Marsella y la mezcla de culturas de una ciudad mediterránea

La naturaleza cobra protagonismo en la costa de Marsella, donde la ciudad se encuentra con el mar. En esta zona se puede visitar el Parque Nacional de Calanques, el mayor de categoría periurbana de Europa. Acantilados de piedra caliza, playas de guijarros, arena fina y un agua turquesa cristalina, que atrapa al visitante nada más poner un pie en la ciudad.

Un paraje natural que permite disfrutar a los apasionados del senderismo, a aquellos que quieren probar los deportes acuáticos o, simplemente, a los que buscan un rato de sol y playa. Aunque, sin duda, es un entorno privilegiado e ideal para conocer y explorar el fondo marino nadando o practicando el buceo de superficie o esnórquel, ya que la flora submarina es uno de sus grandes atractivos.

El parque es perfecto para toda clase de visitantes, con calas más accesibles para excursiones en familia y rutas más elaboradas, que disfrutarán, especialmente, los amantes de la aventura. Sin embargo, este patrimonio natural está rigurosamente protegido y regulado, debido a su condición de Parque Nacional, lo que hace que prácticas como la pesca estén prohibidas.

Las Islas del Frioul, un archipiélago de leyenda

Pomègue, Ratonneau, Tiboulen e If son cuatro pequeñas islas que, frente a la costa de Marsella, forman el Archipiélago de Frioul. Un entorno natural caracterizado por un clima seco, una vegetación endémica adaptada y aves marinas, como la gaviota, que conquistan el territorio.

En la Isla de If existe una fortaleza que fue construida por orden del rey Francisco I y que, posteriormente, se convirtió en una prisión, en la que transcurre parte de la novela de Alejandro Dumas El Conde de Montecristo, y que en 1890 fue abierta al público. El pasado de Marsella como puerto de escala también afectó a la isla de Ratonneau, con numerosos visitantes. Esta tradición hizo que, a principios del siglo XIX, el arquitecto Michel-

Robert Penchaud construyera el hospital Caroline, donde trataron a pacientes con fiebre amarilla. Hoy solo quedan las ruinas, que están en pleno proceso de restauración y pueden ser visitadas. Además, suelen albergar exposiciones y conciertos con los que disfrutar de la cultura en un ambiente privilegiado.

El Puerto Viejo de Marsella, el origen de la ciudad

Cuenta la leyenda que la ciudad de Marsella nació alrededor del Puerto Viejo. Una construcción con 26 siglos de historia que, hoy, conforma el centro social de la ciudad. Desde el siglo XVI este puerto era el centro de la vida marsellesa, por lo que varios edificios significativos se instalaron en esta zona, como el Hotel de Cabre y La Mansión Diamantée.

El pasado de la ciudad también puede leerse a través de su arquitectura, que deja ver la riqueza de una cultura marcada por el tráfico naval proveniente de múltiples zonas del mundo. La religión también ha formado parte importante en la biografía de la ciudad. La Abadía de Saint Victor, el templo de Santa María la Mayor o la basílica de Notre-Dame de la Garde son ejemplo de ello. Esta última tiene más de ocho siglos y se sitúa sobre una colina, en la que se puede visitar una estatua dorada de la Virgen de once metros de altura.

En definitiva, Marsella es una ciudad que vive y ha construido su relato gracias a su relación con el mar Mediterráneo. Una región cuya población conoce lo cosmopolita del comercio, lo puro de sus entornos naturales y lo histórico de las obras que construyen su urbanismo. Una historia que va más allá de la realidad y que, en ocasiones, se convierte también en leyenda.

Vuelos sin escalas y con el mejor servicio

Gracias a la conexión que ofrece la aerolínea canaria Binter, a partir de julio será posible viajar a Marsella, en vuelo directo, los viernes desde Gran Canaria. No obstante, la compañía facilita el salto interinsular sin coste en los vuelos en conexión, por lo que hay facilidades para viajar desde cualquier isla.

Los pasajeros de esta nueva ruta disfrutarán de las ventajas diferenciales del producto que ofrece Binter: el confort de sus nuevos aviones Embraer E195-E2 -el reactor de pasillo único más silencioso, limpio y eficiente de su clase, con una configuración que permite más espacio entre filas y la comodidad de no tener asiento de en medio-, a lo que se suma un servicio a bordo de alta gama, con amplias prestaciones para todos los pasajeros que incluye un catering de cortesía durante el trayecto.

Puedes consultar más información turística de Marsella en el portal web www.marseille-tourisme.com/

• Temas
• Binter
• Francia
• Marsella