Una pasión en la sangre: de padres a hijos

CANARIAS7 ha podido reunir en el estadio a varias familias que este año volverán a vibrar con el equipo de la tierra. Todos ellos consideran el Estadio de Gran Canaria como su segunda casa y viven cada partido con el corazón en un puño esperando la victoria del conjunto que aman de forma indiscutida.

Sea cual sea el resultado, vayan bien las cosas o vayan mal, el amarillo siempre va por bandera y afirman que no hay nada más bonito que llevar en el alma al equipo que han seguido y que han visto crecer desde que eran pequeñitos.

La UD Las Palmas es un sentimiento. Tanto es así que los mayores de la casa buscan inculcarle el amor hacia el club a los menores. Es muy bonito llegar al estadio y ver como en las gradas hay aficionados de todo tipo de edades. Porque sentir Las Palmas es algo que se traslada de generación en generación. Ver a los más pequeños cantar los goles del equipo con igual fuerza o mayor a la que lo hacen aquellas personas que les llevaron por primera vez al templo de la UD es algo que llena de emoción a cada aficionado. No hay nada más bonito que ver a toda una familia abrazada de alegría celebrando un gol.

Y si de algo puede presumir el equipo de Pío XII es de sus fieles seguidores. Cada año que pasa la cifra de abonados crece y son más las personas que reservan un hueco cada fin de semana para trasladarse al Estadio de Gran Canaria con el escudo al pecho y con la bufanda en mano, dispuestos a alentar pase lo que pase. Ellos, son el verdadero e imprescindible valor de la UD Las Palmas.

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