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Activista de la vida

Activista de la vida

Canarias7

Jueves, 1 de enero 1970

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Activista de la vida. Así se define, y más de una vez, el canario nacido en Venezuela Pedro Zerolo (Caracas, 1960). Es una tarde muy fría de finales de enero en Madrid, la ciudad en la que vive desde 1982, y la calidez invade el salón de su casa.

Está el centro de la ciudad, en el corazón del barrio de Las Letras. El nombre ideal para un hombre rebosante de energía que tiene en la poesía uno de sus grandes refugios vitales. Habla con las manos y con un discurso cargado de ideas que "lleva a la práctica". Con ellas milita en su día a día. Como socialista, migrante, gay, feminista, laicista, ciudadano del mundo... Y hace algo más de un año también como un hombre que vive con un cáncer de páncreas. Otra salida del armario. "Lo que no es visible no existe, por ello es fundamental que demos la cara", dijo la pasada semana al presentar la primera asociación española sobre este tipo de tumores. Ese mismo día daba otro paso al frente para postularse como candidato al final ganó Gabilondo en medio de la crisis de su partido en Madrid, del que acababa de ser elegido presidente. Pero entre tanto cargo matiza: "La calle y los movimientos sociales son mi escuela de política".

Es concejal desde 2003, está al frente de la secretaría federal de su partido de movimientos sociales y relaciones con las ONG, presidente del Partido Socialista en Madrid... Rebosa actividad . ¿La enfermedad no le ha hecho parar? Después del shock del primer momento, que lo tienes, me coloqué las piezas en la cabeza y me eché a la calle. Porque a mi la calle es lo que me da fuerza y afronto la vida viviéndola con alegría, determinación e ilusión. La verdad es que de ánimo estoy bien. Pero no estoy más activo, he reducido bastante la agenda.

¿Y como está?

Estoy. Disfruto y vivo el día a día, el día por día. Es lo que toca.

¿Por qué decidió hablar públicamente de su enfermedad desde el principio?

Mi vida son sucesivas salidas del armario. Como inmigrante, como republicano, como ateo, como homosexual y ahora como enfermo de cáncer... Son armarios en los que estamos y tienes que abrir, hacer un proceso contigo mismo para armarte de valor y sin miedo poder manifestarte como eres, y tan importante es salir del armario de la homosexualidad como de otros que en este país han sido tabúes, como el de vivir con una enfermedad. Sí, llevo un año viviendo con un cáncer. Y recalco lo de viviendo.

Parece que milita hasta en la enfermedad...

Sí, soy activista de mi propia vida. No quiero ser espectador de mi vida y para eso también tienes que prepararte, instruirte. Hay salidas del armario que son complicadas, pero que las he ido venciendo poco a poco, porque me gusta mostrarme como soy, porque soy un servidor público, y la ciudadanía tiene derecho a conocer quién soy, cómo soy y en qué situación estoy. Tengo que ser transparente, para mi eso es muy importante. He salido de una serie de armarios que hasta hace poco era terrible salir, como la homosexualidad, que hasta 1978 se iba a la cárcel... De lo que se trata es de militar en tus principios y aplicar esos principios a tu propia vida. Ser de izquierdas no es fácil, lo fácil es ser de derechas y no plantearse muchas cuestiones que ves en la sociedad. El conservadurismo ha estado en la derecha, pero también a veces en la izquierda. Buscar continuamente respuestas no es nada fácil, lo difícil es ser de izquierdas toda la vida, hasta el último de tus días. Ser de izquierdas es ser joven hasta el final, ser efervescente, activista de la vida. Hay quien tira la toalla. Yo no la he tirado, en ninguna de las luchas de mi vida... Hasta la victoria siempre. La felicidad personal está íntimamente ligada a la felicidad social. A veces olvidamos que somos seres gregarios, como olvidamos en demasiadas ocasiones que somos seres finitos.

Se refiere a la muerte...

