
Pollo al ajillo: una receta fácil llena de sabor y tradición
Las recetas que te cuento ·
Ingredientes básicos y económicos más unos sencillos pasos y podrás llevar a tu mesa una receta que siempre ha formado parte del recetario españolSecciones
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Las recetas que te cuento ·
Ingredientes básicos y económicos más unos sencillos pasos y podrás llevar a tu mesa una receta que siempre ha formado parte del recetario españolMi abuela Consuelo hacía esta receta con muchísima frecuencia. Cierto que ella la hacía con muslos de pollo y en el caldero más grande de casa.
Todos acabábamos comiéndonos los muslos con las manos para aprovechar al máximo la carne del pollo porque, cuando lo preparaba al ajillo, el resultado era sencillamente espectacular. Una carne de textura suave y extra tierna, llena de ese sabor que solo se consigue con los platos que preparan las abuelas.
No te podías comer ni un muslo, ni dos, casi siempre atacabas al tercero e incluso, al cuarto. Nunca era suficiente y, además, su principal fuente de felicidad era vernos comer con ganas y pasarnos el resto de la tarde dándole las gracias. Y para colmo de antojos de abuela, lo acompañaba con papas fritas, cortadas en cuartos, así tuviera que pelar, cortar y freír hasta perder la cuenta.
Yo, o mejor dicho mis circunstancias, me han llevado a hacer una versión un tanto más simplificada, cierto es que no varío en nada su esencia y que la salsa resultante es casi tan deliciosa como la de ella. Eso sí, lo preparo en pechugas y como guarnición, arroz blanco o verduras salteadas, que aún estamos en enero y los turrones, polvorones y demás excesos siguen de inquilinos en nuestro organismo.
Tiempo de preparación
15 minutos
Tiempo de cocción
45 minutos
Tiempo total
1 horas
Comensales
3
Calorías
No muchas
Categorías
Cocina española
2 pechugas de pollo enteras
Sal gruesa
Pimienta negra
Aceite de oliva
1 cabeza de ajos
100 ml de vino blanco
1 cucharada de harina
300 ml de caldo de pollo
Comenzaremos friendo 3 dientes de ajo, con piel incluida, en un caldero bajo, hasta que estén dorados.
Mientras tanto, salpimentaremos las pechugas.
Una vez que lo ajos estén dorados, los retiraremos de la sartén y los desecharemos. Lo que queremos conseguir es que el aceite, tome sabor.
Aprovechando el aceite caliente, doraremos las pechugas por ambos lados, durante dos minutos.
Una vez que estén doradas, añadiremos al caldero el resto de los ajos, pelados, con el germen retirado y cortados en pedacitos.
Saltearemos durante algunos minutos los ajos con las pechugas, a temperatura media
Desde que los ajos comiencen a tomar color, sin que lleguen a quemarse, verteremos el vino blanco y subiremos la potencia al máximo, hasta que el vino se evapore.
Llegados a ese punto, añadiremos la cucharada de harina, bajaremos a temperatura media y mezclaremos hasta que cambie de color y no apreciemos nada blanco.
En ese momento, verteremos el caldo de pollo, taparemos el caldero y calcularemos 15 minutos. A mitad de cocción daremos la vuelta a las pechugas y la potencia del calor, siempre deberá ser media.
Una vez finalizado el tiempo de cocción, retiraremos las pechugas, cortaremos en medallones del tamaño que más nos guste y serviremos junto la salsa. Delicioso y súper sabroso.
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