Con mi tierra a todas partes
Llevar la localidad de origen, o en la que se vive, a cualquier parte, y no solo en el DNI, es un privilegio al que muchos de los habitantes de Arona, Tarragona y Ateca han decidido no renunciar.
Canarias7 / Las Palmas de Gran Canaria
Viernes, 31 de enero 2020, 12:36
Los tres SUV de SEAT ejercen de embajadores de los municipios que les dan nombre, ya que los dan a conocer alrededor del mundo, pero nada como jugar en casa. Es allí donde han tenido y siguen teniendo el mayor de los recibimientos, y eso se nota en las ventas.
La primera de los primeros
Iranzu Pradas fue la primera de todo Tenerife Sur en comprar un SEAT Arona. Vive a apenas 20 kilómetros de este municipio canario. “Fui a probarlo enseguida, me encantaba el coche y además me hacía mucha ilusión lucir el nombre de una ciudad canaria, donde tengo amigos y familia, así que me llevé el de muestra. No podía esperar”, explica esta tinerfeña.
Iranzu fue la primera de una larga lista. Lo sabe bien el gerente de los concesionarios Rahn Auto Universal, Luis Enrique Linares: “El 40% de los coches que vendemos en Tenerife son Arona. Cuando llegó fuimos todos los del concesionario a recibirlo para ver el acabado y con qué letras se escribía Arona. Todos nos sentimos muy identificados. Es un orgullo lucir allí donde vas el nombre de Arona y además el coche se adapta perfectamente a la isla, porque es urbano, perfecto también para ir a la playa o subir los 2.000 metros del Teide”.
El porqué de los nombres
El mítico SEAT 600 debe su nombre a una coincidencia de cifras. Su hermano mayor era el Fiat 600, la motorización del vehículo era de 600 centímetros cúbicos, y su peso era de 600 kilos.
SEAT ha pasado por varias fases a la hora de elegir el nombre de sus modelos. Los modelos 800 o el 1.500 deben su nombre a la cilindrada del motor. El 124 o el 127 al número de proyecto. Después se optó por nombres propios, como con el Ritmo o el Fura, aunque esta tendencia duró poco.
Desde el lanzamiento del SEAT Ronda, en 1982, es una tradición, con pocas excepciones, bautizar los modelos con nombres de ciudades o pueblos españoles. El SEAT Tarraco, el último, es el decimoquinto.
A la hora de encontrar el nombre de un coche se busca que refleje el ADN de la marca, que sea corto, sencillo de recordar y suene bien en todos los idiomas. Además en este caso, los nombres preseleccionados se sometieron a la opinión de grupos de personas de diferentes países, con el perfil de compradores. Después, la votación popular hizo el resto.