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Disfrutar de un día de playa, caminar por alguno de los senderos que se adentran en frondosos bosques, descubrir impresionantes volcanes y paisajes sobrecogedores, casi de otro mundo, e imponentes barrancos y acantilados. Contemplar un cielo infinito de estrellas en buena compañía o hacer realidad ese sueño de ver a las ballenas y delfines nadar en libertad… todo eso es posible en unas vacaciones en Tenerife.
La isla también conserva hermosos cascos históricos de gran valor artístico en los que pasear sin prisas, museos y pueblos encantadores cargados de tradición donde mezclarse con los lugareños y conversar con ellos. Quizá lo que apetezca es hacer algo de deporte. No hay problema. Aquí es posible practicarlos todos, especialmente los relacionados con el mar y el golf, pues la isla dispone de varios campos donde elegir. Y si se buscan emociones algo más intensas, nada como divertirse en las modernas atracciones de los parques de ocio, un paraíso para los niños que guardarán un recuerdo inolvidable de sus vacaciones en familia. En definitiva, un plan distinto para cada día y ¡adiós aburrimiento!
Pero Tenerife también es perfecta para descansar y desconectar del estrés. Al ser un destino turístico consolidado cuenta con una extraordinaria oferta de alojamientos, desde los más exclusivos a otros más modestos, en los que relajarse rodeados de todas las comodidades y servicios.
Las playas muy concurridas y con aguas tranquilas se encuentran en los principales núcleos turísticos de Tenerife, situados en el sur de la isla. Pero también las hay más tranquilas y alejadas de los centros urbanos en diversos puntos de la costa. Las hay de oscura arena volcánica o en forma de maravillosas piscinas y charcos naturales protegidos del oleaje.
Cualquier elección es perfecta para disfrutar de un fabuloso día de playa. Lo mejor es descubrirlas y sumergirse en ellas.
Observar a las distintas especies de cetáceos que nadan en libertad en las aguas del suroeste de Tenerife, uno de los pocos lugares del mundo donde se pueden avistar tan cerca de la costa, es una experiencia difícil de olvidar. Además de los calderones y delfines que viven aquí durante todo el año, a esta zona privilegiada también acuden ballenas azules y orcas. Un auténtico santuario para estos increíbles mamíferos que encuentran aquí las condiciones idóneas para alimentarse y reproducirse.
La fragilidad de este valioso ecosistema obliga a garantizar su conservación. Tal es así que la actividad está regulada, por lo que únicamente las embarcaciones autorizadas pueden realizarla bajo el estricto cumplimiento de la normativa que garantiza el respeto hacia estos fabulosos animales y su hábitat.
El pico más alto de España
Si hay algo de lo que Tenerife puede presumir es de sus extraordinarios espacios naturales. Pero hay uno que destaca especialmente: el Parque Nacional del Teide, el más visitado de Europa. Además de albergar la impresionante estructura volcánica del Teide, el pico más alto de España y Patrimonio Natural de la Humanidad, aquí encontrarás el paisaje más sobrecogedor que quizá hayas visto.
La imaginación no alcanza para hacerse una idea de la imponente panorámica que aparece antes nuestros ojos desde la cima, a 3.715 metros de altitud, con la extraordinaria visión de la caldera, los cientos de conos, coladas, diques, roques... Sin olvidar las especies de flora y fauna que allí habitan, con numerosos endemismos, algunos incluso exclusivos del Parque.
Quienes estén en buena forma física y dispongan de unas seis horas pueden subir a pie hasta la cima por el sendero habilitado, pero también existe la posibilidad de utilizar el teleférico y ascender en tan solo unos minutos.
Para la mayoría de quienes conocen la isla, el Parque Nacional del Teide es la joya natural por excelencia de Tenerife. Pero no la única. Rodeando este paisaje volcánico encontramos otro tesoro, el Parque Natural de Corona Forestal, un frondoso bosque de pinar canario que se extiende en toda su inmensidad por barrancos y valles. Todo un espectáculo de colores que varían entre el verde intenso de los pinos, el azul del mar y del cielo, y los tonos oscuros del gran volcán.
Y aún hay más. Como el Macizo de Anaga, una de las siete Reservas de la Biosfera de las Islas Canarias y refugio de especies de laurisilva ya extinguidas en la mayor parte del planeta, donde los valores naturales y culturales conviven en perfecta armonía. O el Parque Rural de Teno, un lugar de difícil orografía con impresionantes acantilados, valles y zonas boscosas cuyo aislamiento ha jugado a su favor, pues ha permitido mantener casi intactos valiosos hábitats que sirven de refugio a especies amenazadas. Entornos naturales que acogen también encantadores caseríos dedicados a la agricultura y ganadería.
Centros históricos bien conservados
En Tenerife también se respira historia en varias de sus localidades. Un claro ejemplo es San Cristóbal de La Laguna, muestra única de ciudad colonial no amurallada que sirvió de inspiración a otras ciudades coloniales americanas. Ello, unido a que mantiene prácticamente inalterado el trazado original del siglo XV, la ha hecho merecedora de ser declarada Patrimonio de la Humanidad.
La Orotava también alberga un importante conjunto histórico artístico, así como el centro de Puerto de la Cruz, que cuenta además con un interesante Jardín Botánico.
Igualmente merecen una visita la arquitectura civil y religiosa de Icod de los Vinos y, por supuesto, su enorme drago milenario, árbol endémico de la Macaronesia. O el pueblo costero de Garachico, que conserva aún las huellas de la violenta erupción volcánica que sufrió en 1706.
Y, cómo no, la capital de la isla, Santa Cruz de Tenerife, donde se combina la ajetreada vida de ciudad moderna con un centro histórico delimitado por un triángulo de calles y plazas donde se sitúan sus edificios más emblemáticos. Uno de ellos es el Antiguo Hospital Civil, muestra de la arquitectura neoclásica que aloja uno de los museos más interesantes de la isla: el MUNA, Museo de Naturaleza y Arqueología.
Con una lista infinita de opciones, en la isla 100% vida es imposible aburrirse. Son varios los parques dedicados al ocio, entre los que destacan dos instalaciones consideradas las mejores del mundo en su ámbito: el parque acuático Siam Park y el zoológico Loro Parque.
Forestal Park es el plan perfecto para quienes buscan aventuras en contacto con la naturaleza, pues aquí tendrán la oportunidad de jugar entre altísimos árboles. Jardines botánicos, parques etnográficos y de atracciones, pistas de karting para amantes de la velocidad, centros comerciales… Tenerife ofrece respuesta para satisfacer cualquier expectativa de ocio y diversión.
Deleitarse con las estrellas
Las cumbres de Tenerife son una de las tres Reservas Starlight de las Islas Canarias, una acreditación que da idea de las magníficas condiciones de las zonas más altas de la isla para observar las estrellas.
Uno de estos lugares privilegiados es el Parque Nacional del Teide donde, rodeados de las sobrecogedoras siluetas del paisaje volcánico, nos estremece de emoción el infinito cielo nocturno rebosante de millones de puntos brillantes, los cráteres de la Luna… y alguna que otra sorpresa. No es casualidad que aquí se encuentre uno de los observatorios astrofísicos de las Islas Canarias, un centro científico que también se puede conocer concertando previamente la visita guiada.
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