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Desde las ocho de la mañana, Delia empieza a partir la pata en lonchas de un grosor generoso, de ese que a todos nos gusta encontrar entre el pan. Y así, sin parar apenas un segundo, está ella tras la barra, hasta las tres de la tarde, de lunes a viernes y con una media de dos a tres patas de cerdo asadas al día.
Este histórico local es el mismo que su padre regentaba hace más de 50 años y ella tomó el testigo para ayudar a su madre, ya retirada, cambiando su vida y su oficio en una gestoría para hacer lo que le pedía la vida.
Su sonrisa y su atención son también dos detalles únicos que marcan la diferencia, sobre todo hoy en día cuando no cesan de proliferar locales, especializados en desayunos; traspasar la puerta del Bar Correos es casi como hacer un viaje en el tiempo y, tan pronto como pruebe el bocata se reencontrará con ese sabor de siempre, auténtico y genuino que el paladar siempre celebra y agradece.
Una hermosa pata de cerdo también hará las veces de anfitriona, luciendo en un expositor justo en la esquina de la barra, lugar destacado y más que preferente.
Si preguntan a Delia por el secreto ella responde, sin guardarse nada «lo que hay que cuidar de la pata es el tiempo que se le da y aquí, justo antes de servirla al cliente, le damos un último toque». Y ese toque hace de la corteza de esta pata, una capa fina extra crujiente que, a pedazos, Delia reparte en cada uno de los cientos de bocatas que prepara a diario.
En tamaño pulga o en tamaño común, ambos más generosos de lo que se espera, Delia no para de partir y montar bocatas, a gusto del cliente porque también tiene para quien que lo prefiera con ali oli y queso. Y todo esto, sin perder ni un minuto su sonrisa y de saludar por su nombre a la mayoría de los clientes que, sin parar, no dejan de entrar a este histórico bar de la capital grancanaria.
Me lo decía hace algunas semanas mi compañero David, se asombraba incluso de que yo no hubiera probado este bocado y, aparte de ser muy fan de sus letras, me fio de su paladar. No se equivocó y lo mejor que hice fue hacerle caso.
Ahora que he probado y que me ha encantado, me llevó la buena noticia de poder encargar y traerme a casa, entera o al corte, esta pata, jugosa y deliciosa si aviso a Delia con un par de días de antelación, pero sepan que, ir a comerse un bocata de pata al Bar Correos debería estar en todas las guías que hablen de nuestra ciudad.
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