Sí, a veces olvidamos en nuestra vida a través de los mensajes del liberalismo y el ultraliberalismo lo que es la propia vida, que tiene un principio y un fin. Alejamos de nuestra vida todo lo que supone vivirla, alejamos la enfermedad, el concepto del tránsito y de la muerte, que forma parte de la vida, y para eso tenemos que prepararnos a lo largo de nuestro camino vital, para llegar tranquilos a lo que de forma irremediable todos y todas tenemos que llegar, y eso también es importante. Mirar atrás y sentirse satisfecho de lo que uno ha hecho, sentirse pleno. Sin miedo, como diría nuestra querida Rosana, puedes afrontar cualquier tránsito que tiene que ver con la enfermedad o las dificultades que se presentan en la vida o con la propia muerte. Eso lo he aprendido fundamentalmente de las mujeres. Ya me gustaría que fuera también un rasgo de los hombres, pero en general vivimos en una sociedad machista, y superarlo sólo se combate con educación para la ciudadanía, algo que el PP se ha cargado, lo que es un error gravísimo.

Está en primera fila política. ¿Le motiva presentarse a las próximas elecciones?

Para mi lo más importantes es el discurso, los principios que te inspiran. El socialismo es un activismo, no solo proclamar la ideas, sino defenderlas en la calle, porque es un movimiento social, que son los que han cambiado el mundo buscando la dignidad e igualdad de las personas.... Con las elecciones estoy abierto a todo, porque lo importante son las ideas. Entonces da igual lo que seas. A veces sobran políticos y faltan ideas. Es importante saber si se va a poder ganar o no las elecciones en una comunidad o en un municipio, pero es mucho más importante ganar la batalla de las ideas. Y eso la izquierda lo tiene que tener claro. Cuando se gana esa batalla, llegan los grandes vuelcos electorales. Lo importante es el proyecto de sociedad, la construcción del bien común a través de la participación ciudadana.

¿Qué sintió cuando lo propusieron como presidente de su partido en Madrid?

Como un orgullo, porque eso quiere decir que se me identifica como socialista. Es un cargo simbólico, de referencia. Me gusta que cuando me ven por la calle me digan ‘ahí va un socialista’, y eso es por llevar tus ideas a la práctica. A mi jamás nadie me ha identificado como un político de derechas, jamás. Me encanta el tú a tú con la gente, que ahora se multiplica por mi enfermedad, y muchas veces me emociono. A veces se me pregunta en qué ha cambiado mi vida con el cáncer, y digo que bueno, que la controlan un poco más los médicos, pero lo que sí ha cambiado es en recibir mucho cariño anónimo. De repente viene alguien por la calle y me abraza, me da fuerzas y se va, y no sé su nombre. Se crea una gran solidaridad. Ha dicho también que de la enfermedad ha aprendido que se recoge lo que se siembra.

Sí. Me pasa mucho en el Ayuntamiento. Con lo de la enfermedad se ha disparado el cariño. Creo que cuando pones de manifiesto por encima de todo la educación, que es fundamental y creo que lo hemos olvidado, recoges los frutos..

¿Qué siente cuando se identifica a su partido, y a usted, con la casta?

En mi partido quizás ha habido principios de los cuales a lo mejor nos hemos olvidado, quizás de tanto gobernar. El partido socialista es un partido de gobierno, no de poder, y si la ciudadanía nos percibe como poder nos castiga en las urnas. El PSOE es el partido que más ha gobernado en España y el que más apoyo ha tenido, y si lo ha logrado es porque ha convencido a la ciudadanía. Ahora estamos en un proceso de renovación que tiene que ver con tres principios: claridad en las ideas, valentía en la acción e identidad en el discurso, que estoy seguro que nos ayudará a recuperar la credibilidad perdida. Nosotros somos un partido de izquierdas, de mayorías, de trabajadores y trabajadoras, no de cuadros. Nuestro discurso tiene que ver con la apuesta por la justicia social, el laicismo, el federalismo y el republicanismo. Por eso y con este discurso me recorro todas las agrupaciones, todas las casas del pueblo.

¿Siente simpatía por la irrupción de partidos como Podemos?

