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Logotipo del euro con las estrellas de la Unión Europea, en la sede del BCE. reuters
El shock energético presiona al euro: cara y cruz de una moneda débil

El shock energético presiona al euro: cara y cruz de una moneda débil

La divisa vuelve a perder la paridad con el dólar ante el desacople en las perspectivas económicas entre Europa y EE UU

Martes, 23 de agosto 2022, 12:48

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Los tambores de recesión en la zona euro vuelven a sonar con fuerza y golpean con especial intensidad al euro, que este martes repite caídas en su cruce con el dólar. La moneda única se despide de la paridad en 0,9921 dólares, renovando mínimos de 20 años y evidenciando que los inversores ya no huyen de la divisa solo por la diferencia en el ritmo de subidas de tipos de interés entre EE UU y la zona euro, más lenta en el endurecimiento de la política monetaria.

Más allá de la brecha entre los bancos centrales de ambas regiones, el gran problema que observa el mercado es más bien el desacople en las perspectivas económicas, con una zona euro mucho más dependiente en materia energética y que, por tanto, está sufriendo mucho más el shock energético derivado de la guerra en Ucrania.

Un caos que este martes llevó los contratos europeos de futuros del gas, que se negocian en la plataforma holandesa TTF, a superar los 295 euros por megavatio hora (MWh), su mayor nivel desde el récord de 345 euros/MWh alcanzado en marzo.

La enorme dependencia energética de la Unión Europea ha provocado una serie crisis de confianza de los inversores en la región, que ha derivado en esa pérdida de paridad entre el euro y el dólar que, como recuerda Gabriel Debach, analista de mercados de eToro, no se veía de forma tan continuada desde la crisis de las puntocom, cuando el tipo de cambio alcanzó mínimos históricos de 0,82 dólares.

«Las nuevas presiones energéticas mantienen en vilo la moneda única. Basta pensar que en poco más de un mes, desde el 14 de julio hasta hoy, los precios del TTF han registrado un aumento de más del 213%», indica. «Esta situación tiene graves repercusiones para las economías europeas, especialmente para Alemania». No solo se trata del impacto de la subida de la energía en la inflación, sino del efecto dominó que eso genera en la actividad, con los consumidores recortando gastos de otras partidas para afrontar la subida de la factura energética o empresas que se ven obligadas a frenar sus inversores ante el descenso de la actividad.

La debilidad del euro es una muestra de esos miedos. Y esta situación tiene su cara y su cruz. Pero, en general, perjudica más que beneficia a los hogares europeos, que con la caída de la moneda pierden poder adquisitivo.

Compras más caras

Una de las principales desventajas de la debilidad del euro es que a la región le resulta también más caro comprar productos denominados en otras divisas. Y, entre ellos, destacan las importaciones energéticas y otras materias primas como minerales, cacao, cereales... todos ellos denominados en dólares. Y, con ellos, también se encarecerá la fabricación -y posterior venta- de productos basados en estos materiales.

Inflación importada

El petróleo y el gas importado será, así, más caro por culpa del tipo de cambio. Y eso podría presionar aún más una inflación ya de por sí desbocada al 9,8% en julio en la zona euro (10,8% en España).

«Un euro débil es inflacionista, porque todo lo que compramos fuera nos sale más caro», insiste Víctor Alvargonzález, director de estrategia y socio fundador de la firma de asesoramiento independiente Nextep Finance. «Y fuera compramos energía y materias primas, con lo cual ahora mismo en medio de una crisis energética tener un euro débil es lo peor que le puede pasar a la economía europea porque, insisto, importamos inflación justo cuando menos la necesitamos», asegura.

Una situación que es especialmente preocupante para grandes importadores de energía como España. Según datos de la Agencia Tributaria, los productos energéticos representaron el 22,2% del total de las importaciones en el país en abril (últimos datos disponibles). Es decir, son los productos que más importamos, por delante de los bienes de equipo y los productos químicos.

Más presión para el BCE

Así, otro de los grandes damnificados de un euro débil es, sin ir más lejos, el propio BCE que, para defender la divisa frente a la fortaleza del dólar, debería acelerar las subidas de los tipos de interés, complicando sus planes en el ritmo de normalización de la política monetaria.

Grandes exportadores

«Si no tuviéramos el grave problema inflacionista que tenemos en Europa y especialmente en España un euro débil no sería tan grave, puesto que ayuda a vender mejor en el exterior, ya que nuestros productos resultan más competitivos en precio cuando nuestra divisa se devalúa», explica Alvargonzález.

Los analistas de eToro también indican que gigantes empresariales como Airbus o ASM son los grandes beneficiados de esta situación, recordando que «más del 50% de las ventas corporativas europeas provienen del extranjero, frente a sólo el 30% de las empresas estadounidenses»

No obstante, en un reciente análisis, José Manuel Villamor, director de Weatlh Management de A&G, consideraba que «las exportaciones se incrementarán en menor importe que las importaciones por el déficit energético fundamentalmente». Es decir, la mejora de competitividad final que se puede alcanzar frente a socios externos que venden en dólares con la 'devaluación' del euro, no será demasiado importante en la evolución del saldo comercial final.

Turismo

Uno de los grandes beneficiados de la debilidad del euro es, sin duda, el turismo, uno de los motores económicos de países como España. Para los viajeros procedentes de EEUU, por ejemplo, la zona euro es ahora mucho más atractiva que antes, pues con cada uno de sus dólares podrán comprar muchas más cosas que antes. Algo que a su vez beneficia a ocio, restauración, comercio, etc.

La parte negativa está en los viajeros de la zona euro que quieran ir a EE UU, pues tendrá menor capacidad de gasto (le darán menos dólares por cada uno de sus euros).

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