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Una nueva vida para Adalberto Peñaranda. Una oportunidad para espantar fantasmas del pasado y renacer futbolísticamente. En la UD esperan oficializar a lo largo del día de hoy su fichaje para esta temporada, guardándose, eso sí, una opción de compra futura nada más acabe el curso. El delantero venezolano, que llegó el pasado sábado a Gran Canaria, afronta una reválida para desplegar su mejor nivel o, al menos, recuperar su versión más llamativa. Luego de pasar por el Granada y ser internacional con la selección de Venezuela, llegó la hora de resurgir de las cenizas.
Su fichaje por el Watford, que pagó unos 10 millones de euros al Udinese italiano, no dejó indiferente a nadie. Peñaranda era una de las más firmes promesas del fútbol venezolano, pero con el paso del tiempo y de las decisiones, sumadas a las lesiones, su proyección se fue frenando en seco. Ahora afronta una nueva vida en la Unión Deportiva, pues suplir al Chino Araujo es un reto mayúsculo por la trascendencia del ariete argentino en la historia reciente de Las Palmas. Pero Adalberto arribó en Gran Canaria con las pilas cargadas y la mochila repleta de ganas de reivindicarse. «Vengo a aportar mi granito de arena y a recuperar mi mejor versión», expuso en declaraciones para este periódico a su llegada al aeropuerto días atrás.
Cabe destacar que Peñaranda ya sabe lo que es correr por el verde del Estadio de Gran Canaria. Y también golear. Lo hizo como rojiblanco con el Granada en Primera División el 30/12/2015. No sirvió de mucho, pues Las Palmas se impuso por 4-1 y dejó los tres puntos en la isla. Ha llovido mucho desde entonces y ese fue el mejor curso del delantero, que jugó 23 encuentros y vio portería en cinco ocasiones. Luego, entre cesión y cesión, se fue devaluando hasta descender su valor de mercado actual a los 400.000 euros, según el portal especializado Transfermarkt. Aun así, en la UD hay mucha confianza aún en recuperar para la causa a un jugador que todavía tiene 24 años y que quiere comerse el mundo.
No obstante, Peñaranda nunca ha sido ni es un goleador como ha podido demostrar Sergio Araujo, son futbolistas completamente diferentes. El Chino es más jugador de área y de meterla dentro con su calidad, mientras que Adalberto basa su juego en la potencia física y el desborde por velocidad. Nunca de cara a gol ha tenido unos registros similares al año del ascenso del argentino, ni siquiera al curso pasado con Las Palmas. Pero la confianza de Luis Helguera, director deportivo amarillo, en la recuperación de Peñaranda para que marque la diferencia es máxima. Si Pepe Mel consigue reconducirlo puede ser un atacante muy productivo en Segunda División. Depende de él. Solo está en sus botas.
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