Fernando del Castillo y Benítez de Lugo es miembro de la familia Condal y una voz autorizada para hablar de los 60 años del proyecto Maspalomas Costa Canaria. Con el presidente del Centro de Iniciativas y Turismo, empresario y promotor turístico hemos querido analizar la actividad turística de Gran Canaria.
-Se cumplen 60 años de Maspalomas Costa Canaria. Como miembro de la Familia Condal, ¿qué balance hace de aquella iniciativa, que fue el pistoletazo de salida del desarrollo turístico de la isla?
-El proyecto Maspalomas Costa Canaria fue la gran apuesta empresarial de mi familia para el desarrollo turístico y económico de toda Gran Canaria en los años 60. A través del concurso internacional de igual nombre se sentaron las bases para una planificación urbanística y turística que incluía el frente de litoral costero más apropiado para este uso, desde San Agustín hasta Arguineguín. Esta operación suponía un gran riesgo económico debido al elevado compromiso de inversión que conllevaba, pero a pesar de ello, repetiendo el mismo espíritu emprendedor de otros ciclos económicos e históricos vividos, mi familia, como amantes de nuestra isla, siempre se implicó en el desarrollo de Gran Canaria poniendo nuestras propiedades costeras para este fin. Empezamos de cero, poniendo toda la infraestructura necesaria: agua, luz, carreteras, saneamiento, depuradoras, desaladoras, etc, financiándola con capital propio, por un beneficio particular claro está, pero también contribuyendo al interés general mediante una inversión participativa a través de la cual miles de familias canarias también se repartieron las plusvalías y riqueza que iba generando la actividad turística.
60 años
«El proyecto Maspalomas Costa Canaria fue la gran apuesta empresarial de mi familia»
Con ello se consiguió crear el emporio turístico que significa hoy este atractivo lugar, motor de la economía de Gran Canaria, un destino internacional competitivo muy reconocido y valorado económicamente en muchos países de nuestro entorno, del que viven y trabajan actualmente miles de paisanos y extranjeros, incluso desde sus países de origen. Es inmensa la cantidad de riqueza que se ha creado. Estamos muy orgullosos de Maspalomas.
-Frente a quienes critican el desarrollo turístico, ¿cree que el balance de estos 60 años es más positivo que negativo?
-Criticar el desarrollo turístico creado y lo que representa hoy Maspalomas a nivel mundial desde un ángulo simplista es pura demagogia o más bien ignorancia. Claro que el balance es positivo en todos los sentidos. No sería justo criticar el desarrollo conseguido desde nuestro actual conocimiento que engloba renovados estándares paisajísticos, sostenibilidad medioambiental, nuevas tecnologías de construcción, energéticas, digitales y, sobre todo, años de estudio académico y evolución sobre el comportamiento y las necesidades de la demanda turística, las coyunturas sobrevenidas del cambio climático, etc. Siempre hay espacio para una crítica constructiva contextualizando en el tiempo todo lo anterior, aspirando en cada momento a mejorar nuestro modelo turístico en términos evolutivos hacia el camino de la excelencia.
El turismo es algo dinámico, una ciencia compleja en constante cambio y la cual requiere disponer de toda la información actualizada de su demanda para implementar acciones inteligentes de productos y servicios innovadores como resultado de un análisis estratégico continuo, bien asesorado por expertos, tanto para el ámbito del sector como para cada una de nuestras propias empresas. Esta es la perspectiva desde la cual debemos tomar decisiones para garantizar la mejora continua de nuestro sector turístico. Oír a los estudiosos, a los empresarios, formar a nuestros trabajadores, recualificar y diversificar nuestra oferta. Quedarse atrás rezagado no nos lleva sino a la pérdida de competitividad.
-La pandemia nos enseñó lo que significa estar con turismo cero. ¿Ve alternativa a una economía dependiente del turismo?
-Lo más valioso que hemos aprendido de esta pandemia es el conocimiento obtenido para ser capaces de vencer otras amenazas similares a las que podremos enfrentarnos muchísimo mejor preparados. Tal vez el turismo cero no será, después de la curva de aprendizaje adquirida por toda la población, por todos los negocios, por todos los gobiernos, por las instituciones sanitarias, etc. La pandemia nos ha sacudido provocando cambios disruptivos en nuestras convicciones sobre qué aspectos socioeconómicos debemos considerar estratégicamente prioritarios. En este escenario postpandémico hay una clara apuesta por asegurar, al margen del grado de ventaja competitiva que tengamos, una mayor soberanía de bienes y servicios, especialmente los estratégicos.
Aunque en determinados casos, la economía circular local y la sostenibilidad fuere menos eficiente en términos relativos a una economía globalizada, no podemos arriesgarnos a que ciertos productos o servicios escaseen en momentos de amenazas climáticas, pandémicas o conflictos bélicos como el que vivimos actualmente. Nuestra isla es eminentemente una economía turística que siempre seguirá dependiendo del turismo, no solo el propio sector sino casi todo lo que vive de él. La pandemia afectó igualmente, a través del cero turístico, a la mayoría de las industrias canarias. Apuesto por una diversificación de la oferta turística, pero también tengo mucho deseo e ilusión en explorar y desarrollar oportunidades en otros sectores. Ya lo estamos consiguiendo en algunos otros desligados del turismo.
-Si fuera alcalde de San Bartolomé de Tirajana, presidente del Cabildo de Gran Canaria o del Gobierno de Canarias, ¿qué cree que habría que hacer con la oferta turística grancanaria?
