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Las cenizas de Marieke Vervoot tendrán su final en Los Hervideros

Las cenizas de Marieke Vervoot tendrán su final en Los Hervideros

La competidora belga, que pidió hace años que la dejaran morir, desde niña sufría una enfermedad degenerativa. Falleció el martes.

Jueves, 1 de enero 1970

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El guion marcado por Marieke Vervoot tendrán su remate definitivo en noviembre, una vez que varios familiares y amigos depositen sus cenizas en Los Hervideros. Será el colofón a una vida circunscrita al dolor y la enfermedad degenerativa, aspectos que marcaron a la atleta belga desde niña. El martes dejó el mundo de los vivos, al cumplirse su expreso deseo de que la dejaran morir, aprovechando para ello que la eutanasia tiene acomodo en la legislación belga.

El funeral se ha previsto para inicios de la semana próxima. Días después, ya entrados en noviembre, sus cenizas serán trasladadas a Lanzarote, isla de la que se reconocía enamorada. Gran parte de sus mejores días, siempre que el dolor no la lastraba, los disfrutó en suelo canario, según contaba Marieke siempre que podía en redes sociales. Como guaridas, los hoteles Nautilus y Sands Beach, sitos en Puerto del Carmen y en Costa Teguise. En ambos dejó huella.

En el caso del Sands Beach, donde se ha instalado un espacio de homenaje, con fotos y enseres, junto a un libro de condolencias, la atleta dejó una serie de cartas de despedida, para entregar a diferentes personas. La idea es que se junten buena parte de estos destinatarios, para protagonizar un brindis en memoria de la brava competidora. Y existe el propósito de que sea más pronto que tarde, en versión de Juan Carlos Albuixech, director del hotel.

Medallas olímpicas

A Marieke le diagnosticaron su enfermedad con 14 años. En el deporte halló una terapia para llevar el sufrimiento crónico. Y fruto de su entrega, tuvo ocasión de estar en los Juegos de Londres y Río, logrando cuatro medallas entre ambas citas, alguna de oro. Su gloria deportiva le brindó la opción de tener atención mediática, avivando el debate sobre la muerte asistida. Con 40 años puso punto y final. Antes, en junio y en marzo tuvo ocasión de despedirse en vida de Lanzarote

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