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Pinceladas de la historia del Gran Hotel

Pinceladas de la historia del Gran Hotel

El relato del Hotel Santa Catalina estaría incompleto sin las aportaciones hechas durante años por su historiador, Manuel Ramos Almenara.

A. L.H. / Las Palmas de Gran Canaria

Lunes, 2 de marzo 2020, 12:53

La historia de Manuel Ramos Almenara se cruzó con la del Hotel Santa Catalina en el año 1966, cuando aterrizaba por vez primera en Las Palmas de Gran Canaria. «Realicé un recorrido desde la calle Triana hasta la calle León y Castillo. Una vez que llegué a esa zona, me llamó la atención el parque, así que decidí adentrarme en él. Aunque yo en ese momento no sabía que era un hotel, veía la fachada de lejos, así que decidí acercarme y me impactó. Ese fue mi primer contacto con el Hotel Santa Catalina».

Tres años después, Manuel Ramos, natural de Ceuta y militar de profesión, se mudó a Gran Canaria y, desde ese momento, comenzó a guardar todo lo que se publicaba en relación al hotel. Más de medio siglo después, Ramos se ha convertido en el historiador del establecimiento porque rara es la anecdóta que él no conozca, la historia que no se sepa o el dato que no tenga. «Desde un primer momento me convertí en un asiduo al hotel y me fui impregnando de su historia pasada y presente, conociendo todos los detalles de la misma», apunta.

Don Juan Carlos y doña Sofía en una visita en 1994. / Archivo de Manuel Ramos Almenara

Manuel Ramos Almenara siempre se sitúa en diciembre de 1889 cuando narra el inicio de la historia del Hotel Santa Catalina. «Es curioso porque realmente abrió sus puertas antes de 1890, fecha que tenemos como oficial. Hay que tener en cuenta que Las Palmas de Gran Canaria era una ciudad de tránsito. En aquella época, la colonia británica estaba en apogeo y todo el comercio estaba en sus manos. Por tanto, por la ciudad pasaban muchos barcos en su camino hacia África. En este sentido, en diciembre de 1889 se dio la situación de que una de estas familias británicas que se encontraba en tránsito quería descansar en la ciudad pero no había disponibilidad en los pocos hoteles que había entonces. Pero, Hugo Goëtz, miembro del primer directorio, consideró que había que habilitar una de las alas del hotel, que ya estaba finalizada, para acoger a esa familia y, además, organizó la primera fiesta de fin de año», señala.

Tras esto, el hotel se inauguraría en febrero de 1890, desde donde se comienza a narrar de forma oficial su historia. Este primer edificio fue proyectado por el arquitecto escocés James MacLaren, que planteó un estilo con detalles arabescos, con abundantes bóvedas, torres, galerías, etcétera.

Sin embargo, esta primera etapa del Santa Catalina vivió momentos convulsos, con diferentes cierres del establecimiento en distintos periodos y la compra por el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, siendo alcalde José Mesa y López, en el año 1923. “Desde ese año y hasta el año 1946, que no se derruyó el viejo hotel, fueron 23 años que estuvo cerrado y ninguna empresa lo quiso, porque no querían dar esa inversión para ponerlo en marcha y, a su vez, el ayuntamiento no podía ayudar porque no tenía dinero. Fue Fomento del Turismo del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria quien consideró que había que hacer un proyecto, del que se hizo cargo Miguel Martín-Fernández de La Torre. Aquí cobra especial relevancia el Mando Económico de Canarias y el general García-Escámez, dando el impulso necesario».

Impulsores de la fundación Benito Pérez Galdós. / Archivo de Manuel Ramos Almenara

De esta manera se dio comienzo a una segunda etapa, que ya uniría para siempre el nombre del arquitecto grancanario con el hotel. «Martín-Fernández, máximo representante de la arquitectura nacionalista en Canarias, dio a esta obra unos aires nuevos para esta segunda mitad del siglo XX, un estilo regionalista que se dio a llamar neocanario», apunta Ramos quien, a partir de aquí, se deshace en elogios a la arquitectura de este nuevo edificio.

«El hotel alcanzó tal reconocimiento que hubo que hacerse diferentes ampliaciones en los años 1955, 1959 y entre 1961 y 1963, todas respetando el concepto de Martín-Fernández».

Hoteles Unidos SA (HUSA), Gestión Hotelera Internacional SA, Hotel Santa Catalina SA, Hotelera Nueva Canarias SA y, ahora, Barceló Hotel Group han sido las empresas gestoras encargadas de ir escribiendo la historia de un símbolo de la capital grancanaria.

«El Hotel Santa Catalina afronta una etapa en la que ya está dentro de una cadena grande y que tiene suficientes armas para que tenga proyección. Dentro de esto tiene que tener apertura para la gente de aquí, que vuelva a ser punto de encuentro. El hotel siempre ha superado las adversidades y estoy convencido de que ahora renacerá para volver a posicionarse en el mercado», finaliza.

Manuel Ramos Almenara / Antonio Martel

Grupo de Amigos del Hotel Santa Catalina

La relación de Manuel Ramos Almenara y de otros muchos enamorados del mismo, con el hotel se ha consolidado en forma de asociación. «Somos una especie de Diputado del Común que queremos proteger la historia de un emblema de la ciudad. Colaboramos con la dirección poniéndoles en aviso de necesidades, sugerencias y observaciones que consideramos a partir de nuestro uso y disfrute del hotel. En nuestros estatutos reflejamos que nos oponemos a su venta, queremos que siempre sea patrimonio ciudadano porque ya es algo nuestro».

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