Tesoros escondidos y que tienen luz propia
Lucha Canaria ·
Una colección privada pone a la vista de todos documentos inéditos de los primeros tiempos de la lucha federada en la década de los cuarentaPedro Reyes
Las Palmas de Gran Canaria
Sábado, 29 de abril 2023, 18:54
Cuando la exposición 80 años de Lucha Canaria en Gran Canaria ya había cerrado lo que iba a presentar para su apertura el 2 de mayo en el CC Las Arenas, y hasta el 30 del mismo mes, la aportación de nuevos documentos históricos e inéditos por parte de Magué el de Guía, como así quiere que le llamen, que tenía guardados en su casa, ha sorprendido a los organizadores y no ha quedado más remedio, por su importancia histórica, que también engrosen este evento aunque no estuviera previsto.
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Dentro de esta carpeta se pudieron encontrar fichas de la Federación Canaria de luchas sin utilizar, ficha de la federación de luchas de Las Palmas de 1946, la primera temporada que hubo lucha canaria por equipos en la isla y en Canarias en general, del club Ajódar principalmente, los pases para poder acceder al recinto del Campo España, donde se celebraban las luchadas, un cartel de la época de la luchada por el subcampeonato de Canarias de 1946 y un acta de una luchada oficial del año 1947 y que el propio interesado ignoraba que la tenía. Otro de los tesoros encontrados en medio de todas las fichas del Ajódar de Guía fue la ficha del luchador, Manuel Marrero, Pollo de Buen Lugar, que el 30 de abril de 1946 se presentaba por el club Los Guanches de Arucas.
Había más documentos como facturas del agua que se gastaba y otras similares del primer año del club Ajódar, pero las primeras son las que se han analizado solamente, las que tienen que ver con el desarrollo del deporte vernáculo.
En junio de 1943 se creaba en Tenerife la primera Federación de Luchas Canarias, dependiente de la Federación Española de Luchas. Esta situación creó un problema grave a muchos luchadores que vivían de la lucha canaria, por lo que cobraban en las luchadas y desafíos, cosa que desde ese instante no podían realizar sin la autorización federativa, con amenazas de sanciones por la autoridad gubernativa de la época. Los cambios de normas y el intento de unificación de las mismas desde Tenerife, se vio desde Gran Canaria como una manipulación del deporte vernáculo y algunos ilustres al largo de los años las han calificado de la causa de la decadencia de la lucha.
Los equipos serían de doce luchadores; desaparecía el jurado por un árbitro; el sistema de agarre que se trataba de imponer, era el de mano abajo, cuando en Gran Canaria, en buena parte de la isla, era a mano arriba o metida, en el peor de los casos el agarre como quiera. La eliminación de la lucha corrida por la de tres, las dos mejores, fue otra de las costumbres en Gran Canaria que había que suprimir por el bien de la unificación.
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Todos estos problemas hicieron que la lucha no avanzara en la isla redonda principalmente y que la Federación de Luchas Canarias en Tenerife no podía solucionar.
Esta situación, y a pesar que algunos clubes se dieron de alta en la Federación, tenía retrasada la competición por equipos, que estaba paralizada.
Ni el nombramiento un año más tarde de un delegado de la federación en Las Palmas, Manuel Romero, puso paz. Por el contrario, la individual sí se celebró desde 1943, pero la lucha seguía atascada.
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Una parálisis que obligó a la Federación Española a nombrar un delegado especial, Juan Benítez de Lugo, el Marqués de la Florida, para intentar, a partir de 1945, que se llegara a un consenso en Canarias y que lograra poner de acuerdo a todas las partes para que se desarrollara el vernáculo deporte.
La diplomacia y la mano izquierda del Marqués de la Florida logró, en un primer lugar, que a pesar de haber una Federación Canaria, se crearan dos federaciones regionales plenamente independientes y de ahí nació, en 1946, la Federación de Las Palmas y la de Tenerife, aunque con rango provincial, con competencias en los torneos de cada isla de cada provincia, lo que permitió que desde Gran Canaria se cediera en otros temas, aunque hubo que llevar a votación popular la manera del agarre, en el Campo España tras uno de los desafíos de Pepe Araña con el Faro de Maspalomas y donde votaron alrededor de 1.800 personas.
