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Luchada de comienzos del siglo XX, cuando Matías Jiménez ya había forjado su fama. C7
El Invencible Matías Jiménez

El Invencible Matías Jiménez

Lucha Canaria ·

Sobre el luchador teldense del siglo XIX se ha levantado una leyenda. No hay constancia documental de alguna derrota suya

Pedro Reyes

Las Palmas de Gran Canaria

Sábado, 20 de enero 2024, 12:57

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Matías Jiménez nacía el 2 de febrero de 1840 y falleció el 4 de marzo de 1916, cuatro años después de ser la portada de la revista Canarias Turística de 1912, dedicada a la lucha canaria. Según Borito, en su libro Historia y vidas de la lucha canaria, se podía leer sobre este gran luchador: «Para Rafael Ramírez Doreste, era Matías el dios de los atletas del sur. Sin tener un cuerpo hercúleo, su musculatura parecía de hierro y su flexibilidad podía competir con el acero más templado. Seguro cuando atacaba, listo como un relámpago para los desquites. Era leal luchando y jamás se vio vencido. Y luego lo leal que era luchando».

El periodista Antonio Ayala entrevistaba a José Bethencourt y exponía lo que comentaba de Matías Jiménez, en su libro La lucha canaria. «Era un luchador de Telde que agarraba a la clásica modalidad de mano metida, estilo peculiar de Gran Canaria, especialmente en el sur de la isla. Era un fornido, de anchas espaldas y miembros bien proporcionados. Lo conocí en el antiguo Circo Cuyás ya que acudía asiduamente a las luchadas en dicho lugar, que después se incendió a principio del siglo XX».

«Matías Jiménez -continuaba- fue el campeón de su tiempo, la segunda mitad del siglo XIX. Por Matías fueron derribados en noble lid, los luchadores de aquella época lejana. A viejos entusiastas de las cosas canarias oímos relatar la sensacional, casi diríamos histórica contienda librada entre el norte con Guía, Gáldar, Moya, Arucas y, que presentó, lo que hoy llamaríamos, un equipo de confianza y el sur, con Telde, Agüimes, Ingenio etc, que escogió a sus más famosos atletas, a la cabeza de los cuales estaba, por méritos indiscutibles, el famosísimo Matías Jiménez y el no menos, Salvador Núñez. El lugar era la Plaza de la Feria, en la capital, la catedral de la lucha canaria. Allí acudió media isla atraída por la importancia del encuentro y por la presencia en el terrero de Mariano Pino y Matías Jiménez, que se enfrentaban por primera vez y resultó luego ser la última también. Tanto Matías, en el sur, como Mariano, en el norte, eran considerados campeones indiscutibles. Mariano era un cacho hombre, casi un gigante de Guía, con más poder y resistencia a la fatiga que habilidad. Decía la gente que una bruja, en su pacto con el diablo, le había transferido el poder de la imbatibilidad. Era la leyenda que arropaba a Mariano Pino y lo que hizo que despertara tanta expectación ya que Mariano había sido triunfante en todos los terreros del norte».

«Matías Jiménez se hallaba en su mejor momento de su carrera, pleno de destreza y vigor, mostrándose invencible de verdad. Además, aventajaba a su adversario en habilidad para el ataque especialmente por sus airosas e irresistibles levantadas y fácilmente se deshizo de Mariano Pino, que rodó por el suelo vencido, ante la desilusión de sus partidarios. Aquel día Matías Jiménez quedó consagrado como campeón invicto de Gran Canaria», añadió.

Héroe de una hazaña

El País, un periódico que estaba en contra de la lucha canaria por considerarlo un juego inocente de los indígenas, pero que publicaba noticias de ella, por respeto a sus suscriptores aficionados, comentaba, en su edición del 15 de septiembre de 1968, sobre la gran luchada que «fue en honor de los generales, Serrano, Rodas y Dulce y donde Matías Jiménez fue el héroe interpretando una hazaña extraordinaria.

Para el duelo entre el capitán Mariano y Matías Jiménez habían acudido unas 8.000 personas y el que se atreva a desmentirlo que las cuente. La concurrencia era asombrosa y había gente de todos los pueblos de la isla, curiosos y luchadores a disfrutar del gran espectáculo, los valientes campeones del Norte, debían medir sus fuerzas con los no menos del Sur. El local estaba arreglado al efecto, con su gran circo, toldos, ventorrillos. Allí tendrían lugar esos juegos olímpicos canarios.

Me concretaré a dar el resultado, ya que sería cansar a mis lectores enumerar una por una las suertes distintas que ofreciera el espectáculo en las siete horas de duración.

La suerte fue propicia para los combatientes del Sur, que lograron derribar a 42 de los mejores y más afamados luchadores del Norte, entre ellos al célebre Mariano, conocido con el nombre del Capitán, que tan alto logro poner su nombre en la lucha de la villa de Guía, el 21 de junio último, en desafío de aquel pueblo en unión de los de Gáldar y Agaete, contra Arucas, Firgas Moya y costa de Larraga. El Capitán Mariano no encontró otro, un adversario invencible en Matías Jiménez de Telde, quienes, por convenio previo, agarraron tres veces, siendo en todas derribado Mariano, confianza de los del Norte y en cuyo adalid fundaban todas sus esperanzas, a pesar que antes el mismo Mariano había sido vencido por un joven de Telde de 22 años.

