La hostelería critica una ley del tabaco «muy restrictiva» que pone en jaque a los negocios
Piden que la legislación sea similar a las del resto de países de la UE. Los bares de copas, los más perjudicados por su aprobación
El sector de la restauración canario no ha terminado de recibir con buenos ojos la aprobación en el Consejo de Ministros del anteproyecto de la nueva ley antitabaco, que prohibirá fumar en las terrazas de bares y restaurantes, salas de fiesta al aire libre, instalaciones deportivas en exterior y en las paradas de guaguas, entre otras, al considerar que supondrá un bajón en la ocupación de las terrazas, particularmente de aquellos bares cuya actividad se basa en la venta de bebidas alcohólicas.
El presidente de la Federación de Empresarios y Hosteleros de la provincia de Las Palmas, José María Mañaricua indicó que la aprobación de la ley antitabaco hará que España pase a tener la normativa «más restrictiva» de Europa.
Al mismo tiempo, mencionó que los países de la Unión Europea (UE), que en buena parte son también destinos turísticos como Canarias, no prohiben a día de hoy que se fume en las terrazas y que hasta ahora la legislación vigente no ha causado problemas en la convivencia entre fumadores y no fumadores. «Lo único que pedimos es que se mantenga una legislación similar a la del resto de países de la UE».
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El único país en el que también está restringido el uso del tabaco es Suecia, un territorio que vive una realidad muy diferente sobre el uso de espacios exteriores en el ocio por «cuestiones climatológicas obvias».
Según Mañaricua, la aprobación de la ley que se va a aprobar tiene una «mayor dureza» no solo para los turistas, que están acostumbrados a poder fumar en sus países sino también para los residentes, que hasta ahora «han convivido de manera positiva», apunta el presidente de la FEHT.
Esta normativa, que tilda de la «más dura de todas» carece de sentido para Mañaricua, ya que al ser España y en particular Canarias, es un destino con muchas horas de sol y buen clima «para poder disfrutar de una cerveza en una terraza y con buena compañía».
El presidente de la Asociación de Restauración de Gran Canaria (ARES), José Miguel Sánchez reveló a este periódico que el 80% de los asociados manifestó estar en contra de la aprobación de esta normativa al «tener la sensación» de que ello va a provocar una pérdida de la clientela, sobre todo aquellos negocios que se dedican en exclusividad a servir copas y que están estrictamente ligados al consumo del tabaco. «Existe un descontento generalizado dentro de la asociación», explica Sánchez.
El 80% de los restaurantes asociados a ARES se muestra en contra de la nueva ley al creer que afectará a la clientela
No obstante, subraya, que una reacción similar se dio en el año 2010 cuando se prohibió fumar en todos los espacios interiores, momento en el que hubo revuelo dentro del sector que pensaba que la aplicación de la norma iba a causar una grave crisis en el sector, algo que «finalmente no sucedió».
Para Sánchez, tanto la ciudadanía como el propio sector de la restauración termina por «acomodarse» a las nuevas normativas y las acatan sin mayores problemas. La dificultad podría aparecer cuando se lleve a cabo la redacción final de la ley, del que asegura deberá hacerse de «forma adecuada» y sin «dejar cabos sueltos».
Para el presidente de ARES, es fundamental que se determine el espacio de separación que tiene que haber entre la terraza y el espacio donde el fumador se apartará para fumar mientras se encuentre consumiendo en una terraza. «¿Cuál es el entorno de la terraza que queda a salvo del humo del tabaco?» se pregunta Sánchez, que opina que de no quedar esto bien establecido, causará problemas entre camareros y clientes, entrando en una «disputa continua» que lo único que hará es perjudicar al negocio. «Esa no deber ser nuestra labor».
Esta disputa ya se dio al comienzo de la prohibición de fumar en interiores cuando los clientes ponían un pie en la terraza y empezaban a fumar llegando frecuentemente el humo dentro del local.
Bajo su opinión personal, esta ley va en consonancia con los objetivos de la Agenda 2030 y la mejora es «beneficiosa para la salud. No creo que vaya a ser catastrófica», concluyó.