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Así, el 30 de abril de 1946 se abre en Gran Canaria el periodo de fichas de luchadores para el primer campeonato por equipos y en la isla todavía se podían realizar luchadas con viejas normas, pero no para el campeonato regional.
Algunas de las fichas del Ajódar de Guía de 1946 aparecían en los documentos y con características curiosas. La primera, que a los luchadores los dividen en profesionales y amateurs. Para averiguar este detalle, que era bastante desconocido, se ha preguntado a expertos, profesores universitarios, y luchadores ya mayores, sobre el tema y todos tenían un denominador común: ignoraban que en la isla hubiera fichas de la primera época y se sorprendían por el apartado donde los luchadores eran clasificados por profesionales y amateur.
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División profesional/amateur
Realizada la pregunta a gente entendida de la lucha, nadie de las reputadas personas conocía, al menos en Gran Canaria, esa clasificación y tiene algunas posibles respuestas según la mayoría.
Los profesionales eran los que cobraban por estar en un equipo y los amateurs no tenían esa compensación económica. Hay otra teoría que dice que como antes los luchadores importantes cobraban por luchar, por hacer desafíos, que quizás esa era la manera de indicarlo una vez que la lucha se hizo oficial. Lo que está claro que, en mandado de la Federación Nacional en 1945 al Marqués de la Florida, en uno de los apartados ponía, según el periódico Falange de 5 de diciembre de 1945, que había que solucionar «el fichamiento de los luchadores en sentido profesional», con lo cual se aceptaba que había luchadores que vivían de la lucha y eso debía quedar reflejado. Otro dato que llamaba la atención era que el lugar donde vivían se mencionaba por el barrio de donde provenía el luchador y con lo cual era más fácil, si tenían que llamarlo Pollo de.
Se pueden leer barrios como Nido Cuervo o Barrial en Gáldar y Lomo Guillén, La Atalaya o el Barranco, en Guía. Como otra curiosidad, había una ficha de las enviadas por la Federación Canarias de Luchas a su delegación de 1944-45, que nunca se utilizó, solo las de Federación de Las Palmas.
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Lo primero que llama la atención es que las actas de 1946 están realizadas a máquina, con lo cual todos los datos se pueden leer perfectamente. No son como las actuales, que ponen el desarrollo de la luchada, sino la relación de luchadores de cada equipo, el resultado de la luchada, la fecha y lugar donde se desarrolló y el torneo. En la parte trasera firman los dos capitanes, el árbitro y el presidente del jurado que todavía existía en Gran Canaria. También tenían un apartado para las posibles incidencias y protestas.
Dado que todas las luchadas se realizaban en el Campo España, los luchadores, para poder entrar, tenían que tener un pase de favor, que era casi como una ficha expedida por la administración del propio Campo España, aunque con una particularidad ya que debían ir acompañados del «cupón del subsidio de usos y consumo». Cada año era de diferente color para evitar las falsificaciones.
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También se encontraba un cartel del año 1946 de la luchada celebrada por el Tinguaro y el Ajódar, subcampeones de cada federación provincial, y que luchaban por el subcampeonato de Canarias. Los campeones de cada provincia se enfrentaban por el título de Canarias- Los Guanches y Pérez Abreu- y los subcampeones por el segundo lugar. Un despiste que se corrigió la temporada siguiente.
Una de las joyas de la corona aparecida entre las fichas del Ajódar es la primera del Pollo de Buen Lugar, Manuel Marrero, del año 1946, cuando era luchador de Los Guanches de Arucas, aunque en 1947 sí firmaba por los de Guía. Curiosamente por error o porque así era en esa fecha, Buen Lugar, barrio de Firgas, lo ponen en el municipio de Moya.
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