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Kirian Rodríguez, con el brazalete en el brazo, celebra su golazo. cober

Tenía que ser Kirian Rodríguez

Fútbol ·

El tinerfeño, con un golazo, devuelve la sonrisa y conquista el primer triunfo de la UD Las Palmas en Primera División | Los amarillos jugaban con uno menos

Kevin Fontecha

Las Palmas de Gran Canaria

Domingo, 24 de septiembre 2023, 19:37

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La vida cuesta. Como cuesta comprender que nos pasamos media vida persiguiendo cosas que nos hacen daño. La ansiedad y la tristeza enredan y encadenan. Pero si hay alguien que sabe lo que es ganar una carrera a la agonía es Kirian Rodríguez. El tinerfeño, con un golazo con su pierna zurda en tiempo de descuento, devolvió la sonrisa a una UD que conquistó el primer triunfo de la temporada.

Como una tormenta que con ímpetu quiere llevarse todo a su paso. Así saltó Las Palmas al Gran Canaria, sin cadenas, desatada. Consciente de que el triunfo no debía demorarse más. Con Munir en punta, Viera tirado a la izquierda con total libertad, Pejiño en la derecha exhibiendo colmillo y Máximo Perrone en la sala de máquinas, escoltando a Enzo y Kirian. Los primeros avisos, de Munir, se fueron a la red en fuera de juego. Había ganas en la isla de celebrar un gol cinco jornadas más tarde.

Pasaban los minutos y no encontraba la UD el camino hacia la gloria. Perrone mezclaba bien y manejaba las riendas del equipo con cierta maestría, pero las alas no volaban. En una falta de Sergi Cardona, que el árbitro dejó seguir mientras Mika Mármol se quedaba clavado, casi llega un susto mortal. Por suerte Araujo estaba metido de lleno en la faena y fue al suelo para salvar los muebles de un Valles ya casi vendido bajo los palos. Al descanso, 0-0 en el marcador, sensaciones de haber ido de más a menos, y con tres de los cuatro zagueros con cartulina amarilla (Araujo, Mika Mármol y Sergi Cardona).

Viera domina la pelota.
Viera domina la pelota. cober

Tras el intermedio, Pimienta decidió sentar a Pejiño y meter a Marvin Park. Bien podía haber sacado al lateral, pero el catalán tendría sus motivos. El Gran Canaria se quedó gélido con un casi penalti que tuvo que anular el árbitro después de que le avisaran desde el VAR. No había nada porque primero le dio Araujo con la cabeza y acto seguido rozó la mano de Perrone. En el minuto 57, De Burgos Bengoetxea optó por cargarse a Mika Mármol, que le sacó la segunda amarilla por muy poquito y en zona del centro del campo. Con uno menos, le tocó sobrevivir a los amarillos. Bailar en el alambre hasta el éxtasis final.

Acto seguido de la expulsión, Valles se hizo grande para evitar el gol de Puertas. Coco entraba por Perrone para amarrar atrás. Viera, en una mala salida de Ferreira, intentó una vaselina que se marchó desviada. Luego dejó sitio a Javi Muñoz. Munir hizo lo mismo con Sory Kaba. Más músculo para la supervivencia. En un arrebato de ira, Sergi Cardona se estampó con los guantes de Ferreira tras un misil. No perdía la UD la cara al partido y solo la mala puntería de Kaba, tras un servicio milimétrico aéreo de Marvin, evitaba romper el maleficio. Después, interesó que nada pasase, aunque Araujo creyó siempre en algo más. También Kirian. Vaya que si confió Kirian.

No estaba cuajando la UD, que ahora tendrá que ir a sufrir al Bernabéu, sabiendo que ya no cojea en la sala del descenso. No hay felicidad cuando dentro habita la ansiedad. Retiene y complica que se vea siquiera la luz. Las piernas pesan más de la cuenta y la confianza se rompe, como si el mañana ya diera igual. Como si lo vivido de aquí para atrás ya no importase, como si no existiera. Hasta respirar cuesta. La tristeza aterroriza. Pero Las Palmas, con un golazo de Kirian desde fuera del área (1-0, min.92), con la zurda y cargado de rosca, dibujó de nuevo la felicidad.

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