Tradición sagrada en el terrero: ¿por qué los hermanos no se enfrentan?
Lucha canaria ·
Anteponer el arraigo familiar a ganar un título, algo que ya ha sucedido y con amplio eco internacional, consagra al deporte vernáculoPedro Reyes
Las Palmas de Gran Canaria
Sábado, 9 de septiembre 2023, 17:49
Corría el mes de enero de 2018 y la lucha canaria fue noticia en los telediarios de medio mundo gracias a un episodio habitual en el vernáculo deporte, pero desconocido para el gran público. Final de la Liga de Gran Canaria, 11-11 en el marcador y dos hermanos frente a frente para decidir el campeón. Un terrero abarrotado y las cámaras de la RTVC como testigos también, que permitieron que esas imágenes dieran la vuelta al globo dando a conocer un valor tradicional, que se mantiene en la lucha canaria y donde antepone la tradición a ganar un título.
Es norma no escrita que los hermanos no se enfrentan en competición y que uno le levante la mano al otro. Lo habitual es el menor al mayor en señal de respeto, salvo pacto en contrario establecido por ellos mismos.
Que no iban a luchar el uno contra el otro ya lo sabían ambas directivas del Unión Gáldar y el Estrella antes de empezar el encuentro, y los mandadores hicieron todo lo posible para que no ocurriera, porque sabían lo que iba a pasar con Álvaro Déniz, el Pollo de Moya III, puntal A en el equipo del Estrella e Ismael Déniz, destacado A, en el del Unión Gáldar.
Lo que parecía inverosímil, se producía. 11-11 y los dos hermanos tuvieron que verse frente a frente. Se establece un diálogo entre ellos. El mayor le dice al pequeño que dudaba un poco porque tenía a mucha gente detrás, el club, los aficionados del Gáldar, como reconoció posteriormente. «Yo no voy a luchar contra ti», comentaba Álvaro. «O somos serios o somos serios», dice Ismael ya bastante derrumbado, pero su hermano insiste. «Si hace falta, te pago la ficha, pero no voy a luchar contra ti». Las pocas dudas que tuvo Ismael se difuminaron en segundos, se abrazó a su hermano y después le levantó la mano entre lágrimas, dando al Estrella como campeón. Se había impuesto la tradición a ganar un título, en un abarrotado terrero en pie y ovacionando a ambos luchadores.
Curiosamente, este mismo enfrentamiento se podía haber dado en una luchada un par de meses antes, en Sardina del Sur, pero Ismael tuvo la suerte de lesionarse con el luchador con el que había agarrado y vencido, antes, que vérselas con su hermano. No pudo luchar, levantándole la mano.
¿De dónde nace esta tradición? Los hermanos Déniz hicieron mediático ese instante por el impulso de las televisiones, perplejas de cómo se entregaba un título por una tradición, pero en los últimos años se han dado más casos y decidiendo campeonatos, aunque fuera individual, tanto en masculino como en femenino.
En el año 2017, en el Gran Canaria Arena se disputaba el título de puntales masculino y llegaban al choque decisivo los hermanos tinerfeños Marcos, y Eusebio Ledesma. Ambos lucharon la final, pero los buenos aficionados sabían perfectamente que no se estaban empleando a fondo, que aparentemente lo hacían. Como siempre que se decide luchar, lograron que fuera emocionante y el menor caía por la mínima, 3-2, en cinco agarradas. Más recientemente, en la final de puntales femenina disputada en Los Campitos, en Tenerife, hace un par de meses, ocurría exactamente lo mismo.
Las hermanas Ramírez, María y Olivia, llegaron a la final y se veían en poco tiempo en esa tesitura por segunda vez. En la final del campeonato por categorías de Gran Canaria, la más pequeña, Olivia le levantó la mano a la mayor, María. En esta nueva oportunidad, con mucha expectación y mucha gente mirando en una competición que era muy importante, por ser la primera vez que se disputaba y lo que significaba, decidieron luchar y hacer una exhibición por el bien del espectáculo. Ganaba 2-1 la mayor, María, algo que ya ellas sabían de antemano que iba a ocurrir. Terminaron con un puente que levantó a los espectadores de sus asientos. Después del bonito duelo ofrecido, comentaron:«Como la gente estaba muy entusiasmada y entregada, no queríamos que se quedaran con mal sabor de boca, por ello decidimos luchar y hacer una exhibición». Todos contentos, pero la tradición se cumplió.
