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El dinero se evapora de los bolsillos

El dinero se evapora de los bolsillos

El uso de los cajeros se ha desplomado un 80% con el confinamiento y el pago con tarjetas se ha reducido a la mitad a pesar de las compras ‘on-line’.

José María Camarero / Madrid

Jueves, 1 de enero 1970

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Ni largas colas en los cajeros automáticos para retirar dinero, ni colapso de las líneas al usar la tarjeta en Internet desde el sofá. Los españoles han olvidado repentinamente lo que es gastar. O, al menos, gastar por gastar. Y lo han hecho en una de las economías más acostumbradas al consumo, el pilar en las épocas de burbuja y el sostén en las etapas de recuperación tras una crisis. El dinero ha desaparecido de un plumazo. Obligados por las circunstancias (confinamiento en casa, cierre masivo de negocios, cese de actividad empresarial, teletrabajo), los billetes ya no corren de mano en mano. Y ni siquiera las compras con tarjetas a través de las páginas web compensan el desplome de los pagos que se realizaban con esos plásticos en las tiendas y comercios.

Este abandono prematuro del consumo tiene su epicentro en los dispensadores de las sucursales bancarias. La espera en la calle, mínima, solo refleja el distanciamiento para evitar contagios. Todos a un metro del vecino que va a sacar efectivo. Pero poco más. Con el país prácticamente en cuarentena, el uso de los cajeros había descendido en el entorno de un 68% hasta principios de abril, esto es, en las dos primeras semanas de cerrojazo a la economía, según las estimaciones del banco móvil N26 realizadas para toda Europa. En Italia ese retroceso era del 54%, un porcentaje similar al registrado en Alemania o Francia.

Pero si se tienen en cuenta los datos de los primeros días de abril, el desplome ha llegado hasta el 80%, explican desde Banco Sabadell. También en Bankia confirman esta tendencia, con un punto de inflexión generado justo a mediados de marzo.

Ni las monedas de euro ni los billetes de 50 euros –el efectivo más utilizado por los ciudadanos– se mueven ahora de los monederos, que siguen relegados a los cajones. Muchas familias tienen el mismo efectivo con el que contaban la semana anterior. No ha hecho falta ir al banco a por dinero. Y en un país en el que el uso del ‘cash’ es de lo más habitual, la nueva realidad se ha impuesto casi sin oponente.

Los últimos datos disponibles del Banco de España reflejaban un cambio de tendencia: en 2019, la retirada de efectivo en los cajeros cayó un 2,8% con respecto al año anterior. Fue el primer descenso de estas operaciones desde 2013, el peor año de la crisis. En aquella ocasión, por la grave situación económica que vivían las familias; el año pasado, por un mayor uso de las tarjetas.

Crecen las compras en Internet.

Entre enero y diciembre de 2019, los ciudadanos pasaron, acercaron o insertaron por los terminales de compra de las tiendas 4.536 millones de veces sus tarjetas, un 16% más que en 2018, según el Banco de España. Aunque todos los miembros de la familia siguen en casa y millones de empleados están trabajando desde la mesa de su salón, es necesario seguir haciendo compras. Y se realizan. Sobre todo en los supermercados. Y cada vez más internet. Eso sí, con las medidas de seguridad pertinentes.

Pero aun con el auge del comercio electrónico del último mes «no se compensa la caída en el uso de tarjetas en los comercios», explica Anna Puigoriol, directora de medios de pagos de Banco Sabadell. En esta entidad han constatado un desplome del uso de las tarjetas de hasta el 20% en los primeros días del confinamiento, pero de hasta el 45% en las últimas jornadas previas a los festivos de Semana Santa. «En el sector de la alimentación y en el de las farmacias el uso sigue creciendo», explica Puigoriol. Incluso algunas cadenas certifican un cambio en el cobro del efectivo a las tarjetas. Sobre todo por las medidas de higiene, que recomiendan no usar efectivo, y porque se ha ampliado el límite de pago para marcar el PIN secreto de los 20 a los 50 euros por compra.

En el resto de actividades las caídas son importantes, sobre todo en hoteles, restauración y viajes, donde apenas se compra un 10% de lo que se adquiría antes de esta crisis por estas fechas. Ha sido el primer sector en verse resentido por la pandemia y será el último que pueda salir de la crisis y volver a la normalidad del pago en efectivo.

La ciudadanía tendrá billetes y monedas en sus bolsillos. Pero cuando la nueva realidad socioeconómica se imponga, tampoco los usos serán los mismos. Parte de los ciudadanos que no tenían tarjeta se han visto obligados estas semanas a aprender a utilizarla. Y eso supondrá la incorporación de nuevos consumidores. Aunque para ese estadio aún queda tiempo y, por ahora, se conformarán con seguir haciendo sus compras en la Red.

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