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El FMI reclama a Europa planes de contingencia ante un choque económico

El FMI reclama a Europa planes de contingencia ante un choque económico

El Fondo Monetario Internacional (FMI) avisó este miércoles a los países europeos de que deberían tener preparados planes de emergencia que les permitan actuar si la ralentización económica que vive el continente se agudiza debido a un "brexit" sin acuerdo o un aumento de las tensiones comerciales.

Efe / Bruselas

Jueves, 1 de enero 1970

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"A la vista de los riesgos a la baja, recomendaríamos a los países tener en el cajón planes para una relajación fiscal en caso de que se materialice un importante choque negativo", explicó el director para Europa del FMI, Poul Thomsen, durante la presentación de las Perspectivas Económicas Regionales para el continente de la institución con sede en Washington.

El informe -que no modifica las estimaciones presentadas por el FMI en octubre- pasa revista a la economía del conjunto de Europa y refleja que su crecimiento se ralentizará del 2,3 % en 2018 al 1,4 % en 2019, su menor cota desde 2013, para repuntar al 1,8 % en 2020 apoyada en una mejora del comercio internacional.

La desaceleración de la economía europea responde, sobre todo, a factores externos, en particular, a la debilidad del comercio y del sector manufacturero, aunque el FMI aprecia ya signos de una suavización de la demanda interna, especialmente de la inversión.

La imagen general esconde diferencias importantes en la región, ya que mientras en las economías avanzadas la previsión de crecimiento se revisó a la baja, al 1,3 % en 2019 y al 1,5 % en 2020, en las economías emergentes se elevó al 1,8 % y 2,5 %, respectivamente.

Los riesgos, sin embargo, son los mismos para todo el continente, e indican que lo más probable es que en seis meses las previsiones tengan que revisarse a la baja, según Thomsen.

El principal peligro es la posibilidad de un "brexit" sin acuerdo, algo que por el momento el FMI no contempla, pero que de materializarse tendría un "importante impacto" y "podría generar la necesidad de estímulos fiscales discrecionales".

A esto se suma la posibilidad de una escalada en las tensiones comerciales internacionales y que la debilidad del sector manufacturero europeo podría extenderse a otros sectores, en particular, a los servicios, "más rápido y en mayor medida de lo previsto".

De acuerdo con el FMI, si estos riesgos se materializan, podría ser necesario que los países adopten posiciones fiscales más expansivas - es decir, que aumenten el gasto público o bajen impuestos- sin que ello haga descarrilar sus finanzas o inquiete a los mercados, especialmente en aquellos Estados más endeudados.

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Estas salvaguardas, añaden, son tanto más necesarias en un momento en que la política monetaria tiene menos margen para intervenir, tras años de aplicar rebajas de tipos de interés o medidas de estímulo.

"No estamos en una situación en la que pediríamos sacarlos (los planes) del cajón, pero creo que hay que hacerlos. Es importante que si se implementan, si son necesarios, se hagan en un contexto de medio plazo, de modo que no se planteen cuestiones sobre si se lograrán sus metas fiscales", dijo Thomsen.

El informe recomienda que estos planes pongan el foco en políticas inclusivas y favorables al crecimiento, y añade que "una respuesta fiscal sincronizada, aunque diferenciada entre países, podría ser adecuada".

Ya antes de llegar a tener que tomar estas medidas, el FMI recomienda ya que los países que tengan margen presupuestario (Alemania y Holanda) adopten medidas que potencien el crecimiento, y reduzcan así también sus abultados superávits.

A los que tienen altos niveles de deuda o déficit público, sin embargo, les llama a seguir consolidando sus finanzas.

Al mismo tiempo, el FMI recuerda que debe darse un nuevo impulso a las reformas estructurales. "Esto es lo que debería quitarles el sueño por la noche a los políticos y en lo que hemos fallado durante años", dijo Thomsen.

Más allá de la política fiscal, el Fondo se muestra favorable a mantener una política monetaria acomodaticia dada la débil inflación en la mayoría de economías europeas, pero advierte de que esto requerirá "vigilar sus potenciales efectos secundarios" para el sector financiero.

El FMI, aunque no ha percibido hasta ahora efectos negativos, incide en controlar el impacto de los tipos negativos en la eurozona sobre la rentabilidad y los precios de ciertos activos, en particular de la vivienda.

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