Sándwich de queso cottage, rúcula y mortadela: la receta perfecta para una cena saludable y deliciosa

Ya tenía un sinfín de enlaces en mi memoria de «WhatsApp», sobre todo los que me envían mi hijo Pablo y mi sobrina Cristina que ambos son tan frikis de las tendencias gastro como yo misma.

Tocaba comprar el queso cottage, que viene a significar algo así como campestre. Un queso, según dicen los que más saben que es pura proteína y tacaño en calorías. Y, como yo con poquito voy, allá que me fui a comprarme mi tarrina de cottage con el ánimo de que formara parte de mi nevera.

De primeras, he de contarles que lo que se dice sabor, bien poco. Al añadirle un poco de pimienta negra recién molida, el queso gana puntos y si además lo rocías con un chorrito de aceite de oliva virgen extra por encima, ya se convierte en una tosta perfecta para el desayuno.

Para cuando llega la hora de la cena y toca echarle un poco de imaginación al final del día, Pablillo y su sobre dimensionada creatividad culinaria se empeñaron en hacer del cottage algo más apetitoso y de esas combinaciones resultó este sándwich que lo tiene todo: pan del bueno, porque recomendamos el de harina de espelta o el de trigo sarraceno. Con el cottage se supone que estamos ingiriendo proteínas de las buenas, con la mortadela lo cierto es que hemos hecho un poquito la vista gorda pero más proteínas y algo de grasa que con estos fríos se agradece. La rúcula, para nosotros indispensable en todo sándwich que se precie y los cherrys, pequeñitos y sabrosos que ayudan a endulzar el bocado en su conjunto.

Como último toque, este niño mío se quiso poner exquisito y a la mantequilla con la que tostar el pan y darle ese colorcito «bronceado», le añadió una cucharadita de paté de trufa y no pudo estar más acertado. Pasen y lean porque, este sándwich bien merece estar presente en sus cenas.

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