Hay un momento de efervescencia política y eso es bueno. Yo veo con simpatía la democracia y gracias a nuestra democracia, que está viva, se ha logrado canalizar el descontento de la ciudadanía, y a través de sectores que son progresistas, al menos hasta ahora, porque van variando por cuestiones tácticas a diario el discurso. Y a algunos habría que recordarles que criticar el pacto del 78 es criticar a nuestros padres y abuelos que intentaron hacerlo lo mejor posible en su momento. Entonces lo que queríamos fundamentalmente era cohesión, paz social. Le teníamos pánico a la ingobernabilidad. Hicimos un pacto que ahora toca revisar pero que nos ha dado más de 30 años de cohesión, concordia y paz social. No debemos olvidar que en este tiempo hemos logrado una sanidad pública, educación pública, sistema público de pensiones... Y con Zapatero se amplió la sociedad del bienestar al desarrollo de cuarto pilar, los servicios sociales, con la ley de dependencia. Nos deberíamos sentir orgullosos, aunque es necesario consolidarlo y ampliarlo.

¿Quiénes son sus enemigos políticos?

El enemigo es la derecha, que ha desmantelado lo mejor que tenemos,. Ya Lula dijo que la sociedad del bienestar tenía que ser declarada patrimonio de la humanidad.

Usted se ha destacado por ser un defensor a ultranza del proyecto de Zapatero.

A mi me lo han criticado mucho, pero creo que su primera legislatura fue histórica. Se debe recordar que España nunca había llegado primero a la cita con la igualdad , y fuimos, y pongo solo un ejemplo, el primer país del mundo en reconocer en una ley la plenitud de derechos de hombres y mujeres homosexuales, bisexuales y transexuales, la ley del aborto, la ley integral contra la violencia machista... Nos convertimos en un referente de igualdad. Y fue porque tuvimos un presidente valiente. Por eso creo que la izquierda tiene que ser valiente. Hay que admitir que el poder está en manos de quienes no quieren que las cosas cambien y por eso la izquierda debe ser valiente, clara. , porque es un movimiento de transformación social, y somos los que marcamos la historia. A veces nos toca ser muro de contención de la derecha. Tenemos que estar tranquilos, no agobiarnos. La ansiedad es lo peor en lo que podemos caer en política. Tenemos que acompasarnos con los movimientos sociales, recoger las demandas ciudadanas de la calle y aplicarlas. La ciudadanía española siempre ha sido inteligente. Poniendo a unos, quitando a otros y poniendo a terceros. Y entre todos como pueblo hemos sabido canalizar esas demandas a través del sistema democrático, que hay que mejorar revisando la Constitución.

Su discurso no es el del miedo...

Por supuesto. Estoy totalmente en contra de los discursos del miedo y a favor del discurso del proyecto y las ideas que te hacen ser singular ante la opinión pública. Los socialistas tenemos que ser las personas de los servicios públicos, de la igualdad... Y tenemos que abanderar un sistema claro económico, social y sostenible.

¿Sigue la política en Canarias?

En lo que puedo. Por ejemplo, con lo del petróleo ya muchos dijimos que en caso de que hubiera sería de mala calidad, de cara extracción y sobre todo que hablar de petróleo era hacerlo del pasado. Y encima significaba dañar el principal patrimonio que tenemos en Canarias, que es nuestro espacio natural y medioambiental. En general, echo de menos el discurso de qué Canarias queremos. Y creo que tiene que ser una Canarias sostenible desde el punto de vista social, cultural y económico.

Usted fue de los primeros políticos en salir del armario como gay.

Bueno, salí de otros armarios antes. Cuando llegué en Madrid antes me llamaron sudaca que maricón. He trabajado con muchos colectivos de diversidad social. La primera vez que salí de armario fue como migrante, porque soy como muchos canarios hijo de la emigración. Nací en Caracas porque mi padres fueron perseguidos por sus ideas socialistas...

¿Recuerda cuándo salió del armario como homosexual?

Uffff....Fue en el dominical de El País. Creo que hace casi 30 años.

Hoy sigue siendo un acto de valentía hacerlo...

