con mucho interés a Las Palmas. Alan se declara admirador del fútbol del equipo de Setién. «Siempre estoy atento a los resultados y, cuando puedo, veo los partidos. Me alegré mucho con el ascenso a Primera, en el que el argentino Araujo fue protagonista con sus goles. La Unión Deportiva juega muy bien al fútbol, para mí es un orgullo que sea el equipo donde nací», afirma Brandi.

El Messi de fútbol sala. Desde que comenzase a jugar al fútbol 11 en Gran Canaria, su trayectoria hasta conseguir la copa del mundo con Argentina ha estado marcada por detalles y casualidades. Tras pasar por Alicante, a donde se tuvieron que mudar sus padres por motivos laborales, Alan Brandi se marchó a Madrid para estudiar periodismo en la Universidad Complutense. «Sabía que era muy difícil vivir del fútbol, por lo que no descuidé mis estudios. Cuando llegué a Madrid todos los equipos ya habían cerrado sus plantillas, pero no quería dejar de jugar y me apunté al equipo de fútbol sala de la Facultad con 19 años. Al año siguiente fiché por el Colmenarejo, con el que conseguí el ascenso a Segunda B. Luego pasé al filial de Preferente del Inter Movistar, club en el que estaba el periodista José María García, con la esperanza de que me ayudase en mi carrera. Al siguiente verano hice una prueba en el Santiago Futsal, que buscaba un zurdo. Esa temporada fui el jugador revelación y me llegó una oferta del Benfica portugués, donde he jugado las últimas tres temporadas», repasa Brandi, que nunca imaginó ser profesional.

Su llegada a la selección Argentina también fue peculiar. «España nunca me llamó, pero yo tenía claro que en el caso de decidir, me hubiese decantado por Argentina por mis orígenes. Precisamente debuté en la albiceleste porque mi padre mandó un correo electrónico con mis datos a la federación y me llamaron. Ahora, sin esperarlo, soy campeón del mundo de fútbol sala. Nunca lo llegué a soñar porque era algo que nunca me había planteado. Pasará mucho tiempo para asimilar todo lo que me ha ocurrido», afirma el grancanario, al que se le compara con el barcelonista Leo Messi. «Me sonroja que me comparen con él, es un gran honor. Somos muy diferentes, solo tenemos en común que somos zurdos, pero él es el mejor futbolista de la historia del fútbol», asevera el ala-pivot, que, sin tiempo para más festejos, comienza este fin de semana una nueva etapa profesional en el Acquae Sapone de Pescara italiano.

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