Sin embargo, Matías Jiménez, derribando tres veces a Mariano, conquistó el lauro de la victoria, logrando ser coronado héroe de aquellos valientes atletas y nadie le discutió esa gloria. De los del sur cayeron 12».

El periódico El Eco de Gran Canaria, en su edición del 16 de septiembre de 1868, también dio cuenta de esta luchada, corroborando los datos.

Ingenio le quita méritos

El Bombero, tras una luchada en 1869, Ingenio y Telde, donde fallaron los luchadores de Agüimes, en la carta al periódico, los luchadores de Ingenio en relación a Matías Jiménez dicen: «El Sr. Jiménez, que para nosotros pasa por uno de los mejores luchadores, no solo de Telde, sino de la isla entera y que aventaja a todos sus paisanos en su modo de agarrar, franco, leal y desinteresado, no nos causa pánico, porque, repetimos, no reconocemos todavía en él una de aquellas especialidades- se refiere a antiguos bregadores- y sí solo un buen luchador».

Los de Ingenio, con quien había una gran rivalidad, cuestionaban la calidad de Jiménez con la de luchadores de antaño como Ojeda y Betancor, de Telde; Suárez Caballero y Ovejero de Agüimes, además del de Ingenio Matías Dávila.

Salvador Sánchez, Borito, en Historias y vidas de la lucha canaria llega a decir sobre la imbatibilidad de Matías Jiménez: «Contaba 29 años de plena madurez y la prensa comentaba ¿Y Jiménez cuándo sale? ¿Cuándo se rehabilita del público? Cuatro luchadores de Los Llanos dicen que le han vencido».

¿Invicto o no?

Se ha establecido una polémica sobre si estuvo imbatido en toda su carrera. Sobre ello se ha escrito bastante. Comprobados todos los periódicos de la época en su etapa de luchador, como El Federal, El Comercio, El País, La Tribuna, El Eco de Gran Canaria, La Patria y La Correspondencia, además de los libros, en ninguno se ve reseña alguna de haber caído en luchada alguna. Incluso hay un reto de Matías Jiménez a Los Llanos, luchada que se aplazó en varias ocasiones y sin poderse saber si al final se disputó o no, ya que tampoco aparece resultado de la misma.

En El Federal del 23 de septiembre de 1869 se podía leer que Telde, con Matías Jiménez, retaba a los bregadores de Los Llanos a una luchada, que aceptaban. El encuentro se aplazó según el mismo medio, el 26 de septiembre, por la muerte del presbítero Agustín de la Nuez, tío de varios luchadores teldenses y no hay constancia que se haya celebrado posteriormente. Sobre lo mismo, en El Eco de Gran Canaria se podía leer sobre lo mismo, que Matías Jiménez retaba a Los Llanos, el 23 de septiembre de 1869, pero no aceptaron, quedando para otra ocasión, pero sin constancia de ella.

En relación con su gran rivalidad con Mariano Pino, el 13 de octubre de 1869, El Eco de Gran Canaria informaba de una luchada en el Puerto de la Luz, donde también estaba Mariano Pino. Ambos habían pactado un desafío a tres agarradas, pero, sin decir las causas, Mariano se fue de la misma sin haber luchado.

La última luchada conocida en los medios de comunicación, tuvo lugar en Agüimes el 8 de abril de 1878, cuando, tras luchar con Sebastián Viera, según el periódico La Correspondencia, el triunfo fue para Matías. Según diferentes aficionados lagarteros, en una carta al director, eso no era cierto ya que denunciaban que diferentes personas ayudaron a Matías a que no cayera y aun así tocó el suelo con la rodilla y caían ambos extasiados. «Aunque Viera quería seguir, Matías no» Según otras fuentes se lesionaba en la misma y ahí acabó su carrera como luchador.

Después de su retirada, Matías Jiménez se dedicó a ser jurado de las luchadas, pero en 1892 el periódico La Patria escribía que Matías Jiménez se había ofrecido, en caso de necesidad, a luchar, en un encuentro contra luchadores de Tenerife, Fuerteventura y El Hierro, algo que al final no ocurrió. «Si hay que luchar, se lucha», dijo el famoso bregador.

El 10 de julio de 1910, El Periódico de Canarias recordaba a Matías Jiménez. «Entre los luchadores hemos conocido famosos y de mucha popularidad, pero ninguno de ellos ha llegado a la altura de Matías Jiménez, de la pila de Telde. Ahora duerme sobre los laureles conquistados, obligado a ello por los años, pero hubo una época en que su nombre y sus hechos se habían extendido por la provincia y sobre ello se forjaban leyendas. Para los aficionados a la lucha, Matías Jiménez era un ídolo y a pesar del tiempo transcurrido, su recuerdo perdura. Su nombre sale a relucir siempre».

En 1984 se inauguraba un terrero para los niños en la Ciudad Deportiva de Gran Canaria con su nombre.

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