

Secciones
Servicios
Destacamos
Nació en Jérez de la Frontera, pero sus raíces siguen plantadas en Isla Cristina, en la provincia de Huelva. Desde muy pequeña se trasladó con su familia a Gran Canaria, padre, madre y siete hermanos y desde siempre, la gastronomía fue la espina dorsal de esta numerosa estirpe.
De Pepa, su madre, la mejor cocinera que Ana haya conocido nunca, nos cuenta y nos pone los dientes largos recordando sus platos, como el pimentón de raya o los calamares rellenos. Por supuesto que también el «pescaíto frito» que, prácticamente a diario, se almorzaba y se cenaba, convirtiéndose en el pan de cada día. Pero si había algo que movilizara a toda la saga, era un postre, «con mucho mondongo»: la coca andaluza. Ahí entraban todos a la cocina, a pelar y pica almendras, como si no hubiese un mañana.
Si hoy Ana suma todos los sabores y toda la importancia que se le daba siempre a la comida en su casa, resume lo vivido de una manera muy sencilla que lo explica todo: «fui educada de manera exquisita».
Terminó sus estudios a los 16 años para pronto incorporarse al mercado laboral. Los primeros pasos fueron en aquel periódico de anuncios «El Baúl», donde pronto se hizo con el puesto de directora comercial. Otras empresas, como Vodafone, también contaron con Ana en sus filas, pero a ella la llamaba otro destino.
Su primera experiencia en la hostelería surge en la isla de Lanzarote, con una tetería-crepería en una casa rural regentada por unas amigas, pero pronto, la vida le trajo un nuevo giro, un amigo, productor teatral, le ofreció trabajar en el mundo audiovisual, donde comenzó como ayudante de producción, para terminar, 11 años más tarde, como ayudante de dirección.
Durante todo ese tiempo, la hostelería jamás dejó de rondarle en la cabeza, hasta que ese gusanillo, como nos cuenta la propia Ana: «me picó nivel Dios».
Y Ana abre el salón de lo que hoy, es la casa de muchos: Dorotea y desde ese día, Ana es feliz, todos los días.
A solo un año y unos 7 meses de su apertura, Dorotea es referente de la gastronomía en la capital grancanaria, donde funcionan como una auténtica familia y donde se elaboran platos que ya han pasado a formar parte de la lista de míticos e imprescindibles entre los paladares canarios. Prueba de ello, su bocadillo de cochino, sencillamente inigualable.
Y entre el desayuno, el almuerzo, la cena y los fines de semana, Ana encuentra tiempo para «visitar» a los colegas de profesión, a los que avala y admira y nos cuenta donde disfruta de su pasión.
Nos será difícil encontrarla en la Sandwichería El Pizco, en la zona de Triana y no perdona comerse uno, o varios, redondos de gambas y como buena andaluza, también suele caer un sándwich sevillano.
Para ratitos más pausados le encanta ir a la Casa Suecia, la de toda la vida, para disfrutar de un desayuno considerablemente perfecto: el desayuno continental. Un buen café, un zumo de naranja natural, dos tostadas, jamón, queso, un dulce a elección y un huevo que lo preparan al antojo del cliente.
Ana no entiende el almuerzo sin su aperitivo previo y para eso, juega en casa porque el vermú que sirven en Dorotea es el previo fundamental, para un buen comienzo.
Y desde aquí empieza su ruta, entre semana, haciendo comunidad con sus vecinos y repartiéndose entre todos esos locales sabrosos que hay por el barrio, así que, de lunes a viernes nos será fácil encontrarla en La Coqueta de Cano, en La Travesía de Triana, en el Yantar de la esquina, en el 928 Capital, en el Amaki y en La Florinda. De todos destaca el buen hacer, el mejor trato y el apoyo que se dan, unos a otros.
Eso sí, cuando llega el fin de semana sale de esa frontera para irse hasta El Gallo Feliz y disfrutar de su variedad de arenques. Además, si el clima lo permite entre medias se da un baño y regresa a seguir disfrutando de este local de toda la vida. Sin duda, un plan para copiarle.
Otra parada en su ruta es la barra y, solo la barra, de Ribera del Río Miño y no se perdona unas gambas de Huelva para seguir con un arrocito. Para Ana, la mejor barra de la capital grancanaria.
Y todas las exclamaciones que existen para Deborah y su local La Perpleja, en la zona de La Puntilla, un lugar que es casa y donde todo lo hacen mejor y más bonito.
Cuando coge coche y sale de la capital, dos puntos cardinales marcan su ruta, hacia el norte, La Trastienda de Chago de donde Ana, lo destaca todo porque todo lo hacen muy bueno.
Y hacia el sur, parada en Telde en el restaurante japonés Yoshihiro, un pequeño local por el que siente una más que especial admiración.
Se declara fan de El Churrasco, bien sea para disfrutar con amigos o con su pareja y si le pedimos que destaque un plato su respuesta es rápida y directa, «lo he probado todo y, absolutamente todo me gusta».
Y otro lugar del que no prescinde es el local De Tres en Tres, hermanados en sangre y en pasiones, y su segunda casa, después de Dorotea.
Nos cuenta que nunca se ha sentido seducida por la noche, pero si le encanta alargar sobremesas en un buen tardeo y ese lugar especial donde podemos encontrarla, es el Ginger, también en La Puntilla, en el Paseo de Las Canteras.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.