Coliflor con bechamel de jamón
las recetas que te cuento ·
Sabrosa y delicada receta con la que sacar el máximo partido a esta verduraSecciones
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las recetas que te cuento ·
Sabrosa y delicada receta con la que sacar el máximo partido a esta verduraMe encanta la coliflor y me la como hasta cruda, aunque reconozco que en el momento de hervirla se pasa un ratito regular con los olores que desprende. La afición por este tesoro, porque espero que sepan que todo lo que aporta es buenísimo para nuestros cuerpitos, me viene desde niña y si ya yo jugaba en otra liga con los platos que me preparaba mi abuela, imagínense las caras de asombro de mis amiguitos y amiguitas cuando les contaba que había almorzado o cenado, coliflor. Provocaba tal asombro que era algo así como decir que alguien no había llorado con la muerte de Chanquete.
La coliflor es versatilidad, es el camaleón de las verduras, a todo se adapta y se mimetiza en el plato como ingrediente imprescindible. En mi casa era muy habitual sustituirla por las siempre socorridas guarniciones de papas o de arroz. Y mi madre era la maestra indiscutible de esta verdura. Por otro lado tenía a la competencia de mi abuela pisándole los talones y cuando mi madre llegaba pronto de trabajar y sacaba la coliflor de la nevera, ya estaba mi abuela preguntándole que si cómo la iba a hacer, que a las niñas la coliflor rebozada les gusta más que gratinada, que si la hierves demasiado se rompen los ramilletes, para finalmente comérsela tan a gusto, después de sesenta reproches y levantarse de la mesa diciendo eso de «a mí me queda más rica».
A decir verdad tanto las que preparaba una como otra, estaban muy ricas, pero con las de mi madre, sueño.
tiempo-preparacion
40 minutos
tiempo-coccion
30 minutos
tiempo-total
1 hora y 15 minutos
comensales
6
calorias
No muchas
Categorías
Guarnición
Mediterránea
1 coliflor
Sal gruesa
1 hueso de jamón
200 g de jamón serrano en taquitos
600 ml de leche
50 g de harina
40 g de mantequilla
2 dientes de ajo
Pmienta negra
Agua
Aceite de oliva
200 g de queso para gratinar
1
Comenzaremos lavando muy bien la coliflor y separándola en ramilletes.
2
A la vez, pondremos un caldero con agua y sumergiremos el hueso de jamón (yo he usado dos porque eran pequeños) y lo calentaremos, calculando unos 5 minutos desde que el agua esté caliente. Esto nos servirá para retirar las impurezas del hueso.
3
En otro caldero aparte pondremos la coliflor, cubriremos de agua y añadiremos sal gruesa. Una vez rompa el agua a hervir, mantendremos la coliflor hirviendo durante 8 minutos.
4
Cuando ya tengamos listos los huesos del jamón, los pondremos a escurrir para usarlos ya secos en la bechamel.
5
Una vez tengamos la coliflor ya cocida, la pondremos también a escurrir y reservaremos hasta el momento de utilizarla.
6
Por otro lado, infusionaremos ahora el hueso de jamón en la leche que emplearemos en la bechamel. Para ello, pondremos los huesos dentro de los 600 ml de leche y calentaremos hasta que rompa el hervor.
7
Mientras la leche se infusiona, cortaremos muy menudos los dos dientes de ajo, retirándoles previamente el germen, y los saltearemos en un caldero con buen diámetro y sin exceso de aceite. Mucho cuidado porque el ajo no debe quemarse.
8
Añadiremos los ramilletes de coliflor que teníamos reservados y los saltearemos con los ajos, durante dos minutos a temperatura media. Debemos poner mimo para que no se nos rompan los ramilletes.
9
Una vez los tengamos listos, los dispondremos sobre una fuente, apta para el horno y reservaremos.
10
Volveremos a la leche con el hueso y, lo primero que haremos, será colarla y reservarla hasta el momento de emplearla en la bechamel.
11
Una vez derretida y, manteniendo la potencia del calor a temperatura media, incorporaremos la harina y removeremos con la ayuda de unas varillas.
12
Sin dejar de remover, iremos vertiendo la leche que teníamos reservada.
13
Iremos apreciando que la harina se irá integrando en la leche y removeremos hasta que no queden grumos. Retiraremos del calor.
14
Mezclaremos bien y cubriremos toda la coliflor con la bechamel.
15
Cubriremos toda la superficie con el queso rallado e introduciremos en el horno, hasta que apreciemos que queda gratinada toda la superficie.
16
Serviremos sobre la marcha, porque calentito es como más bueno está este plato.
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