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Otro día de penitencia para la UD

Otro día de penitencia para la UD

Partido de saldo en el Gran Canaria ante el panorama que ha dejado el descenso a Segunda División y el clima de fractura social entre el equipo y la afición, hastiada tras una temporada plagada de decepciones y adversidades de todo tipo

Ignacio S. Acedo, José Miguel Pérez e Ignacio S. Acedo Las palmas de Gran Canaria

Domingo, 6 de mayo 2018, 10:11

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La UD tiene la penitencia que se merece. Hoy le toca pasear sus miserias frente al Getafe, un recién ascendido que es espejo para todos los demás peleando por Europa. Nada más y nada menos. Sin tanta pompa ni cartel, ahí le tienen, metido en batallas impensables a diferencia del anfitrión, hundido ya en Segunda, con tres meses al lomo sin triunfos y del que reniegan todos. Ni juega, ni gana. Y su nivel competitivo, bajo sospecha. Por algo tiene a su afición en armas y ha protagonizado un derrumbe de época, lastimoso de norte a sur y que merece poco perdón.Precisamente rivales como el Getafe, a los que pocos ganan en sudor, retratan los vicios y agujeros de este proyecto que nació entre purpurina y se ha ido consumiendo a cámara lenta y con negligencias colosales. Pocos se salvan de la quema y hasta los propios implicados admiten que es mejor olvidar todo lo ocurrido y mirar al frente. Claro que el calendario manda y obliga a marrones como el que viene esta tarde y los que quedan por delante (Éibar y Girona). Nada que ganar, consumado el fracaso, y mucho que perder, porque el escudo obliga y ya carga esta temporada con demasiadas manchas. De momento, la respuesta de los futbolistas no alcanza la mínima altura, pese a que Paco Jémez se esfuerza en encontrar motivos para el elogio. Más postureo que otra cosa dadas las evidencias imposibles de disimular. Hasta en el vestuario admiten que no hay ni un motivo para el aplauso. Calleri, incluso, marca y evita celebraciones. Le puede la vergüenza. Se comprende.

En este clima de heridas abiertas y agria nostalgia toca jugar, tratar de no dar el cante, poner el máximo. Pedirle más a esta UD puede ser excesivo. Su nivel tampoco invita a esperar otras historias. Ir al estadio ya supone un ejercicio de fidelidad encomiable con la que está cayendo. Y, precisamente, por esos valientes que van a estar en la grada se requiere el orgullo gremial de los jugadores, el mayor de los esfuerzos y sin ahorro alguno. Por ver el once que saltará al campo, asunto, por otra parte, de importancia bastante relativa, porque la desnaturalización de este equipo se ha llevado por delante cualquier nombre propio. Muchos se irán, otros, queriendo, no podrán, y los que terminen quedándose cargarán con lo que han hecho. Conviene una despedida lo menos indecorosa posible y ahí se localizan los alicientes para este tramo final del camino. Vencer, arrancar una sonrisa a los fieles, poner fin a las estadísticas que hoy sonrojan.

No gana la UD desde hace una eternidad y bien ahora en no posponer más su reencuentro con un resultado que no duela. Ni siquiera exenta la presión por evitar el descenso se ha logrado este reto de baja escala que es lo que ahora mueve al equipo. Consuelo de pobres, dignidad, al fin.

Para la ocasión, se mantiene el molde habitual. Esto es, artistas como Tana o Hernán Toledo ni se visten y tampoco se anuncia un once demasiado revolucionario. No hay mucho más para elegir, a decir verdad. Queda la duda de saber si David García suma minutos en su particular carrera por alcanzar el record histórico de Germán Dévora, quien desde hace cuarenta años es el futbolista con más participaciones oficiales con la amarilla (453 partidos) y ahora puede ser alcanzado por el zaguero de Maspalomas.

El Getafe llega en otra onda, movido por el sueño de colarse entre la aristocracia y revivir su pasado continental. Viene a ganar, no le vale otra, y aunque arrastre numerosas bajas, nadie duda de su capacidad para hacer daño. Más si enfrente tiene al equipo más goleado de Primera. La UD, mayormente. Entre lesionados, incluyan a Rémy, el goleador que no le valía a Jémez, y sancionados, carga con diez ausencias a la cita. El lateral derecho uruguayo Damián Suárez, el central Bruno González, el defensa Francisco José Molinero y los centrocampistas Sergio Mora y Faycal Fajr se cayeron por castigo federativo. Y a ellos se unen cuatro futbolistas lesionados: los defensas Mathías Olivera y Leandro Cabrera y los centrocampistas Mauro Arambarri y Markel Bergara. Ha tirado hasta de juveniles Bordalás para poder completar la convocatoria. Rizando el rizo, para la defensa únicamente dispone de dos jugadores específicos (Antunes y Djené). A ver si así ya le toca la UD.

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