El transporte de coches eléctricos en barco, un desafio para el sector marítimo internacional

En 2022 el carguero 'Felicity Ace' se hundió cerca de Azores con casi 4.000 vehículos de marcas tan reputadas como Porsche, Audi, Volkswagen o Bentley, entre otras, después de que se incendiara uno de los vehículos eléctricos que transportaba. Este verano era el buque 'Freemantle Highway', con casi 3.000 vehículos -algunos eran Rolls Royce-, el que se incendiaba frente a las costas holandesas por el mismo motivo. En este caso, el buque no se hundió y pudo ser remolcado.

Ambos sucesos han puesto en evidencia un riesgo real. Fuentes del sector apuntan que, aunque la posibilidad que hay de que se incendie la batería de un vehículo eléctrico es muy reducido, en caso de producirse las consecuencias pueden ser devastadoras.

Cuando se prende una batería de litio se da lo que se denomina como la 'llama azul' y su extinción es muy complicada y difícil. Solo se consigue apagar el fuego cuando no hay oxígeno. «Incluso debajo del agua el incendio continúa», indican estas fuentes.

Los coches de combustión pueden también calentarse y prender pero la extinción es más sencilla; las baterías de litio se incendian de forma espontánea y no se puede apagar hasta que en su interior no queda gas, lo que exige medidas concretas para extinguirlo.

En marzo de 2023 la Agencia Europea de Seguridad Marítima (Emsa) publicó su estudio Cargosafe sobre riesgos asociados a incendios en buques y apuntó a que los principales responsables de los accidentes por incendio de carga incluían baterías de iones de litio. En un momento en el que crecen las opciones de movilidad sostenible y los vehículos eléctricos son una de las principales opciones para luchar contra el cambio climático, el transporte marítimo ha de avanzar a la misma velocidad para no frenar su avance.

En territorios como Canarias, donde para moverse entre islas o ir a la península con vehículos la única posibilidad es el barco, esa exigencia de medidas de seguridad es aún mayor.

Navieras, armadores, transitarios... en todo el mundo analizan cuáles son los riesgos reales del transporte de estos vehículos y actúan según su propio criterio a la espera de que la Organización Marítima Internacional (OMI), el organismo de Naciones Unidas que establece la seguridad en el mar, regule ese riesgo y determine cuáles son las medidas de seguridad que deben cumplir los buques para reducir al máximo el riesgo en este tipo de vehículos.

A nivel europeo se ha creado un grupo de trabajo llamado 'Lash Fire', del que forman parte algunas de las navieras que operan en Europa como Trasmed (del grupo Grimaldi) y financiado por la Unión Europea, que trata de buscar soluciones contra los incendios marítimos con tecnologías innovadoras. En este contexto hay navieras que han introducido sus propias medidas de seguridad, como Trasmed que, por ejemplo, cubre con mantas ignífugas los vehículos eléctricos durante la travesía y ha dotado sus buques con un sistema de aspersión para atajar cuanto antes cualquier incendio. Otras, respetan las exigencias de los armadores de sus buques fletados, como Armas, y opta por no cargar estos vehículos aunque los acepta en otros barcos de su flota.