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Todo fueron buenas noticias en el Estadio de Gran Canaria. Porque venía Las Palmas de perder sus tres últimos partidos oficiales -dos de Liga y uno en Copa- de manera seguida y le tocaba levantarse, dar un golpe sobre la mesa. Y vaya si lo hizo. Por todo lo alto. Con una exhibición de fútbol y un festín de goles. Así fue cómo se reconcilió con la grada la UD, con gritos de goles y las palabras de Kirian, al término de la batalla, delante de la Naciente.
Es más, no marcaba tres goles en un mismo partido Las Palmas en Primera División desde el 11 de septiembre de 2017, cuando asaltó La Rosaleda contra el Málaga (1-3). Casi nada. Había llovido desde entonces. Este curso son ya 19 los tantos que ha marcado el conjunto entrenado por García Pimienta en los 20 encuentros disputados hasta el momento, mientras que tan solo ha encajado 17, siendo Álvaro Valles el arquero que menos dianas ha recibido.
Fue un partido redondo, donde de principio a fin solo hubo un equipo sobre el césped del recinto de Siete Palmas. Minimizó Las Palmas al Villarreal de Marcelino, que no encuentra el camino para el resurgir de los castellonenses. La afición celebró y, cómo no, ahogó las penas. Pero, la imagen, al término de la contienda, también merece ser recordada. Porque Kirian, cuando la plantilla se dirigía hacia la grada Naciente, tomó la palabra. «Somos un grupo, todos, de puta madre. Creo que el otro día todos nos fuimos jodidos a casa. Y los chavales no se merecían esos insultos. A ellos les duele, eh, como a todos ustedes. En el vestuario, los jugadores lloran también. Y a ninguno nos gusta que se caguen en nuestras madres. Así que vamos a tener unión, que es más bonito. Cuando nos metan cuatro, venimos abajo y lloramos. Pero los necesitamos en esos momentos», gritó el capitán, ante el reconocimiento de los seguidores que escuchaban lo que tenía que decir en ese momento.
Goza de muy buena salud la Unión Deportiva, capaz de levantarse en sus momentos más críticos gracias a la idea de García Pimienta y al propio estilo del fútbol de siempre en el archipiélago canario. El Villarreal sufrió, en sus propias carnes, ese estilo de juego al que el propio Marcelino aplaudió, cuando Kirian fue sustituido y se marchaba rumbo a la banda. Reconoció el técnico visitante la supremacía de Kirian, bigoleador, líder y ejemplo de todo en esta vida. Fue la metáfora perfecta. Y que te reconozcan el trabajo siempre es de agradecer.
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Kevin Fontecha
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