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«Hasta los pisos compartidos están imposibles. Nos quedamos con lo que nadie quiere, prácticamente zulos»Independizarse de la vivienda familiar lleva tiempo siendo una odisea para los jóvenes canarios. La escasez de oferta, su mala calidad y desorbitados precios está provocando que personas por encima del salario promedio en las islas tengan que dedicar más del 50% de su salario a ese fin, siendo ello «una burrada».
Así es el caso de Raquel Galacho, profesora de dibujo en la enseñanza secundaria, que destina 350 euros a compartir piso en Las Palmas de Gran Canaria. Allí, vive con una compañera que al tener una habitación más grande paga 450 euros, por lo que de vivir en sola en la casa debería abonar 800 euros.
Al describir las condiciones de la vivienda, Raquel explica que se trata de una cuarta planta sin ascensor, parte de un edificio antiguo con una habitación que da a un patio interior y un «piso que está reventado». Para Raquel, fue «una odisea» poder encontrar esta vivienda, en unas condiciones lejos de ser idílicas. «No le hacen un mantenimiento para que esté bonito y cuidado pero de todo lo que vi fue lo mejor que encontré, recalca.
Raquel resalta que en ciertas zonas de la capital grancanaria la oferta de alquiler no baja de las cuatro cifras, «unos precios desorbitados» teniendo en cuenta el pobre nivel adquisitivo de los canarios. A su vez, afirma, que por motivos laborales ha vivido en zonas de la isla como la Vega de San Mateo donde si es posible vivir de forma totalmente independiente.
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En este piso desde el mes de octubre, Raquel considera encontrar piso en esas fechas «casi imposible», por la oleada de extranjeros que llegan a la ciudad que «están dispuestos a pagar más que lo qué los locales pueden permitirse. Al final nos quedamos con lo que nadie quiere, habitaciones que son prácticamente zulos».
También explica que «hay que tener cuidado» a la hora de buscar alojamiento ya que existen multitud de intentos de estafa.
Para la profesora de secundaria, los precios «no van a disminuir» y la única posibilidad de vivir sola sería en el caso de convertirse en madre o acabar mudándose con una pareja.
Por ello, opina que irse a vivir solo «es una fantasía hoy en día. Nadie quiere gastarse más de la mitad del sueldo en una casa que al fin y al cabo no es suya. Llega al punto que sale más rentable comprar que alquilar».
Al final, añade que siempre existe cierta incertidumbre al alquilar ya que uno «está pagándole la hipoteca a otra persona y cuando ella lo decide puede dejarte sin piso y con una mano delante y otra detrás».
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