Aena crea en Breña Baja una zona de aislamiento acústico
El núcleo residencial de Los Cancajos puede dormir tranquilo. La zona de aislamiento acústico del aeropuerto de La Palma, acotada hace tres años, crea una franja de amortiguación de ruidos de más de 150.000 metros cuadrados entre la principal urbanización turística de la Isla y el aeródromo palmero.
Miércoles, 7 de marzo 2007, 13:14
El Ayuntamiento de Breña Baja, en su nuevo planeamiento, atempera las posibles afecciones sonoras provocadas por el rugido de los aviones sobre su principal foco de actividad económica, sustentada en la industria del ocio. Para ello, ha confinado un valioso espacio costero ubicado entre Los Cancajos y el aeropuerto. Ese tramo del litoral, a pesar de su alta cotización inmobiliaria, ha quedado libre de construcciones. La descrita delimitación se recogió en base a las directrices que, al efecto, marca el plan de aislamiento acústico elaborado en 2004 por Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) para el área de servidumbre del aeródromo de La Palma, según estableció la declaración de impacto ambiental del proyecto de ampliación del recinto que actualmente se ejecuta por valor de más de 127 millones de euros por parte del Ministerio de Fomento. El alcalde de Breña Baja, Jaime Sicilia, comentó que, en realidad, el despliegue del Aeropuerto «no limita el desarrollo de Los Cancajos» como emporio hotelero. Este enclave residencial, explicó, «nunca ha estado concebido como un núcleo de masificación turística, sino que su capacidad es la que tiene y, poco más, cuando se edifiquen todas las parcelas». Plan director. El Plan Director del Aeropuerto, subrayó Sicilia, establece una serie de medidas de «obligado cumplimiento» para reducir al máximo «la perturbación ambiental». Los niveles de ruido y la huella sonora, dijo, «son las que mayor preocupación despertaron» a la hora de reordenar, desde el punto de vista urbanístico, el entorno más cercano a las instalaciones aeroportuarias. El nuevo Plan General de Ordenación (PGO), tanto de Breña Baja como de Mazo, «incorpora» el aludido estudio sobre la incidencia acústica de los aviones y, también, las restricciones impuestas en las alturas de los inmuebles para garantizar al máximo la seguridad del tráfico aéreo. Las descritas exigencias, en el caso de Breña Baja, «obligó al Ayuntamiento a iniciar negociaciones para captar suelo desde La Ballena, cerca del complejo de apartamentos Las Olas, hasta el Aeropuerto». En la resolución acordada en su día por la Secretaría General de Medio Ambiente, en relación con las operaciones de despegue y aterrizaje, así como con respecto a las maniobras en tierra, se recoge que las isófonas definidas para la jornada diurna (entre las 07.00 horas y 23.00 horas) no deben sobrepasar los 65 decibelios, y las nocturnas (entre las 23.00 y y las 07.00 horas), los 55. Con estos requisitos se persigue que, dentro de las viviendas, se cumplan los niveles de emisión sonora que regulan, en todo el Estado, esta cuestión.