Es que detrás de los avances formales tienen que venir los sociales, los reales, y eso tiene que ver con la educación. Por eso insisto en denunciar que se hayan cargado educación para la ciudadanía. Ahora vamos con un ralentí, nos hemos parado, y encima con un repunte de la homofobia, de la transfobia, del racismo... Pero bueno, lo mismo pasa con las mujeres, que alcanzada la igualdad formal el año pasado se cerró con sesenta muertas por violencia machista. ¿Qué le voy yo a contar a una mujer que no sepa? Hay que seguir luchando por la igualdad real. Yo estoy preocupado y noqueado con las manifestaciones homófobas y racistas. ¿Qué más le tiene que pasar a Europa para saber que ese es el camino equivocado? No hay otra, o para adelante o para atrás. Por eso cuestiono a los que dicen que no hay derecha e izquierdas...

Se dice ciudadano del mundo. ¿Qué tiene de canario?

De canario lo tengo todo. Juan Cruz siempre me dice que parece que acabo de salir de La Laguna. Llegué a Madrid nada más terminar la carrera de Derecho, en 1982, pero soy canario, se me ve por todos lados. Es un lugar que quiero con locura. Cada vez que puedo voy a ver a mi padre, el pintor Pedro González, cuya obra y discurso están ahí. Creo que los canarios debemos estar orgullosos de nuestra gente y también de nuestros artistas. Canarias es ese lugar donde voy a coger fuerzas.

¿Va a menudo?

Cada vez que puedo. Lo que pasa es que ahora siempre me meto en mi casa para estar con mi padre el mayor tiempo posible. De él aprendí a proclamar las ideas y de mi madre, algo más importante, aplicar esas ideas a las pequeñas cosas y la generosidad. Yo llevo 30 años fuera de Canarias y, ya ves, parece que acabo de salir de La Laguna. Tenemos una identidad abierta, cosmopolita, somos ciudadanos del mundo. Doy charlas, y hablo mucho también del laicismo, como movimiento social de respeto y cohesión, de educarnos para la convivencia. España es cristiana y musulmana, religiosa y atea, paya y gitana. Yo soy ateo, pero también reivindico la palabra creyente, con mi espiritualidad. Unos trascienden con los profetas y otros con los poetas. Yo soy de los poetas y también de algunos profetas, como Santa Teresa de Jesús. Creo que hemos dejado las emociones de lado.

Tiene muy clara es su identidad...

Bueno, eso es trabajo, mucha reflexión. A veces me confundo, me desenfoco y dudo, y cuando me pasa eso recurro a la poesía, que me hace hacer un ejercicio de interiorización en lo que creo, que nos hace conocernos y amarnos. Si eso no me sirve entonces canto la Internacional. Eso no me falla... Y si no al Botánico, a estar cerca y tocar lo verde. En eso también me apasiona el de Canarias. Me he pateado las siete islas de principio a fin, sus espacios naturales, su flora. Aquí, cada vez que puedo voy al Botánico donde hay una Phoenix canarienseis maravillosa que me recuerda a Canarias. No pierdo mi identidad de canario en ningún lado. Le hago a mi gente de aquí una buena crema de berros con sus piñas... Hago potajes para Jesús y para mi. Ahora hacemos diez años de matrimonio de derecho y veinte de hecho.

Su boda fue una mezcla de amor y militancia.

Sí, de activismo y amor. Pero el amor también es activismo, militancia. Hay que cuidarlo, abonarlo, estar muy pendiente para que vaya creciendo. Soy de los que piensan que puede haber un amor para toda la vida.

Me ha llamado la atención que su marido habla de su enfermedad en plural.

Me emocionó mucho cuando lo dijo la primera vez. El dice ‘estamos enfermos’, ‘hoy no podemos salir’, ‘hoy nos tocó quimio, o radio’, y habla en plural. Y a mi me gusta porque se está para lo bueno y para lo malo. Como se dice en Canarias, pan y cebolla. La verdad es que estoy muy feliz, muy enamorado.

Y rebosa optimismo...

Soy optimista y utópico, y es que me lo creo. Muchas de las utopías de ayer son realidades hoy: como lograr lo de una mujer un voto, o el reconocimiento de los derechos de homosexuales, lesbianas y transexuales... Todo es posible.

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