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El guardameta argentino llegó a la isla con la vitola de titular. Era el recambio natural de Javi Varas y la secretaría técnica apostó por él encandilados por sus reflejos, proyección y juego con los pies, a pesar de venir de una competición menor como es la Serie B italiana. Y empezó siendo indiscutible. Manolo Márquez no dudó en otorgarle un papel de fijo en la portería y el argentino no le falló. Las cosas fueron como todos esperaban hasta que el técnico catalán adelantó su renuncia. Entonces llegó Pako Ayestarán y la vida cambió para el cancerbero. Chichizola comenzó siendo también el portero titular para el vasco, pero vinieron las goleadas en contra, y el ex del Valencia apostó por un cambio en la portería en busca de una reacción que nunca llegó.
El punto de inflexión fue el 4-0 ante el Villarreal en El Madrigal. El guardameta fue uno de los señalados por el entrenador y desapareció de sus planes en los encuentros de Liga. Raúl Lizoain ocupó su lugar y Leandro se quedó únicamente para la Copa del Rey. Entre tanto llegó Paquito Ortiz para coger las riendas del equipo e, incidiendo en su política de continuidad y hacer pocos cambios, el excapitán amarillo decidió dejar a Raúl bajo palos. El canterano, por cierto, no estaba desentonando, ni mucho menos, en esta oportunidad que le daban para reivindicarse.
Fueron los días más complicados para Chichizola como jugador de la UD. Había llegado a Gran Canaria con la intención de dar un paso más en su carrera, pero, de repente, se veía señalado como de uno de los principales culpables del mal momento del equipo. Lejos de resignarse ante tal injusticia, continuó trabajando al máximo en cada entrenamiento, esperando tener una nueva oportunidad con la que demostrar que tenía nivel más que suficiente para una competición tan exigente como la Primera División española.
Y esta llegó con el regreso de Paco Jémez a la disciplina amarilla. CANARIAS7 adelantó el pasado 31 de diciembre que el portero sudamericano era del agrado del nuevo técnico y que con su llegada, volvería a ocupar su puesto bajo palos. Las características de Leandro son ideales para el juego que promulga Jémez. Buen trato con el balón y acostumbrado a situarse unos metros por delante de la línea de gol, sus rasgos, típicos del fútbol argentino, vienen como anillo al dedo a esta nueva Unión Deportiva.
No solo vuelve a ser indiscutible en la portería, sino que se ha erigido como salvador en más de una jornada, y ha evitado estropicios mayores en otras tantas. Solo se perdió el choque ante el Girona en la competición regular, precisamente la mayor goleada encajada por la UD este curso. Y ha brillado en estadios como San Mamés o Riazor, y contribuido a sorpresas como el empate ante el Barça. Es, sin duda, el mejor fichaje estival y el objetivo de la entidad es renovar su contrato. Chichizola firmó por una temporada con opción a tres más, y dado el rendimiento que está demostrando, la UD tiene portero de garantías para muchos años.
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