Hay otros casos históricos en los que la lucha no se dio, y si se hacía, era pactada de antemano, como los hermanos Ledesma o las hermanas Ramírez ya que la tradición la llevan tatuada a fuego e impide que los hermanos luchen entre sí. Los hermanos Sosa, Ruano, Cano, Rodríguez del Toro, Mayor, o los Loreto, entre otros muchos ya lo han demostrado. Si, por las razones que fuera, van a bregar, pues ya conocemos cuál será el resultado final. Normalmente intentan estar todos en el mismo equipo para evitar esta circunstancia, e incluso se cambian de isla para que no coincidir.
Cultura aborigen
En primer lugar, hay que tener claro que la cultura de los aborígenes isleños se organizaban en unidades familiares, según el premio Canarias de Investigación, Antonio Tejera Gaspar. Esa unidad tenía mayor o menor extensión y por ahí puede estar una parte de la explicación.
Los indígenas de las islas luchaban por tres razones: para dilucidar un enfrentamiento o una disputa, ya sea por ganado, terrenos u otras cuestiones, y el ganador era el que tenía razón, pero después estaban obligados a enterrar esa enemistad. La segunda causa para luchar era para ganar prestigio en la sociedad en la que se desarrollaban, y la tercera, se luchaba por las fiestas. El carácter familiar hace impensable que dos hermanos, si tenían un problema, decidieran hacerlo público y luchar por una solución. Tampoco parece lógico que para lograr prestigio tuvieran que humillar tu hermano en un combate. La importancia del ámbito familiar les impedía esas acciones, aunque no se ha podido acreditar ni con documentos ni con palabras contadas por los supervivientes a escribanos, pero lo dicta el sentido común. Incluso ya no solo con los hermanos, sino que un luchador de una pila o zona geográfica, luchara contra su pila, se consideraba una traición.
Resistencia encomiable
Más claro se puede ver tras la conquista y la europeización de la lucha canaria. Los nobles y parte del clero no deseaban que se celebraran luchadas, ya que cuando se produce una dominación de un pueblo sobre, otro como fue la de las Islas Canarias en el siglo XV, los vencedores buscan que todo lo relacionado con lo aborigen desaparezca, e imponerle sus ideas. La lucha que practicaban era algo que no gustaba, a pesar que entre los conquistadores en las diferentes nacionalidades practicaban algunas similares.
Esto hizo que los canarios actuaran como sus antecesores, los bereberes o imaziguen, que guardan sus costumbres ancestrales en tres tribus de África y las mantienen a pesar de las prohibiciones y de ser un pueblo que ha sido varias veces conquistado.
Esa mentalidad hizo que la gente del campo la protegiera para que no desapareciera, como si fuera una tradición. Se luchaban por la fiesta en estos primeros siglos o por el honor, o por dinero en muchos casos, después de 1850.
Las luchadas eran, fundamentalmente, de una zona geografía contra otra, de un pueblo contra otro o una pila contra otra.
La lucha canaria no solo era practicada en las fiestas, sino también había enfrentamientos de familias contra familias, se retaban y estas luchadas solían ser casi a escondidas, sin público y se bregaba por el honor de cada una, por una afrenta o simplemente por un desafío. El arraigo familiar fue clave y decisivo.
Otro detalle a tener en cuenta es que, en cualquier luchada donde alguien caía, un familiar podía salir a vengar la afrenta del caído.
Esta unión familiar de varios siglos fue causa suficiente para que resultara insultante e imposible ver a dos de su componente enfrentarse uno contra el otro, especialmente los hermanos y eso ya quedó grabado para siempre como uno de los valores de la lucha canaria.
Con los años, la tradición se mantiene y aunque, algunos no lo quieran admitir porque eso de luchar una exhibición y saber el resultado de antemano se hace para que no acabe de manera agridulce, todos los hermanos y hermanas entrevistados tienen a fuego grabado que no se lucha entre ellos en competición. Pueden entrenar, darse talegazos, pero jamás choque donde se decida algo.
La tradición manda y se sigue manteniendo con el paso de los siglos, aunque hay detractores ya que es el único deporte donde se sigue viendo.
En el resto de actividades deportivas, fútbol, baloncesto u otras, no existe, pero la lucha es algo más que un deporte, es parte del acervo cultural canario, tiene unos valores ancestrales, como el honor, la nobleza, la solidaridad, el respeto o la amistad y, aunque no siempre sea así actualmente esa mentalidad de antaño se mantiene. Hay valores en la lucha que perdurarán para siempre y uno de ellos es que los hermanos jamás se enfrentan.