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Que el regreso no se vuelva a alargar más de una década

Que el regreso no se vuelva a alargar más de una década

Una vez asumido la pérdida de la categoría y concienciado el equipo de lo que le espera en Segunda, la premisa que se marca el club es evitar otro tránsito largo en la categoría de plata como ocurrió en los dos últimos descensos. La herencia que deja este curso es nefasta, pero la intención es aprender de los errores y volver a la élite cuanto antes.

Jueves, 16 de julio 2020, 15:39

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Para ello habrá que luchar contra los precedentes, que no son nada halagüeños. En el último descenso, allá por 2002, Las Palmas permaneció 13 años en Segunda División y no volvió a subir hasta 2015. Prácticamente el mismo tiempo en el infierno que la anterior vez que se bajó. En aquella ocasión, la desgracia ocurrió en el año 1988 y el equipo no iba a regresar a la élite hasta el 2000, 12 años después. Además, en ambas ocasiones se tocó fondo y se llegó a pisar la Segunda B, escenificando el trauma que supuso para la entidad perder la categoría dorada. El club, al borde de la desaparición y Las Palmas visitando campos desconocidos por el interior de la península, una imagen que aún produce escalofríos entre la marea amarilla con solo recordarla.

Es precisamente lo que se quiere evitar esta vez. El objetivo es que el camino por la división de plata sea lo más efímero posible y construir un proyecto con el que ascender cuanto antes. Una de las pocas lecturas positivas que deja este descenso tan prematuro es que el club tiene tiempo más que suficiente para preparar el nuevo año. El músculo financiero, a pesar del significativo descenso de ingresos televisivos que supone perder la categoría, es saludable y la Unión Deportiva cuenta con todos los recursos necesarios para conformar una plantilla de garantías para Segunda División.

Pero será fundamental estudiar los innumerables errores cometidos en esta campaña. Aunque sea bueno tener tiempo para construir un nuevo proyecto, esto no es garantía de nada. Sin ir más lejos, en la temporada pasada el adiós de Setién también se produjo con mucha antelación, y la salvación se aseguró meses antes del cierre del curso. Aún así, la planificación fue un desastre y provocó un curso con cuatro entrenadores y casi 40 jugadores. Rodarán cabezas por ello, se tomará nota de todo y la plantilla presentará una renovación profunda. Es el ejemplo perfecto de justo lo que no hay que hacer.

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