La Bodega de la Avenida sube aún más el nivel tras su reapertura

La expectación era máxima y, aunque las obras no superaron apenas un mes, muchos estábamos esperando la reapertura de este local, icono de la buena mesa capitalina. Hoy, podemos decir que la espera ha valido la pena y sus salones, sus reservados, su decoración y su ambiente, ahora más que distinguido, crean la atmósfera perfecta para ser considerado uno de los mejores restaurantes de la isla.

El público, ansioso, ha llenado el local desde el mismo día de su reapertura siendo absolutamente esencial reservar previamente si quiere garantizarse una mesa.

Una vez y la consiga, recréese un ratito en los detalles, desde las luminarias hasta la barra, para un total de ocho comensales. Su sala tras la remodelación se ha convertido en el lugar perfecto donde disfrutar de una experiencia gastronómica y, sus reservados empiezan a abrir una larga lista de espera.

Tanto Efrén Guerrero, propietario y gerente, como Álex Santana, chef ejecutivo tenían muy claro lo que querían proyectar con la remodelación. Un espacio único donde comer bien y donde el cliente se sintiera especial.

A todo ello, la propuesta gastronómica debía de estar a la altura, aunque su trayectoria ya los alabara debían seguir evolucionando y hoy podemos decir que el desafío lo han cumplido con muchos y destacados positivos.

Su carta mantiene sus clásicos para que nadie eche nada de menos, como sus alcachofas confitadas a la brasa con salsa de boletus, jamón puro de bellota y huevo escalfado. Y puede estar tranquilo porque su steak tartar también permanece entre otras recetas destacadas que le valieron para posicionarse como referente gastronómico.

Aunque sea un enamorado de la cocina más representativa de La Bodega, tiene que lanzarse de lleno al corazón más creativo de su chef ejecutivo, Álex Santana y dejarse sorprender, apostar por sus niguiris como el de tartar de atún rojo con aguacate hass, agridulce de tomate y huevo frito, o el de steak tartar con anchoa de Santoña. Ambos pueden ser un buen termómetro para ir tomándole la temperatura a la experiencia. Dos bocados que superan las expectativas. Delicada presentación para un mordisco lleno de potentes y sabrosos contrastes.

Su carta bien podría decir que es el resumen perfecto de una casa de comidas inmejorable, guisos de cuchara, los de Pino, fuente de inspiración del chef, bacalao, atún rojo e incluso rodaballo en la propuesta más marinera, con producto certificado y de calidad excepcional, pero, capítulo aparte sus carnes, ejecutadas en «Elitxu» una parrilla de origen y fabricación vasca a disposición del mejor producto nacional, como el solomillo a la brasa con medallón de foie y reducción de Pedro Ximénez. Advertimos que hay que estar preparado para el sinfín de connotaciones que acompañan esta elaboración. Absolutamente sobresaliente.

Y qué decir de sus arroces que mantienen intacta su fama y que habría que probarlos todos.

Todas y cada una de las propuestas son de especial calado, todas y cada una vienen a exponer la mejora de lo de siempre, todas y cada una llevan la cocina tradicional como base y la mirada al futuro del chef y de todo el equipo de La Bodega.

Lejos de quedarse atrás, ellos hacen suyas las tendencias dotándolas de matices y recuerdos propios y, buena prueba de ello, el pepito con la historia más entrañable que haya probado nunca: Don Pepito el «Tallale», un pan brioche invertido, con un solomillo extra tierno, fino y jugoso de vaca rubia gallega, muselina de trufa y la salsa secreta del chef. Y el relato que lo acompaña le hará saborearlo con ternura, pero, pregunte por la historia directamente a Álex porque contada por él, mientras los ojos le chispean, les resultará aún más delicioso.

Dentro del apartado «esencias del chef» puede recrearse a fondo en su creatividad con un calamar lleno de matices que multiplican su sabor y abren al paladar nuevas texturas. Y hay que dejar espacio a las papitas que lo acompañan. Puro vicio.

Para los postres hay que dejarse llevar por la recomendación del atento personal de sala, cremas, helados, galletas en tierra con sabor a gofio. Irresistibles propuestas que abren un nuevo comienzo posicionando a la Bodega de la Avenida como uno de los restaurantes más deseados del panorama gastronómico capitalino.

Y, antes de irse, échele un vistazo a su preciosa bodega, a la cámara de carnes maduradas y apúntese la siguiente reserva porque este restaurante ya es sinónimo de excelencia.

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