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IGNACIO S. ACEDO
Las Palmas de Gran Canaria
Miércoles, 7 de abril 2021, 01:00
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No juega en el colista de Segunda, un Albacete al que ya dan por descendido hasta en la capital manchega, y su impacto en el conjunto manchego es testimonial: 132 minutos repartidos en cinco encuentros, con solo una titularidad, y sin haber completado ninguno. Tana está viviendo un drama en la aventura que decidió emprender tras ser despedido de la UD el pasado 3 de septiembre por faltas graves relacionadas con la indisciplina.
Con el inicio de 2021 hizo la mudanza al Carlos Belmonte tras ser reclamado por Toni Cruz, también de estreno en su condición de director deportivo del Albacete. Tana fue presentado el 7 de enero y dejó varios titulares, entre los que destacó la defensa de su honorabilidad («no soy el demonio que dicen»).
Llegó como resulsivo Tana levantó expectativas en su presentación. «No va a dar mucho en ataque», dijo Toni Cruz.
No cuenta El técnico Alejandro Menéndez solo le ha puesto una vez en el once titular. El resto, ratos esporádicos.
Sin lesiones ni molestias Su escaso protagonismo se debe a criterios del entrenador. No hay incidencia física alguna.
Un día después realizaba su primer entrenamiento con el resto de la plantilla y, tras dos semanas de puesta a punto, luego de cuatro meses de ejercitamiento en solitario, se producía su debut con la camiseta blanca: el 22 de enero, en el triunfo ante el Zaragoza (1-0), ingresaba en el campo en el minuto 67 en sustitución de su compañero Álvaro Peña. Parecía el comienzo de una historia de superación que, con el paso del tiempo, no ha hecho más que torcerse.
Desde entonces, el atacante grancanario únicamente ha sumado cuatro apariciones más (28 minutos ante el Oviedo, titular y cambiado en el 53 frente al Leganés, 25 minutos en la visita al Tenerife y apenas 5 el pasado 31 de marzo en la derrota de su equipo con el Castellón).
Por si fuera poco, el escaso protagonismo de Tana se diluye en el tiempo, pues salvando el final de enero, en el que intervino en dos jornadas consecutivas, su técnico, Alejandro Menéndez, se ha acordado de él de tarde en tarde. Le tuvo un mes sin darle bola, de mitad de febrero a mitad de marzo, luego no volvió a meterle en la rueda hasta hace un par de semanas, y abril no ha comenzado mejor, pues la derrota del pasado domingo por 0-3 contra el Espanyol la presenció desde el banquillo. No ha mediado lesión ni molestia física alguna, más allá de la fase inicial de acoplamiento y en la que era normal una entrada progresiva en la competición. Todo ha venido justificado por decisiones de carácter técnico.
«Le falta continuidad, pero cuando la tenga será un jugador importante para nosotros», dijo el 12 de febrero Menéndez a propósito de su plan para que Tana fuese uno de los importantes. Una declaración de intenciones desmentida por los hechos posteriores.
No deja de resultar llamativo que en el equipo con peores números de la categoría y con menos gol (21), Tana haya sido incapaz de hacerse, al menos, con un sitio. Y tampoco parece que sea una situación reversible, por tanto en cuanto no hay visos de que vaya a cambiar a corto plazo a juzgar por el proceder del preparador gallego, como se ha venido demostrando. Menéndez tiene un bloque consolidado, pese a que los resultados no le sacan del agujero, y en sus apuestas por dar otro aire a los habituales Tana no figura.
Desde el entorno del Albacete justifican su ostracismo en que no mejora lo que ya juega, lo que resulta todavía más ilustrativo en un rol, el suyo, que ni mucho menos es el esperado. Llegó como refuerzo invernal con experiencia en Primera y, tres meses después, apenas le han dado la oportunidad de sudar la camiseta. La camiseta el peor equipo, en estos momentos, del fútbol profesional español.
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