Las heridas que deja el derbi fallido
Fútbol ·
Más allá de la derrota de la UD en penaltis ante el Tenerife, que puede pasar por accidente de pretemporada, chirría que el equipo siga sin desplegarse ni mostrar poderío tras cuatro amistososLa UD de Luis García ha pasado de no ganarle a nadie, después de sus encuentros amistosos en Marbella sin triunfos ante Orlando Pirates, Brighton y Cádiz, a no hacerlo «ni contra el Tenerife». El chascarrillo fácil surge tras el derbi en La Orotava, como motivo del Trofeo Teide, y en el que el equipo fue incapaz de someter al adversario pese a cobrar ventaja y llevar más rodaje en las piernas en este verano (el conjunto blanquiazul no había disputado ensayo alguno hasta el sábado desde que inició su pretemporada, como botón de muestra). En el colmo de la mala suerte, por el camino se quedó alguna ocasión que pudo haber sentenciado (también Horkas paró, todo hay que decirlo) y el tanto del empate, ya en prolongación y que llevaría a la frustrante tanda de penaltis, vino como consecuencia de un rebote en Pejiño que introdujo la pelota en su propia portería, toda vez que el disparo de Sabina, tras dar en el palo, no iba en dirección a la red.
Ese calamitoso final, con errores propios que propiciaron la derrota desde el punto fatídico, forma parte del itinerario de la pretemporada, sin puntos en juego y con valor relativo en lo que se refiere a los resultados. Pero, claro está, en un partido de este cartel, más estando en la posición de privilegio a escala competitiva que un adversario inmerso en la Primera RFEF, escuece especialmente salir como se salió de Los Cuartos.
«Son partidos intensos, es un derbi, está claro que los dos equipos querían ganar porque los derbis son así pero son partidos que nos vienen muy bien, sobre todo para darnos cuenta de cuál es el camino, hacer autocrítica, de mirarnos y de saber a dónde queremos ir», dijo el técnico a la conclusión del choque molesto por la puesta en escena de sus hombres, quienes completaron una primera mitad «que no es el camino», tal y como detalló, «por falta de intensidad en los duelos».
En realidad, esa UD que se pretendía ver armonizada y bien cosida ya entrados en agosto, con el inicio de la temporada oficial a la vuelta de la esquina, nunca existió porque distó mucho de ofrecer las prestaciones esperadas. Cierto que no tuvo a dos futbolistas llamados a ser diferenciales, léase Viera y Jesé, y que tiene en previsiones contar con otro que también es de catálogo exclusivo, caso de Kirian, sin olvidar al lesionado Sandro, pero acordarse de las ausencias se interpreta como síntoma de debilidad en un proyecto armado, en teoría, para tener respuesta en todo momento y frente a cualquier adversidad.
El primero que huye de las excusas es el propio Luis García, sabedor de que su discurso debe siempre ir en dirección a lo que predica en la intimidad del camerino. El preparador asturiano desea implantar, por encima de todo, la cultura y el hábito de ganar, de convertir las victorias en algo cotidiano. Es tan fácil decirlo como complicado lograrlo, porque no hay truco ni fórmula mágica más allá del trabajo y la calidad que pueda aderezarlo. Pero en el contexto que acompaña su aventura en la UD, con las urgencias históricas inevitables de recuperar el lugar en Primera, es la única vía para prosperar. Está bien la consideración estética que alude al estilo, al deseo de jugar bonito, pero lo que da de comer son los puntos.
Y una oportunidad como la que se tenía en Tenerife de coger carrerilla y, de paso, hacerle un guiño especial a la afición, por aquello que tiene apuntarse el pleito de máxima rivalidad con o sin efectos clasificatorios, se dejó pasar y, además, con varios señalados. Obviando a Horkas, siempre solvente bajo palos, Álex Suárez y sus cruces redentores, la genialidad de Recoba, con su asistencia total de tacón a Iván Gil, y algún detalle del mejor Pejiño, con esa habilidad para lanzar diagonales a la frontal y soltar la zurda, poco o nada se extrae el resto. Si tenía alguna duda por despejar, Sory Kaba, convocado y sin minutos, ya sabe que aquí ni está ni se le espera. Marc Cardona y Mata siguen bajo sospecha y a Ale García, flamante renovado hasta 2029, esto le sigue quedando grande. Qué decir de Enrique Clemente como lateral zurdo, por momentos un chollo para el Tenerife.
Esperanza en «un año de ilusión»
Y piezas como Manu Fuster o Enzo Loiodice no terminan de dar ese paso adelante. A la espera de encajar a los nuevos, con Viera y Jesé como eslabones magistrales, y que llegue el delantero anunciado (McBurnie es el preferido), le queda faena al cuerpo técnico en estas dos semanas antes del Andorra. Porque lo de Tenerife fue un paso atrás, más allá de la derrota anecdótica, y eso era justo lo que quería evitarse.
En tanto, desde la cúpula directiva se asiste con conformidad e ilusión la incubación de la nueva UD. Piden prudencia con la valoración en estas fechas («en la temporada 2017-18 lo ganamos todo, incluyendo el Ramón de Carranza, y terminamos bajando a Segunda», recuerdan a modo de ejemplo), subrayan el convencimiento de que, como ha dicho el míster, «será un año de ilusión» y encuentran en los más de 22.000 abonados la razón angular para insistir en que viene algo grande en ciernes. Por mucho que ahora toque lidiar con hechos que apuntan a lo contrario.