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david sánchez de castro
Madrid
Jueves, 22 de octubre 2020, 17:38
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Desde que se inauguró en 2008, Portimao había sido un circuito que había levantado mucha expectación. Las pruebas disputadas allí de otras competiciones siempre apuntaban a lo mismo: ¿cómo será rodar aquí con un fórmula 1? Por obra y gracia de la pandemia, el circuito ubicado en el Algarve luso va a contar con su primer Gran Premio. Corto, correoso, con varios cambios de rasante y muy técnico, Portimao se presenta como un folio en blanco para casi todos, ya que algunos sí han podido rodar aquí en otras categorías. La velocidad máxima alcanzada en esta montaña rusa es de 352,9 km/h, una punta que, previsiblemente, se superará a lo largo de las diferentes sesiones del fin de semana.
Todas las miradas, otra vez, estarán puestas en Lewis Hamilton. Tras igualar a Michael Schumacher en Nürburgring, el británico va a intentar superar el listón en un escalón más hasta lograr la 92ª victoria en la Fórmula 1. El techo lo irá subiendo él conforme avance su carrera deportiva, en una marca que le puede llevar a la posteridad. Aún no podrá ser campeón matemáticamente en esta carrera, pero puede dejarlo muy encarrilado. Cuenta con 69 puntos de ventaja sobre Valtteri Bottas, prácticamente tres carreras, a falta de seis carreras para el final. Muy mal se le tiene que dar a él y muy bien a su compañero para no levantar su séptimo trofeo de campeón del mundo a final de temporada.
Uno de los que llega con ganas de reivindicarse a este inédito Portimao es Carlos Sainz. Antes de subirse al McLaren MCL35, el madrileño admitía estar un poco decepcionado por cómo le está yendo su última temporada en el equipo de Woking. «Siento que estoy en mi cima, pero luego miras la clasificación y soy undécimo en el campeonato. Sé que este año hay muchas cosas que no dependen de mí, ha sido un año muy extraño para mí. Nunca he tenido la oportunidad de coger impulso y de conseguir resultados consecutivos en una temporada corta de 17 carreras. Todavía no ha terminado, quedan seis pruebas e intentaré terminar con buena nota», prometió el madrileño.
La Fórmula 1 aterriza en Portugal con una sensación un tanto extraña. El pasado lunes, Lance Stroll confirmó que, efectivamente como se sospechaba, en Alemania se contagió de coronavirus. Racing Point no informó adecuadamente de lo ocurrido, ya que no ha sido hasta diez días después cuando el canadiense ha contado que ha pasado la infección, pero desde la FIA temen que la burbuja en la que han sometido a su competición estalle. Tanto es así, que el equipo que próximamente mutará en Aston Martin será advertido por los comisarios y, probablemente, sancionado económicamente.
Nunca es tarde si la dicha es buena, que reza el tópico, por lo que la confirmación de que Romain Grosjean y Kevin Magnussen no seguirán en Haas la próxima temporada ha sido recibida como una noticia satisfactoria por la mayor parte de la afición. Ni uno ni otro habían estado a la altura de lo que se esperaba de ellos, y Haas se ha sumido en un pozo que da más para los capítulos más sórdidos de 'Drive To Survive', la serie de Netflix, que alegrías para sus aficionados. Sin sitio en ningún equipo (salvo sorpresa), el francés apunta a la Formula E (ya probó con Mahindra unos días atrás) o al Mundial de Resistencia (Peugeot vuelve con los nuevos hypercars) y el danés se echará en brazos de cualquier otra categoría, posiblemente los GT donde su padre, Jan Magnussen, es toda una institución.
Después de varias temporadas dejando noticias por sus salidas de pista, sus luchas internas y las dificultades que tenían sus rivales en pasarles, muchas veces al doblarles, Magnussen y Grosjean han propiciado que se queden vacíos dos jugosos asientos para la temporada 2021. Hay una gran cantidad de nombres encima de la mesa para sustituirles: desde el despedido Sergio Pérez, pasando por el suplente de lujo Nico Hülkenberg, sin dejar de lado a los jóvenes pujantes de la F2 como Mick Schumacher, Callum Illott o Robert Swartzmann, siempre que no acaben en el más apetitoso asiento de Alfa Romeo. A ellos se une otro apellido ilustre, el de un Pietro Fittipaldi que lleva ya unos años como probador del equipo estadounidense esperando a que le den su oportunidad.
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