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Gallego de nacimiento y canario de adopción desde los ocho años, a donde llegó de la mano de sus padres. Nació en la Ribeira Sacra profunda y eso condiciona y educa el paladar. De la tierra que lo vio nacer solo sabe contarnos cosas buenas, entre las que destaca las castañas, los caracoles y el excelente vino que dan sus viñas, de condiciones únicas.
Comenzó en la ULPGC la carrera de Derecho, para terminarla en Madrid, donde cursó un Máster en Dirección de Empresas, que, aún a día de hoy, lleva a la práctica muchas de aquellas enseñanzas, como la tenacidad y una infinita capacidad de trabajo, porque, la jornada laboral de José nunca dura menos de 12 horas.
Por aquel entonces, una empresa sueca le sedujo para llevárselo consigo como director de estrategia, pero su amigo, compañero y colega, Paco Aguilar igualó la oferta y, bendito órdago porque, desde aquel entonces, Gran Canaria sería el lugar donde ha desarrollado su carrera profesional, donde conoció a su mujer, el amor de su vida, y donde han nacido sus dos hijos; Mariana y Rodrigo.
Muchos años de vida profesional dedicándose precisamente al Derecho Laboral. Todo un especialista de reputada fama que sigue conservando intacta la esencia de aquel despacho y con el mismo nombre por bandera: Aguilar Abogados..
No sabemos muy bien cómo, pero compagina la intensidad de su trabajo como profesor de Derecho Laboral en la ULPGC, «sigo dando clases, sacando tiempo de donde no lo tengo porque me ayuda a estar al día, a seguir formándome y aprendiendo para poder enseñar a mis alumnos».
Huye de los individualismos y precisamente por eso, José todo lo traslada en plural, desde la frenética actividad del despacho, hasta los ratos de ocio, porque, sin su familia, nunca y a ninguna parte.
Nos ponemos cómodos para poder seguirle el ritmo y, con detalle nos cuenta donde disfruta del sabor de Gran Canaria y, por supuesto, no iremos solos.
De lunes a viernes llevan siendo él y su mujer, Cirenia, fieles a El Yantar de la Esquina, donde nada más entrar ambos sienten que están en la cocina de su casa. Una tosta de excelente jamón con aceite de oliva virgen y un buen tazón de café con leche. Un paréntesis que nunca perdonan y que no cambian por nada, salvo los sábados, cuando acuden a La Flecha y disfrutan, también juntos, de una de sus irresistibles pulguitas, sobre todo las que llevan aguacate, aunque nos confiesa que ha llegado a pedirse un bocata de calamares. De este lugar aprecia el trato, el ambiente familiar y el café inigualable.
Los domingos son de desayunar en casa y, ese espacio y tiempo, tampoco lo cambian por nada.
No quiere darnos su ruta sin antes apuntar que, gracias a Cirenia lleva un tiempo cambiando de hábitos y acomodándose a otros nuevos. Arranca su mañana desde muy temprano y en el gimnasio, así que, sus lugares favoritos de almuerzo, porque la actividad no le permite disfrutar de su casa en esta franja horaria, se reparte entre los locales donde la materia prima y el buen hacer, son indispensables.
Dicho esto, lo habitual, entre semana, será encontrarle en el mítico Café Madrid y no perdona, cuando va con amigos y colegas de profesión, los huevos fritos con jamón. Aparte de eso, ofrecen un menú de lo más equilibrado y delicioso y nos apunta, siempre lo hacen bien y buena prueba de ello es su potaje de lentejas.
Muy cerquita de éste, otro lugar que no cambia, donde la pasta, las ensaladas y la cercanía de Macame y de Franco, lo han convertido en parada de su ruta, Vai Piano «siempre almuerzo de manera increíble y tratan la materia prima como si lo estuvieran haciendo para su casa».
Los fines de semana, en ese tiempo donde se permite relajarse, con familia y con amigos, dos son los lugares donde José sabe que siempre va a disfrutar de excelente gastronomía, el primero, 1890 La Bodeguita, en el Hotel Santa Catalina, al que le une un vínculo muy especial que su suegro le enseñó a apreciar. No solo es un lugar precioso, con valor y peso sentimental, sino que, además todo lo cocinan y lo presentan de manera sobresaliente.
Rías Bajas es otro de los esenciales para José, donde destaca la transformación integral de este restaurante lo que le ha hecho sobresalir de manera extraordinaria en la gastronomía grancanaria. Ambiente, atención y materia prima indiscutibles y, se puede decir que incomparables.
Debido a esos nuevos hábitos que lleva a la práctica de manera espartana, las cenas se han convertido en algo más frugal. Entre semana solo lo encontrarán en casa, disfrutando de los suyos y guardándose ese tiempo para ellos, pero, los fines de semana se auto concede la licencia para disfrutar de algo ligero, con Cirenia y sus hijos o con amigos. Algo que le viene muy a mano es Mr. Kale, por cercanía y porque sabe que aquí encontrará ese bocado sano y equilibrado.
Reconoce también que le encanta un buen jamón, así que, los fines de semana podemos encontrarle en Mundo Ibérico, porque sabe que allí encuentra justamente lo que le gusta.
Y volvemos a ese lugar mágico para José y su familia, la terraza Alis Rooftop en el Hotel Santa Catalina es el espacio donde disfruta de lo que le apetece, admira las soberbias vistas de la bahía de Las Palmas de Gran Canaria y donde siente que se transporta y se evade, «en esta terraza tengo la sensación de estar de viaje».
Y nos apunta que también le encanta la terraza del propio hotel, Santa Catalina, a Royal Hideway , previa al hall, porque le hacen sentirse bien y es de esos lugares donde nada, puede salir mal.
Porque ese es otro de sus placeres, viajar, también en familia, con rutas marcadas que siempre llevan una gran carga de gastronomía; «antes las elaboraba Cirenia y ahora ha recogido el testigo mi hija Mariana y, he de decir que esa responsabilidad, no ha podido caer en mejores manos».
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