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La isla de Gran Canaria apenas ha crecido en el número de turistas desde el año 2015 a pesar del fuerte incremento que el sector ha experimentado a nivel mundial -en los últimos ocho años el repunte anual ha superado el 3%-. Otras islas del archipiélago sí han registrado aumentos en el número de visitantes, como es el caso de Lanzarote, que ha ganado 400.000 turistas entre 2015 y 2022 (+14,2%) o Tenerife, con 700.000 visitantes más (+16%).
La recuperación del turismo en 2022, tras la covid, mantiene también a Gran Canaria como la isla que peor está evolucionando, con una caída al cierre del año en el número de visitantes de casi un 10% y acaparar el 55% del total de los turistas perdidos en las islas. El pasado año cerró con 3,2 millones de turistas frente a los 4,9 millones de Tenerife.
Los datos son motivo de preocupación para los empresarios de Gran Canaria, que ven que la isla se está quedando estancada como destino turístico y reclaman soluciones a las administraciones. Ellos han hecho los deberes y en los últimos años han acometido la modernización de los complejos pero la iniciativa pública no ha ido a la par.
El presidente de la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Las Palmas (Feht), José María Mañaricua, considera que existen cinco grandes razones por las que el sector turístico de Gran Canaria no crece.
En primer lugar apunta a la falta de hoteles de cuatro y cinco estrellas en las zonas turísticas de las islas. Como indica, en los últimos años se han abierto muchos pequeños establecimientos en formato de 'hotel boutique' en la capital grancanaria y en otras localidades pero se trata de hoteles de muy pocas habitaciones. «Los últimos hoteles abiertos son el Baobab y el Radisson de Mofan. Dos en quince años. Eso no es nada», indica Mañaricua.
En Tenerife, por ejemplo, antes de que entrara en vigor la moratoria turística, salieron adelante numerosas licencias de construcción para levantar hoteles de lujo. Esta isla tiene hoy 129 establecimientos de cuatro y cinco estrellas con un total de 71.727 plazas mientras que en Gran Canaria hay solo 87, con 45.367 camas, según los datos que maneja el Gobierno de Canarias.
Mañaricua también apunta como un problema a atajar la situación de obsolescencia en la que se encuentran los centros comerciales de los sures, la mayoría de ellos con 40 años de historia, y que concentran comercio, restauración y ocio como el Anexo y el Faro. «El turista de hoy en día no demanda estos centros comerciales obsoletos», indica Mañaricua, quien señala que aunque se trata de negocios de titularidad privada la administración pública debe intervenir y forzar su modernización mediante un plan que contenga incentivos y medidas fiscales, como créditos blandos, para cambiar su situación. Otra solución podría ser, según indica, un cambio de uso o autorizar un uso compartido. «Si renuevas estos centros comerciales toda la zona se transforma por completo», manifiesta.
El presidente de la Feht señala que Gran Canaria no tiene una oferta complementaria de nivel, que responda a las demandas de los turistas. «Tenemos que tener una oferta del siglo XXI», señala.
Los servicios de playa y la experiencia que los clientes tienen en la playa es otro de los problemas a atajar, según indica Mañaricua, que critica que las hamacas, los chiringuitos y los paseos marítimos «son de otra época».
Añadido a esto, apunta a la carencia de la isla en oferta complementaria de parques acuáticos y marinas para yates de lujo, que atraen a un turismo de mayor nivel de gasto. «Necesitamos que las administraciones se alineen y actúen», manifiesta.
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