-Creo que en la mayoría de los casos, los políticos están bien asesorados desde el punto de vista técnico en cuanto al binomio turismo y urbanismo. El asesoramiento externo e interno en lo promocional es muy profesional e innovador y el planeamiento insular, desde hace bastante tiempo, viene estando bien planteado ya que garantiza un desarrollo sostenible para el turismo y acierta en el diseño y en la definición de infraestructuras que resuelven de forma ordenada los principales retos insulares en ese ámbito. Nuestros políticos deberían acatar y cumplir las grandes directrices que ya están planificadas y consensuadas, estar más atentos en resolverlas según lo programado y permitir que los agentes económicos las puedan implementar de una forma más eficiente, con menos burocracia. Tendrían que escuchar más la opinión de los empresarios por su conocimiento pragmático, implicación y riesgos personales asumidos en los distintos sectores como el turístico.
Tenemos que unirnos, tanto políticos como empresarios y otros agentes, en el reto de recualificar y diversificar nuestra oferta turística privada, pero sin olvidar la necesidad perentoria de continuar mejorando igualmente la pública con garantía de un buen mantenimiento de todas las infraestructuras y servicios públicos turísticos. Los políticos de altas miras no se dejan dominar por un puñado de votos y deben actuar en coherencia con lo que preconizan, defendiendo con rigor la legalidad vigente para dar seguridad jurídica a la inversión y confianza en las instituciones. El sector turístico canario tiene todavía mucho recorrido, si hacemos las cosas bien, seguiremos afianzando y revalorizando nuestra principal industria.
-¿El reto debe ser aumentar el número de turistas que nos visitan o apostar por un turismo de mayor poder adquisitivo?
-No me gusta analizar nuestro desarrollo turístico con planteamientos simplistas. El camino acertado hacia donde debemos dirigirnos exige como dije de análisis complejos requiriendo la implicación de muchos agentes. Tenemos que continuar creando valor en toda la cadena productiva de productos y servicios, no solo mejorando lo actual sino justificando una ampliación mediante criterios firmes de sostenibilidad y diversificación. Hay todo tipo de niveles de oferta y demanda, el reto está en fidelizar las diferentes demandas manteniendo un alto grado de competitividad y satisfacción frente a otros destinos competidores. Hay muchísimas oportunidades para crecer en valor.
Cementera en El Pajar
«A día de hoy, esa actividad industrial portuaria en esa ubicación ya no se sostiene»
-La familia Condal estuvo en los inicios de la cementera en El Pajar. ¿Por qué ahora cree que ha llegado el momento de replantear su ubicación?
-La cementera comenzó su andadura incluso antes del concurso de Maspalomas Costa Canaria. Estamos hablando de más de 60 años. En su día se eligió la ubicación más cómoda, cercana a la cantera de puzolana y conveniente para la construcción del puerto cementero. Ya en los años 60 ejerció una contaminación negativa en su enclave costero cercano. Fue en los 80 cuando empezó ya directamente a perjudicar ambientalmente en el turismo a medida que se iban extendiendo las urbanizaciones a ambos flancos. Sería injusto no reconocer la gran aportación económica de la cementera para la isla, puestos de trabajo, etc, la familia Condal los primeros, que estuvimos implicados después de su etapa primigenia. Pero el tiempo transcurrido y las circunstancias actuales son distintas. Cualquier grancanario con sentido común se da cuenta que esa actividad industrial portuaria en esa ubicación ya no se sostiene por dos razones fundamentales: una, porque esta empresa privada lleva disfrutando la concesión industrial durante más de 60 años dándose la condición que ya ha vencido la misma y por tanto la oportunidad histórica de recuperar el espacio del muelle para uso y disfrute de todos los canarios y turistas, y segunda, porque la normativa, que hace ilegal la renovación, se ha ido consolidando a lo largo de la última década gracias a un planeamiento territorial insular vinculante que destina a la especialización turística todo esa área.
La especialización turística de la concesión portuaria abandonando el uso industrial es una cuestión avalada por la legalidad vigente debiendo ser objetivo de todos. Lo han demostrado ya muchos políticos, expertos en derecho, amplia representación empresarial y de la sociedad civil. Ahora falta que el gobierno regional sea coherente. Echamos de menos un rotundo posicionamiento del Cabildo a favor de la no renovación. En manos de nuestros dirigentes responsables y de la empresa cementera, como propietaria de los terrenos adyacentes a la concesión, está también negociar un buen acuerdo de traslado a una zona apta calificada como industrial en nuestra isla a cambio de unas compensaciones favorables para esta última. Sería imperdonable no aprovechar la ocasión. Una deslocalización que permitiría un ingente desarrollo económico en los alrededores con estricto cumplimento de unos vinculantes y exigentes estándares turísticos actuales. Lo contrario sería involucionista y anacrónico, muy contrario al deseo de la mayoría, más bien un despropósito. El privilegio de una clasificación territorial de suelo turístico presupone por ley unos derechos y obligaciones.
La familia Condal siempre ha sido muy responsable con el desarrollo de sus terrenos privados a lo largo de toda la costa sur de Gran Canaria, derivándose un uso público que deviene del propio planeamiento en beneficio de todos. Maspalomas es un caso de éxito, fue una apuesta empresarial arriesgada en busca de una rentabilidad razonable pero también muy consciente del interés general que tanta riqueza económica ha generado para miles de grancanarios y extranjeros.
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