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laura bautista / EFE
Las Palmas de Gran Canaria
Sábado, 3 de abril 2021, 09:40
En el parque de atracciones Holidayworld de Maspalomas (Gran Canaria), llevan un año adaptándose «con cintura» a las restricciones de la pandemia, han sorteado meses de cero turismo sin un solo despido y, aunque saben bien que el nivel de actividad que hoy les permiten no da para cubrir gastos, están convencidos de que «ya no puede quedar mucho».
Hace un año, en el confinamiento reforzado de la Semana Santa de 2020, la Agencia Efe visitó las instalaciones de una de las referencias del ocio en la localidad turística más importante de Gran Canaria, recién reformadas y cerradas sin fecha de apertura, para conocer cómo afrontaba el sector semejante incertidumbre.
En aquel momento, su directora, África Padrón, se declaraba «preocupada», no solo por el cierre, sino sobre todo por sus trabajadores, a los que se había visto obligada a poner en ERTE y por los que esperaba poder recuperar pronto la actividad.
Padrón resaltaba entonces que en su empresa, de trayectoria familiar, hay empleados que forman también una «familia profesional» con varias décadas de trabajo en el parque de atracciones, por los que esperaba «aguantar» el golpe que les estaba dando la covid-19.
Transcurrido algo más de un año, ha podido rescatar del ERTE con diferentes porcentajes de actividad a 120 de sus 140 trabajadores, sin tener que despedir a nadie y reduciendo plantilla únicamente con los contratos que se han ido agotando.
África Padrón subraya que, con todo, la situación no es fácil para la estabilidad del negocio, aunque se declara optimista, porque cree que «el final está cerca, vemos la esperanza en la vacunación masiva, que ya es una realidad en otros territorios como Gibraltar».
El equipo del Holidayworld han pasado por diferentes etapas, entre otras por la «ola de optimismo» de mayo del año pasado cuando pudieron reabrir y creyeron «ver la luz». Después, la situación se alargó más de lo que pensaban, pero piensan haber logrado «adaptarse semana a semana» a los cambios, «aguantando el tipo».
Sin embargo, a pesar del esfuerzo y la resiliencia que han demostrado en los últimos meses, las restricciones han comenzado a pasar factura y la cuesta de enero está siendo muy dura para este emblemático parque de atracciones del sur de Gran Canaria.
«En fase 3 la gente se ha retraído muchísimo, no solo porque evita aglomeraciones sino porque lo está pasando mal», y eso se nota, dice Padrón. «Hay gente en paro o en ERTE que ya no gasta como antes, y es lógico», añade.
Por ello, entre otras cuestiones, «el negocio no va con el ritmo que nos gustaría» y es que están limitados a un 50 % de aforo. Ante esta situación, este centro que durante décadas venía abriendo los 365 días del año ahora solo lo hace de jueves a domingo, con la mitad de clientes y principalmente de la mano de la comunidad local.
El volumen de actividad ha quedado reducido a la mitad, por lo que «de las 3.500 personas que podían disfrutar del parque hace un año ahora solo está permitido que lo hagan 1.500», lo que supone que en ocasiones el cartel de lleno se cuelgue a las 19.00 horas, apenas un poco después de la apertura.
Esto implica una «actividad contenida», un techo de ingresos para cada fin de semana por las restricciones de aforo que «no es suficiente». Con esa caja no pueden mantenerse, añade la directora.
Además, el Holidayworld debe devolver el crédito solicitado para la reforma integral de las instalaciones de 15 millones de euros, que es «un capital bastante alto y del que también toca pagar los intereses». En la empresa ya tienen asumido que esa inversión la amortizarán «varios años más tarde de lo que estaba previsto».
El pasado año 2020, el parque alcanzó un punto muerto entre ingresos y gastos gracias a la «lealtad» de los clientes locales, los canarios, algo por lo que Padrón se siente afortunada, pero en enero y febrero han perdido dinero.
La tesitura es «complicada», pero esta empresaria espera «que no se alargue mucho en el tiempo para poder continuar».
El punto fuerte del Holidayworld se mantiene en el ocio, que se complementa con la restauración, el servicio de terraza y la música en vivo, esta última suspendida en fase 3.
«Tengo esperanza en el futuro, un futuro que veo próximo con noticias como la 'nueva normalidad' que han alcanzado gracias a las vacunas Israel o Gibraltar, por ejemplo», dice Padrón.
La directora del parque de atracciones confiesa que tiene dudas de si se alcanzará la meta de un 70 % de vacunación para el verano, pero en su equipo tienen ya «el foco puesto en el invierno que viene», en la temporada alta en Canarias, «para la vuelta de la actividad turística» y de «cierta normalidad sanitaria y económica».
La Semana Santa solía ser, al igual que el verano, un momento de bonanza para el Holidayworld, pero ya cuentan con esta será «muy anormal». El último fin de semana de marzo, por ejemplo, detalla Padrón, «normalmente era siempre bueno», pero el de este año «ha sido de los peores del mes».
Aun así, espera que la actividad «remonte un poco» en estos días festivos, aunque muy lejos de las cifras a las que estaba acostumbrado el centro en sus últimos años: «Es imposible que lleguemos a un nivel ni siquiera similar precovid por el volumen de gente que podemos tener en el centro y también porque los clientes están retraídos, con el gasto contenido, como es normal».
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